En la
asignatura de Psicología Social (Sociología/Antropología) del segundo
cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos
un trabajo coral; resúmenes del libro Introducción
a la Psicología Social de Gaviria Stewart, Elena et alia, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer
el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s. Derechos reservados,
sus autores.
Tema 1 (Capítulo 1) ¿Qué
es la Psicología Social? Jon Zubia
Hurtado// Tema 2 (Capítulo 5) Actitudes
– Mª Carmen Rego Martínez // Tema 3 (Capítulo
6) Influencia, persuasión y cambio de actitudes José Bargallo Rofes // Tema 4 (Capítulo 8) Conducta de ayuda Jesús
Ángel González Dela Osa // Tema 5 (Capítulo
9) Contribuciones de la Psicología Social al estudio de la agresión Mónica Platero Angulo // Tema 6 (Capítulo 10) Estereotipos – Víctor
Riesgo Gómez // Tema 7 (Capítulo 11)
El estudio psicosocial del prejuicio Julio Monteagudo Diz // Tema
8 (Capítulo 13) Procesos grupales y relacionales intergrupales Tomás Javier Prieto González // Tema 9 (Capítulo 14) Aplicaciones de la
Psicología Social Jesús Ángel
González Dela Osa
Batson |
El enfoque de la empatía de Batson
explica la conducta de ayuda en términos de motivación altruista. Batson es el
principal defensor de la idea de que el verdadero altruismo existe en el ser
humano, con la condición de que se active su capacidad para la empatía, que es
la fuente motivacional del comportamiento altruista.
¿Quién es más probable que ayude a otros?:
Hay una inconsistencia general en la literatura sobre si los hombres ayudan más
que las mujeres o sucede al contrario. Aunque diversos estudios muestran que
las mujeres son más empáticas que los hombres y que los hombres son más
indiferentes que las mujeres, correspondiendo con el estereotipo de que las mujeres
son el género prosocial, sin embargo, en las medidas fisiológicas y no verbales
de la empatía no se han encontrado diferencias de género. La conclusión es que
realmente depende del tipo de ayuda y
del rol social. Respecto al tipo de ayuda, se asume que en
situaciones peligrosas es más probable que intervengan los hombres. En cuanto
al rol social, no debería haber
diferencias entre hombres y mujeres en su tendencia a ayudar. Respecto a si se ayuda por igual en todas las
culturas, existen diferencias culturales en este tipo de comportamiento.
¿A quién es más probable que ayudemos?:
El comportamiento de ayuda también está influido por las características de la
persona que necesita dicha ayuda. En general, ayudamos más a quienes
encontramos atractivos y/o nos gustan, a quienes son similares a nosotros, a
las personas de nuestro propio grupo, y a quienes juzgamos merecedores de
nuestra ayuda.
Respecto al atractivo físico, diversos estudios
muestran que una persona atractiva tiene más probabilidad de recibir ayuda que
otra que no lo es. La semejanza
ejerce también efectos beneficiosos en la conducta de ayuda. Así, se tiende a
ayudar más a un extraño pero que es del propio país que si además de extraño es
extranjero, aunque a este respecto existen diferencias entre culturas. En
cuanto a la ayuda preferente a las
personas del propio grupo frente a la que se presta a las de otros grupos,
algunos estudios han mostrado que es posible conseguir que este tipo de
discriminación disminuya significativamente apelando a una categoría social de
orden superior que sea capaz de englobar a más de un grupo. Por último, también
es más probable que las personas ayuden a quienes
se considera que merecen ayuda, probablemente porque se activa la norma de
responsabilidad social.
¿Cuándo ayudamos?: El primer modelo que
trató de explicar cuándo ayudamos a los demás es el modelo de decisión sobre la intervención en emergencias, según el
cual el hecho de que una persona ayude o no depende de una serie de decisiones,
que incluyen reconocer que algo pasa y que la situación requiere que alguien
ayude, tomar la responsabilidad personal de ayudar, considerarse capaz y
decidir cómo hacerlo. El modelo consta de cinco pasos, cada uno de los cuales
lleva a no intervenir en la situación, o bien al paso siguiente. Sólo se
realizará la conducta de ayuda si se dan todos los pasos.
El segundo modelo que trata
de explicar cuándo ayudamos a los demás (o cuándo no) es el de activación y coste-recompensa, según el
cual las personas están motivadas para maximizar sus recompensas y minimizar
sus costes. Primaría el propio interés y, ante una situación en la que se
requiere ayuda, analizarían el contexto antes de decidir, sopesarían los costes
y las recompensas y tomarían la decisión que mejor satisficiera sus propios
intereses. Ayudarían si los beneficios de ayudar son mayores que los de no
ayudar, aunque esto no explica todas las situaciones, por ejemplo, las
ocasiones que requieren una decisión rápida.
La ayuda desde el punto de vista del que la necesita: Para
saber hasta qué punto las personas desean que otros les ayuden es necesario
diferenciar entre la ayuda que se pide y la que se recibe sin solicitarla.
Respecto a la ayuda que se pide, que
una persona decida o no pedir ayuda depende de:
1) características personales, como edad, género, personalidad, etc. A
los hombres les cuesta más pedir ayuda que a las mujeres, las personas tímidas
se resisten a pedir ayuda a alguien del sexo contrario, los jóvenes piden ayuda
a los mayores, y las personas de clase alta piden ayuda más que las de clase
baja.
