En la asignatura de Sociología de la Diversidad del primer cuatrimestre del Grado en Sociología
de la UNED curso 2012/13, el compañero Víctor Riesgo Gómez y yo, realizamos los
resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria. Como libro de referencia: Sociodiversidad
y sexualidad (José Antonio Nieto Piñeroba) Derechos reservados, sus
autores.
Tomás Javier Prieto González:
Tema 1 Planteamiento de la sociología de
la diversidad // Tema 2 Acción desviada, conducta desviada y
alteridad // Tema 3 El finiquito de la desviación y de la
conducta desviada // Tema 4 De la desviación y de la diversidad // Tema 6 Sociología de la diversidad // Tema 7 Antropología de la sexualidad y
discursividad // Tema 8 Los guiones sociales. El individuo, el
cuerpo y el transgénero // Tema 9 Notas sueltas sobre sexualidad en la disctadura,
transición y democracia española // Tema
10 Despsiquiatrizar el
transgénero Tema11 El transgénero en las sociedades
polinesias
Víctor
Riesgo Gómez:
Tema 5 Razones que justifican la
diversidad en sociología
Dictadura
El régimen dictatorial
es más fuerte en la década de los cuarenta que en los 70 y, consecuentemente,
la represión de la sexualidad más intensa al inicio del franquismo. Puede
afirmarse que la disposición e implementación de reglas y normativas
administrativas y legislativas se caracterizan por se más o menos intensas,
pero siempre represivas.
Hasta cierto punto
existía un solapamiento entre ideología política del franquismo y la ideología
religiosa de la Iglesia católica. La historia de la República española que
precede ala instauración de la dictadura ofrece muchos ejemplos en que se puede
observar cómo la influencia de sacerdotes y clero, en general, tiene su
contrainfluencia en proclamas de los partidos políticos no clericales,
manifestaciones políticas ciudadanas y en el crepitar del fuego de las
iglesias, al ser pasto de las llamas, por parte de los más exaltados. Una vez
acaparado el poder político por el franquismo, como es bien sabido, se anula el
derecho y la libertad de expresión, incluidos los derechos y la libertad de
expresión sexuales.
El radicalismo religioso
se materializa con consecuencias políticas claras. Estamos ante un Estado
confesional cuyos fundamentos son los del “nacionalcatolocismo”. Una forma
secular de catolicismo, invirtiendo la formulación, presenciamos la
institucionalización de una religión cuya doctrina en su aplicación práctica
puede ser concebida, a su vez, como una forma de dictadura.
El control político
social de la sexualidad por medio de la religión fue básicamente dirigido a la
procreación. El régimen estableció premios de natalidad y para las familias
españolas fue relativamente frecuente tener más de 10 hijos. Las familias
aceptaban a sus hijos “por designio de Dios”, como “un regalo del Cielo”.
Obispos, gobernadores civiles y alcaldes adoctrinaban con el fin de moralizar
maneras, modos, formas, usos, normas, costumbres, observancias, prácticas y, en
general, reglas morales de buena conducta de todos y cada uno de los distintos
aspectos de la vida. Una construcción pormenorizada y instrumentada
políticamente y articulada con normativas y disposiciones administrativas y
religiosas.
La amalgama de factores
políticos y religiosos, sintetizados bajo la etiqueta de la moralidad, se
constituye en una retórica oficial para condenar cualquier indicio de
connotación sexual. La proclamada indecencia, inmoralidad e inmodestia se
censuraba mucho más severamente en las mujeres que en los hombres. Se
consideraba singularmente indecente la forma de vestir de la mujer. En el
convencimiento incuestionable de que como la mujer nunca podría equipararse al
hombre debería ser su verdadero complemento.
A manera de una breve
síntesis, la sexualidad de la sociedad española durante la dictadura franquista
puede ser contemplada como:
1.
Una forma inductora de la
procreación. La reproducción sexual debía ser canalizada exclusivamente por
medio del matrimonio canónico. La política oficial del régimen tenía una
manifiesta inclinación por la concepción de un número elevado de hijos en el
matrimonio. La pronatalidad era su divisa. Cualquier tipo de medidas de control
de nacimientos eran ilegales, estaban absolutamente prohibida.
2.
Una sexualidad íntimamente
relacionada con los principios morales religiosos del régimen. Un buen
ciudadano sexual tenía que ser católico y respetar las homilías y sermones de
las autoridades eclesiales. La conducta sexual debía ser también respetuosa con
las alocuciones y directrices de los supervisores y las autoridades civiles.
Una sexualidad nacionalcatólica.
3.
Una prohibición de la píldora
anticonceptiva y por añadidura de cualquier otro método de anticoncepción.
4.
Una expresión represiva de todo
tipo de educación sexual. Chicos y chicas recibían si educación en escuelas o
aulas diferentes, salvos casos excepcionales.
5.
Un modo de imposición de
criterios culturales que abortaran de raíz manifestaciones públicas de
conductas sexuales.
6.
Una imposición de criterios
culturales mojigatos que no aludía solo a las personas, también incluía los
objetos.
7.
Una manifiesta forma de censura
sexual para libros, periódicos, canciones, películas, obras de teatro, etc.
8.
Una transparente expresión de
heterosexismo que favoreció la expresión sexual de hombres en detrimento de la
expresión sexual de las mujeres. Las directrices heteronormativas fueron
concebidas bajo el prisma del falocentrismo y del coitocentrismo. Las
relaciones sexuales prematrimoniales no eran aconsejables pero mientras la
experiencia sexual de los hombres, previas al matrimonio, eran “comprendidas”,
la virginidad de la mujer en el momento de contraer matrimonio era un deber
inexcusable. Mostraba a las mujeres como personas sin necesidades sexuales,
como seres humanos pasivos y desexualizados.
9.
Una pertinaz persecución de la
homosexualidad que unas veces, desde un punto vista religioso, era consideraba
un pecado y otras, desde la perspectiva política, un delito. Fue perseguida
legalmente, por el Código de Justicia Militar; Ley de Vagos y Maleantes. La
homosexualidad siguiendo criterios de reeducación terapéutica inspirados en
principios de una psiquiatría adicta al régimen franquista, podía ser corregida
por medio de prácticas rehabilitadoras. Los homosexuales fueron estigmatizados
legal, política y religiosamente. Ser homosexual era equivalente a ser un “gran
pecador”.
10. Una
postura contradictoria contra la prostitución, que fue abolida en 1956. De 1939
a 1956, a prostitución fue legal.
11. Una
generalización de la persecución de cualquier clase de conductas sexual
supuestamente heterodoxa. Cualquier conducta “inmoral” y desviada de la
ortodoxia del régimen que fuera explicitada más allá de los confines del
matrimonio heterosexual con fines procreativos era considerada tabú. A
dictadura contaba con el respaldo de los jerarcas eclesiásticos, pero también
con el apoyo de autoridades médicas. La persecución, censura y penalización de
toda sexualidad no ortodoxa, alejada el “franquismo sexual” y por tanto
estigmatizada, responde a pautas sociales de los que convencionalmente se ha
etiquetado como “doble moral puritana”. Había distintas reglas para los sujetos
practicantes; la conducta sexual se valoraba de distinta forma en función de
que su protagonista fuera hombre o mujer.
Las relaciones sexuales
prematrimoniales eran, más permisivas para los hombres que para las mujeres.
Ideales y estereotipos también se transgredían.
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