En la asignatura de Sociología de la Diversidad del primer cuatrimestre del Grado en Sociología
de la UNED curso 2012/13, el compañero Víctor Riesgo Gómez y yo, realizamos los
resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria. Como libro de referencia: Sociodiversidad
y sexualidad (José Antonio Nieto Piñeroba) Derechos reservados, sus
autores.
Tomás Javier Prieto González:
Tema 1 Planteamiento de la sociología de
la diversidad // Tema 2 Acción desviada, conducta desviada y
alteridad // Tema 3 El finiquito de la desviación y de la
conducta desviada // Tema 4 De la desviación y de la diversidad // Tema 6 Sociología de la diversidad // Tema 7 Antropología de la sexualidad y
discursividad // Tema 8 Los guiones sociales. El individuo, el
cuerpo y el transgénero // Tema 9 Notas sueltas sobre sexualidad en la
disctadura, transición y democracia española // Tema 10 Despsiquiatrizar
el transgénero Tema11 El transgénero en las sociedades
polinesias
Víctor
Riesgo Gómez:
Tema 5 Razones que justifican la
diversidad en sociología
Sexualidad y viajes de Occidente a Polinesia
Para
los europeos, estas prácticas eran de contenido estricta y exclusivamente
sexual. Las islas Hawai fueron descubiertas por james Cook el 18 de enero de
1778. Se conoce que las mujeres hawaianas también se acercan en canoa al barco
de Cook, para saludar y dar la bienvenida a los expedicionarios. Muestran
igualmente su predisposición para satisfacer sexualmente a la tripulación. Los
antropólogos como Sahlins, se acercan a la polinesia con posterioridad a
navegantes, expedicionarios, misioneros, comerciantes y balleneros. Sus
interpretaciones de la cultura sexual polinesia, salvo excepciones, en Samoa,
por Margaret Mead en la década de los 20, no son, pues, de primera mano. Se
basan en los relatos de viajes, como pueden ser los señalados de Bougainville o
Cook.
En
las etnografías, la sexualidad polinesia, en la agenda de los antropólogos, no
es objeto de estudio. Se abstienen de analizar la sexualidad en sus
contribuciones antropológicas. Sobrepasada la primera mitad del SXX, debe
señalarse alguna excepción como la percepción antropológica de amor en los
atolones polinesios de Robert Suggs, la primera monografía antropológica
dedicada íntegramente a la sexualidad, se pública en 1966.
Mahu
Que
al mahu se le equipare con el sodomita es propio de lo que en el presente se
conoce como perspectiva esencialista de la sexualidad. No se contemplan
distintas formas culturales de expresión transgenérica y homosexual. No se
acepta su composición plural. Si en la época de las primeras expediciones
marítimas europeas al Pacífico, el homosexual de los países de Occidente era
reconocido como sodomita, el mahu polinesio también era sodomita.
Gunson llama a los misioneros mensajeros de la gracia (divina). William Ellis arriba en Polinesia en 1816, con
el fin de “convertir a los salvajes” y tilda las prácticas amatorias polinesias
de “viles y bestiales”. Orsmond dice de Tahití, que es “Sodoma de los Mares del
Sur”. Crook afirma que el rey Pomare II vivía en Matavai con un amante de
manera “horrenda”.
De
los distintos elementos que integran la personalidad y desde la primera
referencia europea que se conoce de las prácticas sexuales del mahu, la fellatio, se concede a la sexualidad de
este transgénero el rasgo diferenciador más importantes. La sexualidad se
convierte en el rasgo más significativo y relevante del conjunto de rasgos que
definen a la persona, que no deja de resultar paradójico y contradictorio. A
mirada misionera no busca significados en prácticas sexuales de otras culturas.
En las explicaciones de la sexualidad, transmite leyes universales de adoctrinamiento.
Si
a ese mostrarse transgenérico, hasta aquí, se ha optado por denominarle mahu,
aunque según su lugar de procedencia polinesia recibe distintas denominaciones,
es porque de todas las distintas acepciones, fa´afafine (Samoa), fakaleiti
(Tonga), fakafafine y pinapinaaine (Tuvalu), wakawawine (pukapuka), entiendo
que mahu es la de mayor alcance o, al menos, las más conocida entre nosotros.
En las islas Marquesas, a este tipo de varones que “ocultan” su sexo biológico,
para mostrar sus conductas de género femenino, de mujer, se les llama mahu´o
hiva. En Hawaii según Gregersen las prácticas de homosexualidad eran comunes
entre los “aristócratas”, también se les llama mahu.
De
los distintos tipos de mahu polinesios, el mahu tahitiano es del primero que
tenemos modernas y completas referencias etnográficas. Por medio de los
trabajos de Robert I. Levy, el mahu de Tahito ya había sido objeto de estudio,
aunque de forma muy superficial, por otros autores que publicaban en revistas
especializadas pero, como hoy se diría, con poco índice de impacto. Nordmann,
en 1944, y Bouge, en 1955; para Nordmann, los mahu son una secta de
homosexuales que “viven absolutamente como las mujeres”. Bouge afirma del mahu
que es un especialista de la felación. Práctica a la que asocia con el
canibalismo de algunas sociedades, en alusión al vencedor que ingiere semen del
vencido, después de haber guerreado contra él, con el fin de adquirir su
fortaleza.