2) la naturaleza del problema y el
tipo de ayuda que se necesita. Si el problema de una persona está
directamente relacionado con su imagen personal y social, será menos probable
que solicite ayuda a otros. Por otra parte, el no poder devolver el favor al
otro cuando creemos que se espera de nosotros que lo hagamos es un factor
disuasorio a la hora de pedir ayuda.
3) las
características del posible donante de la ayuda. Se suele acudir a personas
semejantes en lugar de a quienes consideramos muy diferentes. Sin embargo, hay
autores que defienden que pedir algo a alguien que es diferente es bueno porque
se supone que tiene algo que a uno le falta.
Sobre la petición de ayuda:
Según la investigación sobre la conducta prosocial, le costaría más tomar la
decisión de pedir ayuda a un hombre tímido que pide ayuda a alguien del sexo
contrario que a una mujer tímida que pide ayuda a alguien del sexo contrario, y
que a un hombre tímido que pide ayuda a alguien del mismo sexo.
Aunque hay personas que
necesitan ayudar a otros para sentirse bien, no todos los comportamientos de
ayuda son positivos para el que los recibe. En ocasiones se puede reaccionar de
forma negativa, especialmente cuando se percibe una amenaza a la autoestima, cuando
existen unos costes excesivos para agradecer dicha ayuda, y cuando la ayuda
provoca una sensación de pérdida de libertad en quien la recibe. Varias teorías
tratan de explicar la causa de estas reacciones negativas.
De acuerdo con la teoría de la atribución, las personas
están motivadas para buscar una explicación de por qué necesitan ayuda y por
qué otros se la ofrecen. Mantendrán una autoestima positiva si son capaces de
atribuir su necesidad de ayuda a causas externas o incontrolables más que a deficiencias
personales. También es importante la atribución que se hace sobre la conducta
de las personas que ayudan: si creemos que nos ayudan por buena voluntad o que
lo hacen pensando en que somos incompetentes.
Los costes del
agradecimiento pueden explicarse desde la teoría
del intercambio social. Las reacciones a la recepción de ayuda reflejan los
beneficios de recibirla, pero también los costes de aceptarla. Cuando la ayuda
es en una sola dirección puede crear una sensación de diferencia de poder. Por
este motivo, las personas están más dispuestas a pedir ayuda cuando piensan que
podrán devolver el favor. Pero si no pueden o no quieren devolverlo, tratarán
de evitar que les ayuden o reaccionarán de manera negativa, actuando por tanto
en consonancia con la norma de reciprocidad.
Recibir ayuda sin quererlo
también puede producir pérdida de libertad, y esto se ve explicado por la teoría de la reactancia, de acuerdo con
la cual las personas quieren maximizar su libertad personal de elección. Es
posible que un receptor de ayuda crea que está perdiendo parte de su libertad,
por ejemplo, porque le gustaría pedir ayuda a otro que cree solventaría mejor
su problema. También el hecho de quedar obligado a corresponder a la ayuda
recibida puede provocar un sentimiento de pérdida de libertad. Como
consecuencia, se pueden producir sentimientos de hostilidad hacia los que
proporcionan la ayuda.
Ayudar a otros es una
conducta positivamente valorada en la mayoría de las sociedades. Sin embargo,
ser dependiente de la ayuda de los demás está considerado menos favorablemente.
Para evitar esa amenaza, algunas personas pueden renunciar a la idea de buscar
ayuda. En el contexto intergrupal, la relación de poder entre los grupos es una
variable crucial. Existe un modelo de las relaciones intergrupales de ayuda
como relaciones de poder basado en dos premisas.
- la teoría de la identidad social, según la cual cualquier información que hiciera sentir a los miembros de un grupo que son inferiores a los de otro supondría una amenaza para su identidad, y
- que las relaciones de ayuda están influidas por las relaciones de poder. Según esto, los miembros de un grupo de estatus alto ayudarían a los de uno de estatus bajo, no llevados por una motivación altruista, sino por mantener su ventaja social.
La
conducta de ayuda grupal
La influencia
que el grupo ejerce en sus miembros solía considerarse contraria a una
tendencia prosocial, bien porque hace que éstos se vuelvan impulsivos,
irracionales e incluso violentos, especialmente en el contexto de una multitud,
o porque inhibe la acción. Pero esa tradición está cambiando, sobre todo a
partir del auge de las organizaciones de voluntariado.
La conducta de ayuda planificada: el
voluntariado: El voluntariado es un comportamiento de ayuda con carácter no
obligatorio, que se lleva a cabo planificadamente y a través de la gestión de
una organización, y que no es puntual, sino que se desarrolla por un periodo de
tiempo relativamente extenso. Ha de estar planificado, es decir, deben existir
unos objetivos que cumplir, unos medios materiales y humanos para llevarlos a
cabo, una programación, temporalización y reparto de tareas, una evaluación
formativa y sumativa de las tareas que se realizan, etc. De hecho, no son
muchas las diferencias con el trabajo remunerado. Una de las diferencias con la
conducta de ayuda interpersonal es que esta última suele incluir un sentimiento
de obligación personal hacia el receptor. Sin embargo, los voluntarios no
conocen en muchas ocasiones a las personas que se beneficiarán de su
comportamiento. El voluntariado presenta cuatro características:
- es una conducta a largo plazo;
- es una acción pensada y planificada;
- es una ayuda no obligatoria; y
- se produce bajo un marco organizacional.
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