Artículo de Carlos Fresneda publicado en El Mundo el 26/01/2014.
Podemos discutir la
metodología y la precisión de los datos. Podemos cuestionar que se compare
"stock" con "flow", patrimonio con ingresos. Podemos alegar
que la lucha contra la pobreza es una cosa y que la acumulación de riqueza es
otra, y que no podemos convertir la economía en un juego de "suma cero".
Pero el caso es que la
grieta entre ricos y pobres ha roto el hielo en Davos. Y que el informe de Intermón Oxfam no ha hecho más
que corroborar -"suma y sigue"- lo que los 700 expertos del Foro
Económico Mundial consideran ya como el mayor riesgo riesgo global de la
próxima década. O sea, la desigualdad económica.
Hasta el artífice de
Davos, Klaus Schwab, ha tenido que pedir a sus multimillonarios
huéspedes que hagan una parada y fonda, ahora que parece que se vislumbra la
luz al final del túnel. Schwab ha hecho también un guiño a los políticos y les
ha pedido que saquen las lecciones de la historia: el capitalismo tiene un
futuro muy negro si permitimos que los ingresos y la riqueza se sigan
concentrando en cada vez menos manos.
Perseguida por el revuelo
causado por el informe "Gobernar para las elites: secuestro democrático y
desigualdad económica", la directora ejecutiva de Oxfam
Internacional, Winnie Byanyima, ha hecho causa común en Davos con el
Premio Nobel de Economía Jospeh Stiglitz y ha trasmitido al hombre más
rico del mundo, Bill Gates, su inequívoco mensaje...
"La extrema
concentración de riqueza no es sólo cuestionable desde el punto de vista moral,
sino que compromete a largo plazo el crecimiento económico y hace que sea más
difícil reducir la pobreza. Lo que debemos admitir ahora es que la extrema
desigualdad es peligrosa porque puede socavar el gobierno democrático".
Con la experiencia
acumulada de 70 años de lucha contra la pobreza en más de 90 países, Oxfam pone
el dedo en la llaga y advierte: la masiva concentración de riqueza es una
amenaza tanto para el sistema político como para el económico. Winnie Byanyima
advierte que lo que está en juego no es sólo la salida de la recesión, sino
"la cascada de privilegios y desventajas que pueden continuar por
generaciones y convertir la igualdad de oportunidades en poco menos que un
sueño".
La directora ejecutiva de
Oxfam ha extendido un recetario contra la "desigualdad extrema": de
la trasparencia financiera a la lucha contra los paraísos fiscales, de la
tasación progresiva a las acciones para contener el poder de los
"lobbies", de la inversión pública y la protección social al objetivo
de crear más y mejores puestos de trabajo...
Desde Oxford, el
jefe de investigación de Oxfam Ricardo Fuentes insiste entre tanto en la
validez de las conclusiones del informe, cuya conclusión más controvertida
sigue siendo válida en su opinión: "Sólo 85 personas acumulan tanta
riqueza como la que posee la mitad más pobre de la población mundial".
"La situación no
tiene vuelta de hoja: esas 85 personas cabrían en un autobús de dos pisos o en
un yate", sostiene Fuentes, que llegó a esa conclusión cruzando los datos
del Informe de Riqueza Mundial de Credit Suisse y la lista Forbes de los más
ricos del mundo.
"Si existieran
indicadores más fiables los habríamos utilizado, pero simplemente no los hay",
asegura por su parte Teresa Cavero, investigadora de Oxfam Intermón, que
reconoce la confusión creada a la hora de comparar riqueza y rentas en el caso
de España. Los números, en cualquier caso, nos dan una idea muy aproximada: el
20% más rico de los españoles igualan los ingresos del 20% más pobre.
El informe de Intermón
revela en cualquier caso un "suma y sigue" que, según Teresa Cavero,
se remonta a la época de las vacas gorda y a pasados gobiernos que "no
quisieron abordar el problema de la pobreza estructural".
"Lo cierto es que
España avanza a grandes pasos hacia una sociedad dual", advierte la
investigadora. "La crisis y las políticas adoptadas desde entonces no han
hecho más que ahondar ese camino, parecido al que se vivió en América latina en
los años ochenta y noventa, con el resultado de graves tensiones y una sociedad
profundamente dividida por el desigual reparto de la riqueza".
Antes del informe de
Oxfam, supimos que el número de millonarios en España aumentó un 13% entre
mediados de 2012 y la primera mitad de 2013, hasta las 402.000 personas. En el
otro extremo, el número de personas bajo el umbral de la pobreza ha
aumentado en más de dos millones desde el arranque de la crisis y se sitúa
ya en 12,7 millones. Esta misma semana, la Unión Europea daba la voz de alerta
ante los índices de pobreza del 27% en la población infantil española (una de
cada cuatro niños).
Según datos de este mismo
periódico, las 200 mayores fortunas españolas han "engordado" un
16,9% el último año hasta llegar a los 170.500 millones de euros y acercarse a
los niveles previos a la crisis. Entre tanto, y según un reciente sondeo de
Sygma 2 para El Mundo, el 88% de los españoles no ha notado ningún síntoma
de mejora económica en sus bolsillos.
"Lo que vuelve a estar
en juego ahora es qué parte de población se va a beneficiar de la recuperación
económica", sostiene Teresa Cavero. "Si seguimos por el mismo camino,
sin una corrección de la políticas sociales y sin medidas para reducir la
desigualdad, los mayores beneficiados van a seguir siendo unos pocos. España
debería tal vez aprender las lecciones de América Latina y todo lo que se ha
hecho en los últimos diez años para que el crecimiento llegue a una mayor parte
de la población".
De momento, y según el coeficiente
Gini que mide la disparidad de la riqueza, España va precisamente en
camino inverso. En el 2011 éramos los cuartos de la Unión Europea, por
detrás de Letonia, Bulgaria y Portugal. Hoy por hoy, tan sólo Letonia supera a
España en el ranking de la desigualdad de la UE. ¿Campeones de Europa?
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