En la asignatura Taller de investigación en Ciencias Sociales del primer
cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré el siguiente
resumen del primer capítulo del libro Trucos del oficio de investigador. Casos prácticos de investigación
social. Daniel Guinea-Martin (Coordinador). Barcelona. Gedisa, que forma parte de la bibliografía obligatoria
de la asignatura.
Capítulo 1: (D)escribir las prácticas o el secreto de
los toldos rojos de Bolonia
2. Granos en la lectura
Éstas
son algunas de esas creencias arraigadas y no dichas:
- Leer consiste en saber y entender qué dice un texto.
- En los textos literarios leer bien quiere decir recuperar lo que quiso decir el autor; en los científicos recabar la información que aportan.
- Hay lecturas productivas y otras por placer (obras de ficción y obras científicas)
- Las obras de ficción son mentiras, se inventan lo que dicen. Las obras científicas reproducen y analizan las cosas tal como son.
- Las ciencias sociales trabajan con problemas científicos derivados de la observación de la realidad.
- Esos problemas científicos de las CCSS exigen de un tipo de lectura que resuma la información que se tiene sobre el problema. Para leer bien hay que hacer resúmenes muy detallados sobre lo leído.
- Esos resúmenes ordenados y organizados permiten formular un problema de investigación y, a continuación con toda la información reunida y resumida, escribir un texto.
- Cuánto más resúmenes se tengan, productos de un buen número de lecturas, más posibilidades habrá de formular un problema de investigación.
- Para poder formular un buen problema de investigación hay que leer todo lo que se ha escrito sobre el tema.
- Un buen problema de investigación es omniabarcante, plantea la resolución de todas las cuestiones suscitadas con anterioridad.
- Un buen problema de investigación no puede ceñirse a una pregunta, tiene que contener varias (cuanta más mejor) aunque no estén relacionadas entre sí.
3. Acumulación y originalidad
Entre
el resumen y la opinión personal hay un enorme espacio de interacción al que se
podía acceder si uno leía con la pregunta guía en la cabeza. Porque cada uno
iba a interpretar la pregunta de forma diferente, tomando aquello que le
resultara más revelador dependiendo de cómo había descompuesto el problema.
Pero que no se trataba ni de resumir a los autores ni de decir lo que a uno le
viniera en gana. Porque los autores no habían escrito sus artículos pensando en
esa pregunta sino en otras pero que los estudiantes debían someter los textos a
una lectura, la suya amparada en la pregunta, que les fuera permitiendo
componer un texto propio y contestar a la pregunta guía.
Aún
habiéndoles dado la pregunta de investigación, los problemas persistían porque
la propia pregunta exigía de una interpretación que comprometía al
investigador. Una enorme resistencia a entender que las primeras lecturas nos
permiten componer un paisaje sobre el tema de investigación: qué se ha dicho,
quiénes lo han hecho, cuáles son los puntos del debate, pero que del panorama
genérico al problema de investigación, a la pregunta, hay necesariamente un
salto o un pasaje del que el investigador es responsable y sobre el que tiene
que dar cuenta. ¿Entre el resumen y la opinión personal existe un espacio de
asociación y diálogo con el texto y que un trabajo académico no puede ser una
simple yuxtaposición de fragmentos o resúmenes sino el desarrollo de una
pregunta justificada?
4. La lectura del cazador
Sobrevalorar
la información, que un trabajo de investigación es información ordenada
obtenida de múltiples lecturas. “La estrategia del cazador”, un tipo de lectura
en busca de una presa, sea ésta determinada información sobre una supuesta
realidad externa o contenidos inscritos en el texto que nos hablan de un estado
de cosas o situación. La lectura como instrumento de acceso a una información
que proporciona un saber. Barthes tipificó esta lectura como ese placer en el
que “el lector se siente como arrastrado hacia delante a lo largo del libro por
una fuerza, que pertenece al orden del suspenso: el libro se va anulando poco a
poco, y es en este desgaste impaciente y apresurado en donde reside el placer”.
“Al final del libro tendré las claves de mi investigación”. El problema es que
son muchos los libros y artículos que se deben leer y utilizar para poder
plantear un problema de investigación y para desarrollarlo y ahí aparece el
primer obstáculo.
El
lector es un agente pasivo que simplemente debe comprender lo que el texto
dice, debe hacer una “buena lectura” que coincide con recuperar los contenidos
que el autor intentó exponer, comunicar o transmitir. De Certeau: “el sentido
literal es el índice y el efecto de un poder social, de una élite que convierte
el texto en una arma cultural un coto de caza reservado que legitima la
interpretación de profesionales y de intelectuales socialmente autorizados”. Se
trata de la secularización de la lectura que ya no depende de los clérigos sino
de los maestros e intelectuales. El texto es un dispositivo de comunicación y
es lo que dice lo que importa y el resumen es el destino de la buena lectura.
El
del comentario de texto se emplea un tipo de lectura menos transparente y más
enjundiosa donde se tienen en cuenta los contenidos del texto, la forma de
enunciar o el contexto de la época. Hay un cierto desplazamiento de los
contenidos a la forma de contar pero tanto en este caso como en el del resumen
el objetivo de la lectura es la búsqueda de información concreta, sea ésta
sobre las características anatómicas de la holutaria, las causas y
consecuencias de la revolución industrial o acerca de las ideas más
significativas en el pensamiento del filósofo Vico. Para ello es necesario
someter los textos a otra economía, la que dicta la pregunta de investigación o
los intereses del investigador y ahí el riesgo personal, la voz propia, es
inevitable. Fomentando la presencia, el riesgo y la responsabilidad de los
investigadores a través de lecturas menos literales y sacralizadas y más
irreverentes.
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