Proyecto Hombre
es una organización que ofrece ayuda a las personas que necesitan tratamiento
para superar todo tipo de adicciones. Nos pusimos en contacto con ellos porque
creímos que su proyecto era muy interesante y porque en su organización
trabajan muchos profesionales que nos podían ayudar a resolver nuestro estudio:
Cómo afectan las redes sociales a nuestras relaciones
personales. Proyecto Hombre es una organización muy amplia que ha
querido colaborar en nuestro estudio desde el primer momento.
El encargado de resolver
nuestras dudas ha sido Antonio Jesús Molina Fernández, Director del
Centro de Formación de Proyecto Hombre en Aravaca, una organización con 26
centros que que ofrece ayuda a las personas que necesitan tratamiento para
superar todo tipo de adicciones. Es licenciado en Psicología (Universidad de
Granada) y Antropología (UNED), asesor y responsable de divulgación
científica del Aula de Alcoholismo y miembro de la Red Científica Hispana sobre
Drogas de Estados Unidos.
De los casos que tratáis, ¿Qué
porcentaje se corresponde a casos de adicción o dependencia a las redes
sociales? ¿Qué incremento anual habéis observado?
Los porcentajes han variado en función de los
tiempos, los centros y los estudios hechos, fluctuando desde un 3% hasta un
15%, normalmente asociados a otro tipo de problemas adictivos. Desde el año
2000, cuando comenzaron a llegarnos los primeros casos (casi anecdóticos) de
personas con problemas de adicción a teléfonos móviles y compras por Internet
(los pueden encontrar documentados en la revista Proyecto),
el porcentaje ha ido subiendo de manera clara, además de diversificarse las
conductas asociadas: teléfonos, redes sociales, compras, apuestas, páginas de
contactos...
El problema de los
tratamientos de adicciones, especialmente el nuestro que ha trabajado y trabaja
históricamente con personas con problemas de drogodependencias, es que las
razones y motivos por los que una persona sufre una adicción comportamental
(como en este caso a las redes sociales) suele estar ligada a factores que
pueden ser causa de la drogodependencia: baja tolerancia a frustración,
necesidad de recompensas inmediatas, problemas personales y familiares, escasa
percepción de las propias habilidades sociales, bajo control de los impulsos…
y que, sin embargo, la visión sobre los tratamientos es de una necesidad diferente
para las adicciones comportamentales, cuando la diferencia es de formato y no
de objetivos de tratamiento. Recibimos pocas personas con problemas específicos
sin sustancia, a pesar de que el programa es eficaz para este tipo de
trastornos (con adaptaciones individuales y entornos específicos).
¿Qué perfil
de persona es más propensa a caer enganchado a este tipo de redes (edad, sexo,
profesión, clase social, etc.)?
Hay perfiles muy diversos, alguno muy obvio
como los adolescentes con problemas de conducta, normalmente con bajo
rendimiento escolar y un cierto déficit de control de impulsos, irritabilidad,
ausencia de límites claros, desorden comportamental…
Pero este perfil esconde
un grupo, mucho más amplio de adultos entre 30-40 años que tiene una cierta
disponibilidad económica, a la que se le supone una madurez en su toma de
decisiones y capacidad de autocontrol y que, sin embargo, desarrolla un cortejo
de conductas impulsivas y utilitarias. Suelen ser exageradamente
materialistas, se pueden convertir en personas muy egoístas que buscan sus
propios beneficios sin preocuparse de los demás. Suelen mentir (tanto por
acción como por omisión) sobre las cosas que hacen y fantasear mucho sobre su
futuro, teniendo unas expectativas irreales en muchos casos. Factores como
el narcisismo, el histrionismo, la impulsividad…facilitan la aparición de
este tipo de problemas. Sobre todo, son varones y, según diversos estudios, con
una cierta disponibilidad económica y con un nivel de estudios medio-bajo.
Sabemos que
utilizáis el método humanista que consiste en identificar el problema inicial
que induce a la persona a la adicción. ¿Cuáles suelen ser los problemas
iniciales de una persona para acabar enganchada a este tipo de redes sociales?
