lunes, 27 de enero de 2014

Resúmenes Sociología Política Parte 46

En la asignatura Sociología Política del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.


TEMA 1: Las múltiples relaciones entre sociedad y política. El campo de estudio de la sociología política. "Sociedad y política: una relación multidimensional" Autores: Maria Luz Morán y Jorge Benedicto. Capítulo 1 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 // TEMA 2: El proceso histórico de modernización. Estado y mercado, las dos instituciones claves “Modernización y cambio sociopolítico" - Autor: Enrique Gil Calvo. Capítulo 11 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009) // TEMA 3: El surgimiento y desarrollo de la democracia en la sociedad capitalista "Democracia y sociedad industrial" - Autor: Ludolfo Paramio. Capítulo 5 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 4: Las bases sociales de la política democrática "El concepto de cleavage en las ciencias sociales" Autora: Susana Aguilar. Capítulo 1 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007. "Elecciones para elegir" Autora: Elisa Chuliá. Capítulo 6 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007.// TEMA 5: La construcción de los universos políticos de los ciudadanos. Socialización y cultura política "La construcción de los universos políticos de los ciudadanos" Autor: Jorge Benedicto. Capítulo 8 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 6: Participación y acción colectiva "Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación" Auotres: Maria Jesus Funes y Jordi Monferrer. Capítulo 1 del libro de R. Adell y M.J.  Funes, Movimientos Sociales: Cambio social y participación. Madrid, UNED, 2003. "Participación política, grupos y movimientos". Autor: Gianfranco Pasquino. Capítulo 5 del libro de G. Pasquino y otros, Manual de Ciencia Política. Madrid, Alianza Editorial, 1991.

6.- La racionalidad de la participación política

Han puesto en cuestión la opción por participar que realizan numerosos individuos y su misma racionalidad. En el caso del comportamiento electoral, las posibilidades que cada elector individual tiene de influir sobre el resultado global son mínimas. Si el objetivo fuese de verdad el de dar un voto decisivo, entonces el comportamiento de los individuos parecería inexplicable. Resulta explicable, al menos en algunos contextos, por qué muchos ciudadanos, como en los EEUU renuncian a participar. El elemento llamado instrumental; de la persecución de un objetivo concreto, a veces está subordinado al elemento expresivo, la reafirmación de la propia pertenencia a una clase social, a un grupo étnico, a una comunidad cultural, a una asociación profesional. Sólo así resulta explicable por qué, en ausencia de perspectivas concretas de victoria o de posibilidades de evaluar la incidencia de sus propias opciones, considerables masas de ciudadanos dedican su tiempo, empeñan sus energías, gastan su propio dinero, sacrifican una parte de su vida privada para participar. Se participa no sólo con el fin de tomar parte, sino en algunos casos especialmente para sentirse parte.
Se diluye la objeción de que la participación es en realidad ilusoria. Como ni puede cambiar las cosas, refuerza el poder de los que ya lo tienen y además se presta a ser manipulado con demostración de un consenso. Insistir en cómo el que critica la racionalidad de la participación en términos puramente instrumentales se priva de la clave fundamental de lectura expresiva de la actividad de participación política y por tanto se impide una comprensión articulada de la vida política.

Una objeción más grave, de carácter instrumental, por quien ha contemplado esta actividad desde la perspectiva de los grupos y los bienes colectivos. El que participa se propone en todo caso influir sobre la distribución de los bienes colectivos de la manera más favorable para él mismo o para su grupo de referencia. Puede ser el bien colectivo que se persigue y se consigue sea de carácter indivisible.

Dos aspectos más, referidos tanto a los que participan como a los que no participan y los efectos de su participación. No se puede afirmar que aquellos que han participado, por las ventajas distribuidas colectivamente se encuentren en perores condiciones que los que disfrutan de esas ventajas sin haber participado. Pueden haberse crecido psicológicamente y pueden no quejarse para nada de los costos de la participación. Los no-participantes, los free-riders, pueden citarse de los resultados y valorar las ventajas del viaje gratis respecto a los costos en que hubieran debido incurrir. Y si los free-riders son conscientes, se darán también cuenta de que, cuando se trata del ascenso y la conquista de bienes indivisibles, su no participación puede hacer imposible la consecución del bien colectivo. Seguirá faltando en ellos, la motivación de fondo para la participación política. La conclusión de Olson: el individuo racional en el grupo numeroso en un contexto socio-político no estará dispuesto a realizar ningún sacrificio para conseguir los objetivos que comparte con otros. Sólo cuando los grupos son pequeños, o cuando sin tan afortunados que disponen de una fuente independiente de beneficios selectivos, se organizarán y actuarán para conseguir sus objetivos.

El análisis pionero de Olson toca tres aspectos fundamentales en la problemática de la participación política:

·      Las motivaciones de los individuos
·      La relación entre la acción individual y la acción de grupos
·      La naturaleza y la importancia de los beneficios y los incentivos, individuales o colectivos

La dirección de las motivaciones individuales la recoge Hirschman. El problema consiste en explicar los ciclos de implicación en la participación política; a fases de intensa actividad, siguen fases de retiro, de repliegue, de reflujo, a fases de compromiso en lo público y en la esfera pública siguen fases de retorno a lo privado. La clave de Hirschman la identifica en la búsqueda de la felicidad y en la consiguiente decepción, tanto si la felicidad se perseguía en la esfera de lo privado (el mercado) como en la esfera de lo público (del Estado o de la participación en sus asuntos). La decepción por no lograr en ningún caso de obtener la felicidad.
Hirschman pone en cuestión claramente la tesis de Olson: desde el momento en que el producto y el objetivo de la acción colectiva son de ordinario un bien público a disposición de todos el único modo en que un individuo puede elevar el beneficio que se deriva de la acción colectiva es aumentando su propia contribución, su esfuerzo a favor de la política pública que sostiene. Un individuo realmente inclinado a la maximización intentará ser un activista lo más comprometido posible, la esfera pública no sólo exigirá cada vez más energías, tiempo y recursos, sino que no garantizará la felicidad. Los que son capaces de participar activamente pueden experimentar los riesgos del exceso de compromiso, mientras los que no desean nada más pero tampoco nada menos, pueden sufrir por la implicación parcial, cuando se dan cuenta de que están reducidos esencialmente al voto. Es posible que la misma persona experimenta ambos fenómenos en distintas épocas de su vida.

