lunes, 16 de diciembre de 2013

Resúmenes Sociología Política Parte 12

En la asignatura Sociología Política del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.


TEMA 1: Las múltiples relaciones entre sociedad y política. El campo de estudio de la sociología política. "Sociedad y política: una relación multidimensional" Autores: Maria Luz Morán y Jorge Benedicto. Capítulo 1 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 // TEMA 2: El proceso histórico de modernización. Estado y mercado, las dos instituciones claves “Modernización y cambio sociopolítico" - Autor: Enrique Gil Calvo. Capítulo 11 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009) // TEMA 3: El surgimiento y desarrollo de la democracia en la sociedad capitalista "Democracia y sociedad industrial" - Autor: Ludolfo Paramio. Capítulo 5 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 4: Las bases sociales de la política democrática "El concepto de cleavage en las ciencias sociales" Autora: Susana Aguilar. Capítulo 1 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007. "Elecciones para elegir" Autora: Elisa Chuliá. Capítulo 6 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007.// TEMA 5: La construcción de los universos políticos de los ciudadanos. Socialización y cultura política "La construcción de los universos políticos de los ciudadanos" Autor: Jorge Benedicto. Capítulo 8 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 6: Participación y acción colectiva "Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación" Auotres: Maria Jesus Funes y Jordi Monferrer. Capítulo 1 del libro de R. Adell y M.J.  Funes, Movimientos Sociales: Cambio social y participación. Madrid, UNED, 2003. "Participación política, grupos y movimientos". Autor: Gianfranco Pasquino. Capítulo 5 del libro de G. Pasquino y otros, Manual de Ciencia Política. Madrid, Alianza Editorial, 1991.

DEMOCRACIA Y SOCIEDAD INDUSTRIAL

Democracia y mercado: un paralelismo histórico

La democracia actual es una forma de gobierno muy nueva: se comienza a extender en el siglo pasado, y algunos de sus rasgos (el sufragio universal y los derechos sociales de ciudadanía) sólo se asientan tras la IIGM. La experiencia actual de la democracia sólo tiene dos siglos. La democracia moderna es el resultado de un proceso que coincide en el tiempo con la formación de la sociedad industrial, o, en su sentido más amplio, con el desarrollo del capitalismo.

Esta coincidencia entre democracia y capitalismo se puede interpretar de formas diversas. Se puede pensar que la democracia es funcional para el capitalismo, como la tradición marxista: la democracia (burguesa) sería en este sentido la forma de gobierno más adecuada para la dominación de la clase capitalista. Se puede argumentar también que el desarrollo económico capitalista crea las condiciones sociales en las que es posible la aparición de la democracia. Cabe pensar igualmente que entre mercado y democracia existe lo que podríamos llamara una afinidad electiva; que ambos responden a estructuras sociales de un determinado tipo. Resulta evidente el paralelismo histórico de los procesos de formación del capitalismo industrial y de las democracias liberales de masas.

Este paralelismo puede ser tan sugerente como impreciso. No es lo mismo hablar de sociedad industrial o de capitalismo industrial. Hasta 1989 los países de tipo soviético han sido un ejemplo de sociedades industriales sin capitalismo ni democracia. Tenemos ejemplos de sociedades que han conocido un fuerte desarrollo capitalista en condiciones de autoritarismo, desde la España de los 60 hasta la China de los últimos años 80 y comienzos de los 90. Se puede pensar que el crecimiento económico socava las bases del autoritarismo, pero esta tesis exige alguna hipótesis causal, que la simple correlación entre democracia y crecimiento no nos ofrece.

De qué hablamos cuando hablamos de democracia. La distinción más usual es la que se establece entre definiciones normativas y empíricas (descriptivas) de la democracia. Si hablamos de la democracia como “el gobierno del pueblo y para el pueblo” estamos dando una definición normativa (no precisa): estamos diciendo cómo debe ser un régimen político democrático. Si tomamos varios regímenes aceptados como democráticos y enumerados sus rasgos comunes, damos una definición empírica de democracia.

