I.
Introducción
En el año 2012 se cumplieron cien años de la
publicación de Durkheim Las formas
elementales de la vida religiosa, una obra considerada para muchos autores
como “uno de los grandes clásicos de su
disciplina” (Ramos 2012:219). Entre ellos sin duda ocupan el lugar
preferente los padres fundadores de la Sociología, Weber, Marx y obviamente el
propio Durkheim.
Desde su publicación este trabajo fue objeto de un
profundo debate interpretativo; en primer lugar desde el ámbito de la
sociología y en segundo lugar desde la antropología. El que en Las formas
elementales de la vida religiosa Durkheim se volviera hacia el estudio de las
religiones primitivas no significa una sustitución del enfoque sociológico por
el antropológico ni del punto de vista del presente por una vuelta al pasado.
El objetivo de Las formas elementales de la vida religiosa es dar una fundamentación
positiva, científica, de la centralidad de la religión, de ese carácter
fundante de lo social que Durkheim le atribuye y, para ello, se sirve de un
material empírico recogido de la antropología.
El fundamento de este trabajo voluntario es la de
aproximarnos a esta obra clave de la sociología, proponiendo un somero análisis
de la perspectiva durkheimiana de la religión, e imbricado todo ello con el enfoque de David Bloor desde la
sociología del conocimiento.
II. La explicación de la vida social
Durkheim
declaraba la necesidad de tratar los hechos sociales como cosas; pero en
su
voluntad no está la elaboración de una metafísica positiva, pues lo que
afirmaba es que la condición de fundar el conocimiento sociológico pasa por
tratar los hechos como cosas. Esta primera regla es un “principio metodológico y no una declaración de filosofía social”
(Castro 2008:102). Durkheim se preocupó por el orden y la cohesión social, que
esta representa la condición esencial de la vida colectiva. La vida social
requiere, tanto en sus formas más elementales como en sus instituciones más
complejas, normas y patrones de conducta que permitan una interacción ordenada,
así como una integración social sostenible. El marco cultural, normativo y
simbólico, constituye un todo funcional con la vida material, instituyéndola y
dándole sentido, al tiempo que también puede verse afectado por ella. Este
bucle que conecta circularmente los hechos sociales, con las formas de
solidaridad y cohesión social comprendidas en las representaciones de la
conciencia colectiva, permitió a Durkheim afrontar la explicación de la vida
social.
Durkheim |
Los esfuerzos
de Durkheim resultaron sobresalientes no sólo en la construcción del espacio
teórico y en la definición de la singular mirada sociológica, sino también en
el diseño de la estrategia explicativa de las ciencias sociales. Durkheim
intentó dotar a las ciencias sociales de un objeto propio. Los hechos sociales
deben ser tratados como realidades externas al sujeto y dotadas de facticidad y
poder de coacción sobre el individuo. Durkheim defenderá la explicación de lo
social por lo social. Si bien Durkheim fue plenamente consciente de la
necesidad de armonizar las estrategias causalistas eficientes con las
estrategias funcionales, estas últimas fueron ocupando un papel central en su
argumentación.
Por todo ello,
Durkheim puede aplicarse a construir lo social: los fenómenos sociales como
auténticos hechos sociales obligatorios y coactivos que se impondrían con todo
su poder estructural no sólo sobre las pasajeras emociones sino también sobre
las razones y la voluntad de los sujetos y de los grupos sociales. Él no hace
otra cosa que transformar las metáforas psicológicas, incontrolables y
erráticas de contagio e irradiación espacial, por aquellas otras sociológicas y
estructurales de coacción.
La obra Las formas
elementales de la vida religiosa es el tratado donde Durkheim madura estos
intereses, teniendo en cuenta las corrientes del empirismo y el kantismo, cuyas
premisas se encontraban a la hora de analizar los juicios de valor y los de
realidad. De este modo Durkheim llega a plantear un camino intermedio: frente
al empirismo, el sujeto de la experiencia del conocimiento ya no va a ser el
individuo sino la sociedad, y donde frente al apriorismo de una dimensión
metafísica de la racionalidad kantiana, se va a defender la procedencia del
mundo de las ideas y de los juicios de valor en la organización social. Pero
pese a las dos perspectivas el propio Durkheim aporta que ante los juicios de
valor y los de realidad, cuando se hacen desde el punto de vista colectivo, no
existen mayores diferencias pues ambos son creados socialmente.
Esto es lo que lleva a
definir la finalidad de la sociología, es decir, los ideales o representaciones
colectivas son el campo de estudio de esta ciencia, siempre y cuando éstos sean
situados en una esfera de análisis empírica. La asociación entre religión-origen de las sociedades hace
que Durkheim se muestre interesado por dos cosas: por un lado el
establecimiento de formas de clasificación de la realidad social y natural y
por el otro, la autoridad moral que ejerce sobre los individuos.
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