En la asignatura Taller de investigación en Ciencias Sociales del primer
cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré el siguiente
resumen del primer capítulo del libro Trucos del oficio de investigador. Casos prácticos de investigación
social. Daniel Guinea-Martin (Coordinador). Barcelona. Gedisa, que forma parte de la bibliografía obligatoria
de la asignatura.
Capítulo 1: (D)escribir las prácticas o el secreto de
los toldos rojos de Bolonia
8. Leer para escribir
Aún
sin saberlo ni quererlo, hace de la lectura otra forma de escritura. Al leer
selecciona, expurga, recorta, interpreta y reconstruye otro texto, diferente al
original. Lee para poder escribir. Es la suya una lectura llamada a la
escritura, convocada por la escritura. Para Paoletti la lectura y la escritura
son actividades articuladas y recursivas. No sólo están relacionadas sino que
se pasa de una a otra de manera recurrente. En el trabajo académico también la
lectura está soldada a la escritura, a varias formas de escritura: a la que
representa toda la lectura y a la escritura de monografías, trabajos de curso,
informes, ensayos, tesis o parciales. Y también en este nuestro mundo, la lectura
y la escritura se complementan y entretejen de muy diversas maneras.
En
la escritura, donde también habrá un producto (pero en proseo), se produce un
cuerpo a cuerpo entre el papel y el escritor, hay algo (más) físico en juego:
en la pluma que rasga el pergamino, en el pincel que acaricia el papel de
arroz, en el bolígrafo que araña la cuartilla, o, incluso en la tecla que marca
la pantalla porque “la relación con la escritura es la relación con el cuerpo”.
En la escritura hay una devolución menos púdica que en la lectura, al menos en
la lectura en voz baja, que es el tipo de lectura que practicamos hoy.
9. Ocho centésimas de segundo
“El
gesto más brece” no puede descender por debajo de las ocho centésimas de
segundo y que esa es la velocidad a la que ejecutamos los trazos elementales de
nuestra escritura. Sabemos que trazamos letras en sentido contrario a las
agujas del reloj; que somos más rápidos en hacer trazados largos que cortos,
por lo que tardamos lo mismo en escribir una a que una d; que escribimos los
palos superiores de las letras con más dificultad que los palos inferiores y
que necesitamos más tiempo para escribir un punto que una coma porque la dificultad
reside en levantar la pluma.
El
paso del papiro al pergamino condicionó las formas de lectura y escritura. Con
el rotulus (rollo de papiro) el
lector “no puede elegir su lectura sin partir del origen del rollo”, en cambio
con el codex (cuaderno o libro de
pergamino) “La mano elige la página, que se convierte en una unidad de
pensamiento”.
Podemos
reconocer dos marcas culturales distintas en la escritura de Occidente y
Oriente. Una escritura que in-scribe y otra que de-scribre, que raspa o traza y
otra que dibuja el significante. Escribimos casi siempre en negro o en azul y
dejamos el rojo para la corrección.
La
psicología cognitiva es una de la disciplinas, tal vez la que más, que ha
estudiado la escritura y la define como “un proceso de pensamiento orientado
hacia un fin, en el que se van dando distintos subprocesos mentales a través de
los cuales el escritor lleva a cabo diversas operaciones: recupera
conocimientos previos de su memoria, construye una idea de la tarea por
resolver y de su destinatario, planifica su escrito, escribe y corrige. Tres
ideas que desafían tres de los prejuicios más comunes entre los estudiantes:
1.
La escritura es
un proceso de pensamiento.
2.
La escritura
exige planificación por parte del escritor.
3.
La escritura
demanda corrección.
9. Una libreta como guía
Don
De Lillo señalaba que escribir es “una forma concentrada de pensar. A través
del lenguaje se puede llegar a ideas a las que de otra manera no hubiéramos
tenido acceso”. Beatriz Sarlo, afirma: “escribo porque quiero saber cómo es eso
que estoy pensando y que no lograré saber si no lo escribo. Se piensa porque se
escribe”. Irene Klein: “la escritura no como un medio para “expresar” lo que se
piensa sino como un proceso por el que se descubre y transforma el conocimiento”.
Escribir, narrar, relatar son formas de dar sentido y forma a la experiencia,
maneras de tramar eso que resulta confuso y caótico. Cómo uno no escribe sólo
para comunicar lo que se sabe o los resultados a los que ha llegado sino que
escribe para saber, para tramar, asociar y establecer conexiones entre
fenómenos hasta entonces inconexos y desorganizados. La escritura genera
conocimiento, un saber que no estaba antes de emprender la tarea.
La
escritura no puede ser la última fase de una investigación, como creen una
buena parte de los estudiantes. Hay una escritura final: “prosa de lector” y
una escritura que recorre, que debería recorrer toda la investigación desde las
primeras lecturas, y que llamaremos “prosa de autor”: ésta escritura que se
hace para uno mismo y que tiene una finalidad expresiva; la que se da a leer y
cuyo objetivo es la comunicación.
·
Prosa de lector
acompaña al proceso de descubrimiento del tema y gracias a ella el escritor
puede “darse el lujo de prescindir momentáneamente de limitaciones formales del
texto”
·
Prosa de autor
son las asociaciones, comentarios, ocurrencias, derivas, repeticiones que nos
asaltan durante todo el proceso de investigación.
Anotar
ideas, junto con la información que vamos recogiendo descongestionará nuestra
memoria que entonces estará abocada a tareas más creativas y servirá para
testar cuáles de esas ocurrencias son productivas y cuáles son solamente dead ends sin mayores consecuencias.
Registrar
los datos de los trabajos consultados; revelar en qué textos aparecen datos o
ideas sobre un tema que interesa desarrollar; transcribir literalmente
fragmentos de un texto importante para el problema a tratar; resumir y comentar
los contenidos y la argumentación de la bibliografía usada. Estos registros se
han volcado durante décadas en papel pero ahora hay dispositivos informáticos
que permiten incorporar esta información en una ficha en el ordenador. La
mayoría las utiliza de manera cotidiana durante la elaboración de su tesis
doctoral y crea sus propias estrategias para escribir prosa de autor de ahí en
más. Muchos investigadores sueñan con algún tipo de organización técnica que
haga más llevadera esta fase de la investigación. Se trata de buscar el mejor
procedimiento para cada trabajo y en cada momento, las prácticas que cada
análisis requiere y reclama tomando la reflexión sobre la prosa de autor como
parte del proceso de investigación.
Subrayar
los textos y hacer comentarios en los márgenes puede ser una manera eficaz de
capturar información y generar ideas. Si se tiene el problema bien definido y
se descompone en palabras clave, éstas pueden ayudar para definir un texto y
recomponer su argumento. Las palabras clave nos permiten condensar contenidos e
ideas y también volver a desplegarlos con un simple vistazo. Ejercitarse en la
prosa de autor, ejercitar la escritura para uno, la escritura expresiva que
busca un camino, podría ser un buen consejo para desterrar la idea de que la escritura
es lo último, esa aventura que debe emprender una vez que ya se todo lo que
quiero decir. Parece que la aventura comienza al asomarse a la primera lectura
y esa aventura puede ser más rica si consentimos llevar una libreta como guía.
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