Ambos tipos de definición presentan problemas. Las definiciones normativas describen una aspiración, cualquier valor de los que podemos asociar idealmente a la democracia se incumple en mayor o menor medida en las sociedades a las que normalmente reconocemos como democráticas.

Las definiciones empíricas conducen finalmente a decir que democracia es lo que la opinión pública acepta como tal. Y la enumeración de los rasgos comunes de los regímenes aceptados como democráticos permite en todo caso, que un cierto nivel de abstracción, formular los criterios objetivos mínimos que debe cumplir una democracia.

El dilema entre definiciones normativas y empíricas de democracia puede ser aceptar el valor de las definiciones normativas como ideas reguladoras, que orientan la acción política en función de ideales, pero partir en el análisis político de esos rasgos mínimos que debe cumplir una forma de gobierno para ser considerada como democrática, aun cuando la sociedad correspondiente esté muy alejada de las aspiraciones ideales de la definición normativa: se entiende por definición minimalista de la democracia.

El método democrático sería el sistema institucional, para la toma de decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder decidir a través de una lucha competitiva por el voto del pueblo.

Esta formulación deja fuera las condiciones bajo las que se debe desarrollar esa lucha competitiva por el voto del pueblo. Salta a la vista en todo caso, la analogía estructural entre capitalismo y democracia en la concepción minimalista de Schumpeter: en ambos casos existe un mercado en el que empresas o candidatos a gobernantes compiten por unos clientes potenciales (los consumidores o los electores): la combinación de unidad, fragmentación y competición que caracteriza al sistema de Estados nacionales nacido en Europa al menos desde el SXVI.

Pero la cuestión es saber si entre las concepciones normativas y las concepciones empíricas de la democracia se abre o no un abismo insalvable. Es muy frecuente contraponer la democracia formal (política) a la democracia social, que incluiría la existencia de derechos sociales para toda la población y la reducción de las desigualdades sociales, Pero este significa descalificar toda democracia nacida en condiciones de fuerte desigualdad social, dado que semejante situación sólo puede modificarse en un período de tiempo prolongado.

El problema es saber si una definición minimalista de democracia guarda o no relación con alguna definición normativa de democracia. Se puede decir que sí, que un régimen que cumpla los requisitos mínimos de una definición empírica de democracia se ajustará tendencialmente aun razonable definición normativa de democracia. No hay ningún sistema de voto que garantice que, existiendo varias opciones para los electores, el resultado de la votación se óptimo respecto a las preferencias de éstos (teorema de posibilidad de Arrow). Esto significa que los resultados de un proceso electivo pueden estar paradójicamente alejados de las preferencias mayoritarias.

Si se define la democracia política por la norma de que la política pública esté regida por la voluntad libremente expresada del pueblo, se puede pensar que una definición minimalista de la democracia representativa como método, tal y como la conocemos, permite tendencialmente la selección de gobernantes y representantes en función de su mayor o menor proximidad a las orientaciones generales del electorado. La escéptica definición de Schumpeter conlleva un efecto de ajuste de las políticas generales a la voluntad popular (concepción normativa).

En el mundo real las democracias no han nacido desde el primer momento en la forma en que hoy las conocemos. Ninguna definición empírica aceptaría hoy como democracia un régimen en el que la mitad de la población estuviera excluida del derecho al voto, por ejemplo, y sin embargo el derecho de las mujeres al sufragio es un hecho bastante tardío en la historia de las democracias que consideramos más consolidadas.

El problema no sólo es saber de qué hablamos hoy cuando hablamos de democracia, sino comprender que las democracias actuales son el resultado de un proceso, a la vez conflictivo y evolutivo en el que hay que distinguir dos dimensiones:

1.    Se refiere a la posibilidad de debates libres y a la existencia de asociaciones políticas que compiten para la designación de los gobernantes y legisladores.
2.    Se refiere a la participación en el sistema político de sectores sociales más o menos extensos; a la existencia o no de limitaciones en el derecho al sufragio. Dahl denomina a estas dimensiones liberalización e inclusividad del sistema político.

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