Desde una perspectiva
humanista, cualquier problema que desestabiliza a la persona tiene múltiples
componentes y reflejos. En el caso de las adicciones en general, son una señal
de un malestar interno más profundo que provoca que la persona necesite la sustancia
X o la conducta Y, como puede ser el uso compulsivo de las redes sociales. En
este caso, hablaríamos sobre todo de complejos y una baja autoestima. Como
decía Fernando Pérez del Río en un estudio sobre TIC´s y la juventud burgalesa,
"el 10% que se siente solo". Las personas que recurren a elementos
externos lo suelen hacer para tapar sus propias debilidades.
Debemos tener
en cuenta que a este problema se le asocia algún tipo de carencia en
comunicación, una tendencia al aislamiento (sobre todo emocional, se puede
estar rodeado de personas y no querer conectar con nadie), en muchas ocasiones
una imagen distorsionada de uno mismo. La suma de los factores, que no la
presencia de un solo factor por muy significativo que sea, es lo que provoca la
aparición y desarrollo del problema. Por tanto, las soluciones son
multifactoriales, no unidireccionales.
En un artículo del diario El
Mundo hemos visto que actualmente se están creando empresas que se dedican a
vender amigos en Facebook, es decir, la gente paga para tener un número más
alto de contactos en la red social. ¿El número de amigos en Facebook puede
llegar a subir nuestra autoestima? ¿Puede ser el síntoma de un problema
emocional?
Sí, he recibido algún
mensaje sobre estas empresas, señalan que "Mejora tu imagen personal o de
tu empresa instantáneamente" . Este tipo de noticias tiene dos
vertientes: por un lado, se ofrecen estos servicios a empresas y
particulares que utilizan las redes sociales con fines comerciales y/o
publicitarios, con lo que el objetivo no es el mismo que el que pueda tener una
persona que necesita tener amigos virtuales para sentirse feliz; por otra
parte, las personas que tienen problemas con las redes sociales buscan estos
grupos como manera de tapar sus frustraciones y miedos sociales. Lo que no
saben es que esa frustración no tienen límite, por lo que cuando tengan 1000
amigos necesitarán 10000 y después un millón… Y la frustración no
desaparecerá, porque está dentro de ti y no en Facebook ni en Twitter. Hasta
que no venza mis problemas no me liberaré de ellos, el primer paso es reconocer
que lo que a mí me pasa, me pasa sobre todo a mí.
Según
vuestra web, es muy importante el apoyo de la familia en todo el proceso
terapéutico-educativo. ¿Cómo pueden ayudar las familias y los amigos en el
proceso de que alguien de su entorno se desenganche de Facebook?
La familia es el entrono
afectivo y social primario, gran parte de lo bueno y lo malo que hay en
nosotros nace de nuestras relaciones familiares. Es necesario que la familia y
el entorno cercano colaboren, como soporte y como manejadores de contingencias,
revisores de las normas y las condiciones de los tratamientos. Tienen que
aprender a plantear normas y límites claros en casa, y saber cómo resolver los
conflictos y tomar las decisiones conjuntamente. Por supuesto, esto no
significa que puedas estar culpando a tu familia toda la vida, como hace
alguno, sino que ese aprendizaje social y afectivo es necesario para la
maduración de las personas y los sistemas. Con los amigos ocurre algo muy
parecido, sobre todo durante la adolescencia: los amigos se convierten en un
referente personal, el contacto social directo es fundamental para un correcto
aprendizaje social y cultural. Las redes sociales pueden completar este
proceso, pero nunca pueden sustituirlo. Tenemos que ser muy pedagógicos con
estos mensajes, el problema con las redes sociales es un problema que tienen las
personas, no las redes. No podemos demonizar a Facebook ni a Twitter por los usos inadecuados que hagan una
serie de personas de unas fabulosas herramientas de trabajo y comunicación.
Si tenéis interés en ver las respuesta que
nos ofreció Antonio Jesús Molina Fernández en nuestra mesa redonda sobre: Cómo
afectan las redes sociales a nuestras relaciones personales, podéis consultarlas
en los siguientes enlaces:
- Cómo diferenciar ser activo en las redes sociales a estar enganchado?
- ¿La adicción a una red social, si es que se le puede llamar así, puede ser tan grave como otras adicciones tales como las drogodependencias?
- En el caso de estar enganchados, ¿cómo podemos aprender a hacer un uso responsable?
- Desde que existen las redes sociales, ¿tenemos menos necesidad de ver y hablar con la gente en persona?
- ¿Qué precauciones debemos tomar para que usar Facebook no perjudique nuestra vida diaria?
Artículo publicado por Anna Ortiz en Portal Programas
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