1.2.-Reflexión crítica
Son muchas las voces que se han posicionado en contra de este cambio metodológico
del Censo, y todo apunta a que la resolución por parte del INE, al respecto de
la enormes complejidades derivadas de este cambio, no van ser sencillas,
algunas podrán tener consecuencias inesperadas e intemporales. Tampoco parece que
el gran ahorro que supuso la nueva modalidad de Censo se haya dedicado a
reforzar el INE y sus estadísticas de población, ni siquiera parcialmente.
Hay un consenso en la mayor parte de la comunidad de investigadores, que
estamos frente a un recorte más del gasto público. El cambio de sistema, ha suscitado hasta un debate dentro del propio INE,
que no se ha escapado a la opinión pública. Algunos de los expertos del
organismo público han llegado a subrayar que en rigor, ya no es un censo,
porque ha dejado de ser exhaustivo.
Un censo asentado en registros se singulariza por alcanzar el mismo nivel
de detalle (exhaustivo) que un censo tradicional, sólo que extrayendo la
información de combinar registros y un stock inicial, en vez de preguntando a
todo el mundo. Y parece que lo propuesto en este cambio metodológico, aborde ni
de cerca esa base conceptual. Por todo esto, es de considerar que dispongamos
de datos muestrales para casi todas la variables censales, y la consustancial
pérdida de información para todos los investigadores sociales como los
demógrafos, sociólogos, estadísticos, etc.
2.-Análisis datos de entradas y salidas de población (emigración e
inmigración)
Conforme
los datos del Censo 2011 facilitados por el INE, la evolución demográfica
española en la última década se caracterizó por un intenso crecimiento de la
población, el mayor registrado tanto en términos absolutos como relativos desde
que se lleva a cabo el cómputo de dicha estadística. Así, el número de
habitantes aumentó en casi seis millones (5.968.545) entre 2001 y 2011 (tabla
1), con un incremento de la población extranjera de más de tres millones
personas (3.680.460). La
población española alcanzó los 46.815.916 habitantes a 1 de noviembre de 2011.
En relación con el censo de 2001, creció en 5.968.545, lo que supone un aumento
del 14,6%. Se
evidencia por tanto, que la causa principal de este incremento poblacional
entre el periodo observado responde al agudo aumento de la población
extranjera. También la población española
ha experimentado un aumento mucho menos pronunciado en términos relativos que
la población extranjera y ha pasado de poco más de 39 millones de habitantes en
2001 a más de 41 millones y medio. Entre los motivos de este crecimiento se
encuentra el hecho de que muchos extranjeros han adquirido la nacionalidad
española.
No obstante, la tendencia
no fue homogénea a lo largo de ese periodo; de hecho, tras el estallido de la
crisis económica y financiera mundial, los flujos migratorios comenzaron a frenarse,
agudizando dicha moderación a partir de 2009. Como resultado del continuado
deterioro económico y del fuerte crecimiento del desempleo, las entradas netas
de emigrantes se tornaron negativas en 2011 (tabla 2), llegando a producirse incluso
una ligera caída en la población total hacia finales de 2012, y un saldo
migratorio negativo por primera vez en una década en el año 2011 (tabla 3).
Por el contario,
la emigración de nacionales fue superior en el año 2011 respecto al 2010 en
104.727 personas. Sin duda, el deterioro de la situación económica y
financiera, y fundamentalmente el incremento del desempleo, “provocaron una sustancial desaceleración de
las entradas netas de inmigrantes, que se han vuelto negativas desde principios
de 2011”[1].
Tabla 1. Fuente: Instituto Nacional
de Estadística (Censos 2011 y 2001,
Estimaciones de Población Actual y datos
del Padrón). (*) Datos a 1 de octubre de 2012. Elaboración propia.
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