jueves, 25 de abril de 2013

Las consecuencias económicas del Excelgate



Artículo de José Ignacio Torreblanca publicado el 22 de abril de 2013

¿Pudo un error en una hoja de cálculo haber destruido casi por completo la economía de Occidente?, se pregunta Paul Krugman en su tribuna “La depresión de Excel”. “¿Cuántos puestos de trabajo se han perdido por culpa de Rogoff y Reinhart”? inquiere Dean Baker en The Guardian .
El escándalo en torno al fallido trabajo académico de Reinhart y Rogoff sobre la el crecimiento y el endeudamiento ha vuelto a poner encima de la mesa las delgadas líneas que en muchas ocasiones separan el análisis económico de la ideología política (el texto original de Herdnon, Ash y Pollin, está aquí:  Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff)
El caso, que bien podríamos denominar como el “Excelgate” ( Descargar HAP-RR-GITD-code) ha dejado por lo suelos la reputación de Reinhart y Rogoff, dos hasta la fecha respetadísimos académicos por, entre muchos trabajos considerados de primera fila, su imprescindible estudio “Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera” sobre crisis de deuda, burbujas financieras y bancarrotas a lo largo de la historia.
Lean la entrada de Luis Garicano “El error de Reinhart y Rogoff” en el blog Nada es Gratis y se quedaran  boquiabiertos: casos que faltan, errores de codificación y mediciones mal ponderadas. “¿Cómo es posible”, se pregunta  Garicano, “que dos economistas de tanto prestigio cometieran errores tan de principiante como excluir del análisis precisamente los datos que desmentían su análisis  sobre las consecuencias de un endeudamiento excesivo?”
Sin duda que, como académicos, Reinhart y Rogoff han fallado estrepitosamente (vean aquí su respuesta). Si la academia debe contribuir al debate público con datos contrastados y análisis informados, este desde luego no ha sido el caso. Al contrario, el trabajo de Reinhart y Rogoff, citado en repetidas ocasiones por el Ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble, para justificar las decisiones políticas de la eurozona, ha servido para reforzar los prejuicios en lugar de para desmonatarlos.
Por fortuna, tal y como está estructurado hoy el conocimiento, su error ha podido ser detectado por otros economistas y puesto al descubierto (para una versión resumida, véase Robert Pollin y Michael Ash “Why Reinhart and Rogoff are wrong about austerity”, Financial Times 18 abril 2013).
Sin embargo, detrás de todo ello queda una enorme preocupación: coincidiendo con la reunión de primavera del FMI, la impresión dominante entre los expertos es la de perplejidad. Pocos lo confiesan en público, pero la mayoría de los expertos no terminan de entender qué es lo que le está pasando a las economías avanzadas, que no despegan a pesar de tener tipo de interés sumamente bajos. “Los banqueros centrales vuelan a ciegas” concluía de forma alarmante Financial Times el pasado día 18.
No es la primera vez en la historia que la ceguera y necedad de unos políticos aferrados a modelos erróneos desencadena un conflicto. En su famoso estudio “Las consecuencias económicas de la paz”, Keynes avisó del suicidio que suponía hacer pagar reparaciones de guerra a Alemania, “Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará”.
No pretendo trazar una analogía bélica con el actual empobrecimiento del sur de Europa, sino simplemente mostrar mi preocupación porque la política de austeridad genere tal nivel de resentimiento que, sin llegar a la guerra, haga el proyecto europeo inviable.

Artículo de José Ignacio Torreblanca publicado el 22 de abril de 2013


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