En la asignatura de Cambio Social I del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de
la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los
capítulos de la bibliografía obligatoria Sociología
del cambio social de Piotr Sztompka. Derechos reservados, sus autores.
Capítulo 1 Conceptos fundamentales en el estudio del cambio social. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 2 Vicisitudes de la idea de progreso. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 3 La dimensión temporal de la sociedad: El tiempo social. Víctor Riesgo //
Capítulo 4 Modalidades de
tradición histórica. Tomás Javier Prieto
González // Capítulo 5 La modernidad y más allá. Víctor Riesgo //
Capítulo 6 La globalización de la
sociedad humana. Tomás Javier Prieto
González // Capítulo 7 El evolucionismo clásico – Julia Ortega Trovar // Capítulo 8 El neoevolucionismo - Julia
Ortega Trovar // Capítulo 9 Teorías viejas y nuevas de la modernización – Andrea Fuente Fernández // Capítulo 10 Las teorías de los ciclos históricos – Blas García Ruiz //
Capítulo 11 El materialismo
histórico - Blas García Ruiz
//Capítulo 12 Contra el desarrollismo, la crítica moderna Julio Monteagudo Diz // Capítulo 13 La historia como producto humano – Galaaz Vaamonde
(9 octubre) // Capítulo 14 La
nueva Sociología histórica
- Galaaz Vaamonde // Capítulo 15 El devenir social – Jesús Sánchez Azañedo
// Capítulo 16 Las ideas como fuerzas
históricas - Carlos Catalán Serrano // Capítulo 17 El
surgimiento de lo normativo – María
Purificación Moreno Moreno //
Capítulo 18 Los grandes individuos
como agentes de cambio social - María
Purificación M. Moreno
Tradicionalismo y antitradicionalismo
Un
fenómeno tan corriente y tan importante como la tradición da lugar,
inevitablemente, a metaevaluaciones, a actitudes sociales generales hacia la
tradición como tal, que encuentran expresión en ideologías o doctrinas acerca
de la tradición y su papel en la sociedad. La ambivalencia intrínseca de la
tradición conduce necesariamente a juicios diversos.
Las
ideologías articuladas o los climas generales de opinión que favorecen la
tradición pueden denominarse “tradicionalismo”. Aquellos que rechazan la
tradición reciben el nombre de “antitradicionalismo”. Puede admitirse
hipotéticamente que los períodos de desarrollo dinámico, expansivo y coronado
por e éxito no favorecen la tradición. El cambio y no la continuidad es el tema
dominante. La gente se orienta en general hacia el futuro y no hacia el pasado.
Conciben la imagen del futuro como una contradicción del pasado. Creen que
construir el futuro requiere un rechazo activo y el alejamiento del pasado. Reina
el activismo el optimismo y el progresismo, la confianza en la ciencia y la
tecnología como instrumentos para a reconstrucción racional del mundo. En tal
atmósfera ideológica, el antitradicionalismo está listo para surgir, con una
“generación ahora” como su portador.
La
sociedad capitalista, industrial, urbana en su período clásico del SXIX, de
rápida expansión y crecimiento, era notablemente antitradicionalista. Mucho
después, en los años posteriores a la II GM, años de estabilidad y prosperidad,
podía observarse una tendencia parecida a rehuir las tradiciones y a celebrar
el presente y futuro.
El
antitradicionalismo adopta la modalidad de ignorar el pasado en lugar de
combatirlo. Se refiere a la tradición en cuanto tal, en lugar de una denominada
tradición sustantiva. Pero también puede adoptar la forma de una crítica más
activa dirigida contra tradiciones particulares. Esto acontece cuando sus
efectos disfuncionales se hacen especialmente notorios.
Los
periodos de estancamiento, de decadencia o de crisis, tanto económica, política
como cultural, despiertan de inmediato a las tradiciones. En tiempos difíciles,
la gente busca la ayuda de los antepasados, un escape de las preocupaciones
cotidianas, el consuelo de un pasado más brillante, y no lo encuentra en la
revitalización de las tradiciones, más o menos antiguas, no menos que en la
tradición de la “modernidad triunfante” del SXIX Éstos son los periodos de
tradicionalismo revivido.
La
postura ideológica más razonable hacia la tradición sea la “tradición del
tradicionalismo crítico”. Implica ésta una actitud analítica y escéptica,
tomando en cuenta tanto el contenido de la tradición como las circunstancias
históricas de su afirmación. Evita la falacia del ciego tradicionalismo. Pero
también evita la falacia opuesta del anti-tradicionalismo dogmático.
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