Hirschman logra fundir de manera convincente las motivaciones individuales hacia la participación política con la dinámica colectiva de los ciclos de compromiso y repliegue. Si las organizaciones en cuestión son capaces de recurrir a incentivos selectivos, dirigidos a movilizar de manera diferenciada a sus también diferenciados afiliados. Clark y Wilson elaboraron una distinción tripartita entre incentivos materiales, de solidaridad y orientados al objetivo.

Los distintos incentivos serán utilizados por las distintas organizaciones de manera selectiva. Los incentivos materiales son recompensas tangibles. Los incentivos de solidaridad afectan al sentido de identidad entre los miembros de la organización, al prestigio. Los incentivos orientados al objetivo se refieren a elementos intangibles, a veces de carácter ideal o ideológico.

Los incentivos no sólo pueden cambiar las motivaciones de los individuos, sino que también las organizaciones pueden poner a disposición de sus miembros incentivos diferentes que reflejen las cambiantes circunstancias. Por ejemplo, en una amplia investigación realizada sobre el Partido comunista italiano, autores lograron establecer tres tipos de militantes:

1.    Una concepción fuerte y totalizante del partido, definida en base a rasgos generales pertenecientes a la tradición (partido-ideal)
2.    Una concepción fuerte definida por objetivos generales de transformación social (partido-proyecto)
3.    Una concepción débil y sectorial, definida por objetivos o rasgos particulares y/o contingentes (partido-instrumento)

Esta distinción tripartita muy discutida, puede relacionarse con facilidad con los tres tipos de incentivos señalados antes.

Resulta ahora también más claro por qué la opción de participar puede ser racional para muchos individuos, si la racionalidad del actuar no se avalúa simplemente en base a criterios de utilidad económica. Surge una visión más matizada y articulada del proceso psicólogico y social, que motiva a los individuos a participar y que construye, hace funcionar y transforma a las propias organizaciones en el transcurso del tiempo. Esta exposición se queda incompleta si no logra extenderse hasta las oportunidades de los individuos en las organizaciones.

Roberto Michels formula la “ley de hierro de la oligarquía”, aseguraba de una vez por todas la imposibilidad de la democracia en las organizaciones complejas, y más concretamente en los patricios políticos. La tesis ha sido reformulada por Juan Linz en torno a una gama de fenómenos que pueden aparecer en las organizaciones y dar cuerpo a las tendencias oligárquicas señaladas por Michels:

1.    La formación de un liderazgo
2.    La formación de un liderazgo profesional y su estabilización
3.    La formación de una burocracia, de un complejo de empleados con tareas concretas y pagados regularmente
4.    La centralización de la autoridad
5.    La sustitución de los fines y en especial el desplazamiento de los fines últimos a fines instrumentales
6.    La creciente rigidez ideológica
7.    La creciente diferencia entre los intereses y/o los puntos de vista de los líderes y los de los miembros y el predominio de los intereses de los líderes sobre los de los miembros
8.    La elección de nuevos líderes mediante cooptación por parte d elos líderes en activo
9.    La disminución de la posibilidad de que los miembros normales ejerzan una influencia sobre los procesos de decisión, aunque lo deseen
10. El desplazamiento, de una base electoral clasista a una base electoral más amplia

Sólo las características 7 y 8 son antidemocráticas y la 5 y 10 señalan el abandono de los fines revolucionarios. Michels subraya que existen procesos internos a las organizaciones políticas complejas que hacen desvanecerse la participación política y convierten a las organizaciones en presa fácil de las oligarquías.

Hirschman distingue tres modalidades a través de las cuales los inscritos en una organización de la propia organización: la protesta, la defección y la lealtad. Frente a opciones desagradables y comportamientos inaceptables, los afiliados pueden activar su protesta explícita a través de los canales existentes y tratar de cambiar las opciones y reformar los comportamientos. También pueden abandonar sin más la organización. La defección es costosa y se puede producir cuando la protesta fracasa y cuando tener una alternativa no sólo es posible, sino esencial. En la lealtad, es un comportamiento no previsto, no de simple y pasiva aceptación, sino de reafirmación del apoyo en momentos difíciles, de opciones controvertidas. Hirschman añade la lealtad, lejos de ser irracional, puede responder al objetivo socialmente útil de impedir que el deterioro sea acumulativo como en cambio suele ocurrir cuando la defección no conoce obstáculos.

El análisis de Hirschman tiene la doble virtud de dirigir la atención sobre las diferentes modalidades de la participación política y de sus expresiones y la estrecha relación existente entre naturaleza de las organizaciones y alternativas de participación. La política moderna está hecha de y por organizaciones. Y ningún análisis de la participación política puede prescindir de ellas. La política moderna es competición, encuentro-choque entre grupos de modo que resulta indispensable ahora desplazar la atención hacia aquellos fenómenos de agregación política, grupos de intereses y movimientos colectivos, que representan a la vez lugares e instrumentos de participación política.


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