1.-Censo Población y Viviendas de 2011
Bajo esta denominación se
engloban en realidad tres censos: edificios, viviendas y población. Esta
operación estadística consiste en realizar el recuento e investigar las
principales características de todos los edificios y viviendas del país y de
todas las personas residentes en España. La cifra del Censo de 2011 refleja la
población residente de acuerdo a las definiciones estadísticas establecidas por
organismos estadísticos internacionales a partir de un procedimiento basado en
la información contenida en el Padrón, contrastada con otros registros, y
ajustada a partir de una encuesta dirigida a una proporción significativa de la
población. El Censo de 2011 fue el
decimoséptimo de los censos modernos de población. El primero data del año
1857. Rompiendo
la práctica precedente de publicación simultánea con el Censo de
Población, el INE “ha
aplazado hasta abril de 2013 la publicación de los resultados del Censo de
Vivienda de 2011”[1].
1.1.-Cambios metodológicos producidos en Censo 2011
Históricamente, los Censos de
Población y Viviendas han requerido la visita exhaustiva de todos los hogares
para realizar el recuento de la población. Por eso la diferencia más destacable
del censo 2011 con los anteriores es que, en esta ocasión, bastó con recoger la
información de una muestra de aproximadamente algo más de un 10% de la
población (unos 5,7 millones de personas, 3 millones de viviendas, repartidos
por toda la geografía nacional) ya que se aprovechó la información disponible
en el Padrón y otros registros. Además, el Censo de Edificios de 2011 incorporó
la novedad de la georreferenciación (coordenadas GPS de cada edificio) lo cual
permitió independizar su identificación frente posibles cambios en la dirección
postal. Esto también permitió publicar los resultados del Censo de forma más
útil para los usuarios, sin tener que ceñir siempre los datos a divisiones
administrativas.
El Censo de 2011 no fue como los anteriores, pues se acogió a la nueva
reglamentación de la Comunidad Europea sobre los Censos. Esta normativa admite
varios diseños metodológicos, incluyendo una modalidad basada en registros (la
utilizada por España), muy alejada del tradicional concepto de Censo de
Población. Esto supuso que por primera vez no se elaboró un Censo universal y
exhaustivo, por el contrario, se obtuvo la información censal relativa a la
fecha de referencia por la combinación de distintos procedimientos, como una operación que agregó un fichero precensal y un trabajo de campo que incluyó dos grandes
operaciones: un Censo de Edificios exhaustivo que permita la georreferenciación
de todos los edificios, y una gran encuesta por muestreo. Se asegura desde el INE que se irá modificando y actualizando la
información respecto a la población residente, o creando nuevos “nichos” de
residencia cuando la encuesta los detecte. Dicha información conformará
adicionalmente diversos tipos de registros administrativos (los tradicionales
registros de acontecimientos vitales, las variaciones padronales, el propio
Catastro o los que producen el sistema educativo o el de la Seguridad Social.
Con todo esto, se quiere conseguir un nuevo tipo de Censo, sin la gran magnitud y coste
de los tradicionales. En este Censo “se
utilizaron 5.000 agentes censales, una décima parte de los que hubiese
requerido un Censo clásico (en el de 2001 fueron unos 40.000 los encuestadores
necesarios)”[2]. Se afirma
desde el INE que a partir de este momento se actualizará de forma continua e
integradora una enorme cantidad de información cruzada, que los censos clásicos
ignoraban hasta la fecha. Desde el organismo de estadística admiten que las
dificultades económicas fueron determinantes a la hora de cambiar de modelo. La
rebaja de la factura fue notable, pues pasó de los 400 millones de euros del
pasado Censo del 2001, a los aproximadamente 80 millones del vigente.
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