El
mahu no se relaciona sexualmente con mujeres, según Levy; que los mahu
mantienen relaciones sexuales con hombres no mahu. Los varones no mahu tienden
a presentar estas relaciones como una forma sustitutoria de las relaciones
heterosexuales. A veces justificada por la carencia de mujeres. Los jóvenes no
mahu no se definen, no son definidos por la comunidad, de forma sustantiva como
homosexuales. Se considera que forma parte de un periodo transitorio del
individuo. Cuando los varones no mahu formalicen sus matrimonios, cesarán sus
contactos homosexuales con los mahu.
Levy
en su estudio, cuando se refiere a mahu, también usa el término sodomita. Se
refería a todo tipo de actividad sexual que, dadas sus características, no
condujera a la reproducción; que, en estricta lógica, remite a la masturbación,
la fellatio y el cunnilingus; el coito anal heterosexual y homosexual y el
bestialismo. La presencia de la “sodomía homosexual” es contradictoria. Es
negada, según alguno de sus informantes, que exista en Tahití. Levy añade en su
escrito que es mucho menos frecuente que la felación. La práctica habitual del
mahu es introducir en su boca el pene del varón no mahu: la fellatio.
Que
la figura del mahu tahitiano haya sufrido cambios y sincretismos como
consecuencia del contacto con la cultura francesa no resulta extraño. Esos
cambios que conllevan aculturación no parecen manifestarse de forma extrema,
como sucede en otras islas polinesias, principalmente Hawai. El mahu se viste
con ropas femeninas y lleva a cabo trabajos que nunca harían los varones,
realizando solo los que efectúan las mujeres. El “hacer trabajos propios de
mujeres” es muy significativo. El atuendo exhibido en el vestir y las labores
de mujer se realizan con la intención de mostrar públicamente a la comunidad que
los atributos que definen al mahu recaen, en exclusividad, en la persona que
los exhibe. Solo debe haber un mahu por comunidad. Se da el caso de que no haya
ninguno o de que haya habido dos. Levy efectuó su investigación e Huahine,
todos los pueblos de la isla, excepto uno, tenían un solo mahu. La
“exhibición”, la visibilidad del mahu, paralelamente, conlleva su aceptación.
La aceptación del rol femenino por el mahu tiene sus límites. Los varones
excesivamente afeminados, con tendencia a feminizar su entorno, en especial el
hogar donde residen, no son considerados como mahu. A este tipo de
sobreactuación se denomina huru mahu o
mahuish.
Elliston
señala que también hay mujeres mahu y añade que, en su experiencia de campo,
conoció a una mujer que afirmaba que mahu “puede ser tanto el hombre como la
mujer porque eso es lo que significa”, alguien que reúne ambas condiciones. La
persona mahu es mitad hombre, mitad mujer.
Una
faceta que distingue la práctica homosexual del mahu, de las relaciones
homosexuales entre varones no son considerados mahu, es la permanencia. La
homosexualidad no mahu no es frecuente. Todo lo contrario: esporádica. Su
práctica se debe a condiciones de prolongada abstinencia heterosexual. La
práctica permanente de relaciones homosexuales es propia del mahu, que, por lo
demás, se considera como conducta “desviada”.
El
autor nos dice que hay pocos mahu en las islas. Kirkpatrick para quien el
estatus de mahu en las islas Marquesas es de rango inferior al del mahu
tahitiano. Está devaluado por el hecho de que no son vistos por la población
local como mujeres; son hombres que se hacen pasar por mujeres, para lo cual se
comportan como ellas. Kirkpatrick expone como contraste los caos de las vehine mako o “mujeres tiburón”. Mujeres
que, con gran vigor, se comportan, en sus relaciones heterosexuales, como
hombres: llevando la iniciativa.
En
el caso de Mangaia, una isla de las Cook, Donald S. Marshall también indica la
presencia de travestismo. A estos muchachos y hombres, que les gusta la cocina
y, además, sobresalen en ella, que prefieren la compañía de las mujeres a la de
los hombres, que tiene maneras delicadas y andan femeninamente, en suma, que
reúnen características que concuerdan con las ya mencionadas, no se les conoce
práctica homosexual alguna. Su “travestismo” y su “pasar como mujeres” no
tienen desaprobación social. En la descripción que hace Marshall aparece, a
manera de sustitución, el término “berdache”, es el apelativo que se utiliza
para referirse a actitudes y conductas similares de los indios de América del
Norte. Para Bolin, que establece un modelo de variancia de género con cinco
forma o posibilidades, las personas mahu, aunque presentadas literalmente con
esa denominación, quedan incorporadas en la segunda de las formas posibles: las
tradiciones dos-espíritus.
El
hawaiano David Malo, nos proporciona la clave de lo que posiblemente sea el
origen del mahu. La mujer de un jefe hawaiano dio nacimiento a un ser,
genitalmente indeterminado, que en parte era varón y en parte hembra. Le puso
el nombre de ka-uhola-nui- mahu ( la
gran revelación del mahu). Los antiguos hawaianos no cuestionaban no el sexo
oral ni las prácticas homosexuales y , sobre todo, entre la realeza eran
aceptadas; para añadir, influido por los misioneros, que la sodomía era una
conducta sexual no natural un vicio.
Handy
y Pukui indican la costumbre familiar de soplar el pene del bebé, con el fin de
preparar al varón para su subincisión de adolescente. Los hawaianos asignaban a
los genitales a fuerza de lo sagrado y las mujeres, activas sexualmente y muy
dadas a la composición de canciones eróticas, alababan la genitalidad mediante
cantos llamados mele ma´i.
Genitalidad sagrada, iniciativa de las mujeres para la seducción, sexo oral y
sexo anal son componentes sociosexuales que no hay que perder de vista para
comprender el perfil del mahu hawaiano.
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