domingo, 3 de febrero de 2013

Sociología de la Diversidad – Resúmenes Parte 45


En la asignatura de Sociología de la Diversidad del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, el compañero Víctor Riesgo Gómez y yo, realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria. Como libro de referencia: Sociodiversidad y sexualidad (José Antonio Nieto Piñeroba) Derechos reservados, sus autores.

Tomás Javier Prieto González:
Tema 1 Planteamiento de la sociología de la diversidad // Tema 2 Acción desviada, conducta desviada y alteridad // Tema 3 El finiquito de la desviación y de la conducta desviada // Tema 4 De la desviación y de la diversidad // Tema 6 Sociología de la diversidad //  Tema 7 Antropología de la sexualidad y discursividad // Tema 8 Los guiones sociales. El individuo, el cuerpo y el transgénero // Tema 9 Notas sueltas sobre sexualidad en la disctadura, transición y democracia española // Tema 10 Despsiquiatrizar el transgénero Tema11 El transgénero en las sociedades polinesias

Víctor Riesgo Gómez:
Tema 5 Razones que justifican la diversidad en sociología


DESPSIQUIATRIZAR EL TRANSGÉNERO

Despsiquiatrizar la transexualidad es un objetivo a conseguir que reivindican, desde hace años, los colectivos trans y las personas transgénero. DSM (Manuales de diagnóstico y estadísticos de los trastornos mentales); CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades). Puede afirmarse que la psiquiatría es reflejo desprendido de la división social, integrada en un conjunto heterogéneo y plural que designamos con el término sociedad.

Dese el poder siempre se ha recurrido a ejercitar el control social como instrumento disciplinante de todo tipo de disidencias y diferencias. Las conductas que desde instancias médicos-legales se estipulaban como perversiones y desviaciones y se las atribuía indistintamente su carácter anormal, anómico o anómalo, por un lado, y por otro, de riesgo o peligrosidad social, eran en consecuencia normativamente disciplinadas. Según Summer la multiplicidad moral es más evidente que la unidad espiritual. Permite desvelar que la multiplicidad social se impone a la unidad social. No impide que el “régimen de verdad” del poder, en un acto decisorio de apropiación simplificadora, se apodere de la multiplicidad identitaria para controlarla socialmente. Mediante el acto de apoderamiento se anula la evidencia de lo múltiple y se dogmatiza con el imprimatur. DSM y CIE-10 la psiquiatrización del transgénero y la dualidad de género.

El control social psiquiatrizador de la transexualidad sigue estando vigente. Sin evidencias psiquiátricas sólidas que justifiquen que el transgénero en sí mismo es una enfermedad mental y su instrumentalización psiquiátrica debe interpretarse como una forma de control social, sin aval fundamentado que lo justifique. Se trasluce un claro discenso interpretativo en relación a las manifestaciones de colectivos y personas transgenéricas en lo que respecta al hecho de ser tratados como grupos y sujetos psiquiatrizables.

En el DSM-III de 1980, cuando se introdujo el término “transexualismo”, las variantes de la diversidad de género se ignoran y de ellas se hace una unidad ideal y excluyente: la “unidad transexual”. Se construye la figura del “verdadero” transexual, al que se idealiza y conduce, por medio de protocolos de atención médico-psiquiátrica con un itinerario  preestablecido, a la consecución de la meta a alcanzar: la cirugía genital reasignativa. Del itinerario se iban descolgando los candidatos que no se ceñían al ideal médico-psiquiátrico. Cuando se decide incluir, en 2000, el trastorno de identidad de género, las variantes subjetivas de la identidad de género continúan ignorándose. En su lugar, la pluralidad se reduce para quedar reflejada en dos criterios, cuyas características diagnósticas son:

·      “Haber pruebas de que el individuo se identifica, de un modo intenso y persistente, con el otro sexo, (Criterio A)”
·      “Deben existir también pruebas de malestar persistente por el sexo asignado o un sentido de inadecuación en el papel de su sexo (Criterio B)”

Las variantes de la pluralidad de las diferentes subjetividades trans, en simplificación reductora, se objetivan como trastornos, enmarcados en la transexualidad y la disforia de género.

En lo que concierne a la objetividad subjetivada; primero, incorporar selectivamente en los DSM, como criterios decisivos, las voces de los profesionales que consensúan por mayoría el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento del transgénero y, segundo, omitir las voces discrepantes con los métodos de procedimiento y protocolo, tampoco se cumplen criterios con rigor científico. El disenso entre profesionales de la salud que tratan el transgénero no permite aplicar en sentido estricto “Objetividad”. La democracia interna queda devaluada al silenciar las voces discrepantes minoritarias. Porque las cuestiones que se pueden formular acerca de los factores extracientíficos que influyen en los resultados, como afirma Gagnon.

Todo ello constituye un terreno propicio para que la evaluación psiquiátrica del transgénero, como saber/poder ejerciente, se enfrente a la demanda inquebrantable de la consecución de derechos subjetivos trangenéricos: la despsiquiatrización del transgénero. Constituye un terreno minado para el establecimiento de los que Vázquez llama un “constructivismo bien temperado”.


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