Movimientos
sociales e innovación política. Marx Kaase. (págs. 123-145)
El autor
del presente capítulo ponen en entredicho la “novedad” de los movimientos
sociales, y concluye que muchos autores han eliminado de raíz el uso de este
adjetivo para referirse a los movimientos generados al calor de fórmulas de
gobierno deficitarias. Es más, la definición de estas mareas ideológicas se
resumen en una cita de Raschke que dice “son actores colectivos de
movilizaciones cuya meta es provocar, impedir o reproducir un cambio social
básico. Persiguen estas metas con cierta dosis de continuidad sobre la base de
una elevada integración simbólica, una escasa especificación de roles y
mediante formas variables de organización y acción”, al dar por buena esta
definición queda fuera el marchamo de “nuevo” como diferenciador de tendencias,
las cuales aparecen y desaparecen en momentos concretos de la historia con
mayor o menor suerte. Más adelante conviene en que quizás ese calificativo de
nuevo se circunscriba al ámbito cultural europeo.
La
conclusión emana de una ausencia de datos empíricos que permitan catalogar de
manera definitoria a estos movimientos, si bien existen elementos comunes en
casi todos ellos: existen muchas variedades independientes, se basan en
actitudes postmaterialistas, participan de redes sociales, carecen de
ideologías coherentes y tienen una débil estructura organizativa.
En el
paradigma nuevos viejos movimientos sociales sí hay que encontrar diferencias
como la importancia de la comunicación, rasgo inherentemente moderno,
orientación a valores culturales más que al poder, se desarrollan en ambientes
urbanos, etc…
El estudio
del interior de estos movimientos daría un dibujo claro y nítido de la
configuración de los mismos, sin embargo el autor asegura que “no se dispone de
esta información salvo en casos concretos”. El análisis estadístico basado en
preguntas sobre encuestas
realizadas en los años 80 en Alemania son el corpus
de estudio para trazar una metodología de contenidos de estos movimientos, en
un ejercicio, por lo tanto reduccionista y clasificador. Estos estudios arrojan
coclusiones como que los ciudadanos aseguran pertenecer a uno o varios
movimientos de manera simultánea, entre ellos, los adhirientes, se da un alto
grado de inestabilidad a corto plazo, lo cual indica que la pertenencia es volátil.
Por otro lado, y en este estudio se ha encontrado cierta vinculación entre los
participantes en estas manifestaciones y el partido Los Verdes alemán,
vinculación que el propio autor denomina “afinidad entre actores colectivos”.
Por lo tanto, estos datos corroboran que “la adhesión a los nuevos movimientos
sociales es una orientación abierta a cualquier grupo político, aunque en el
lado izquierdo del espectro de las fuerzas políticas hay una mayor
identificación positiva con los movimientos sociales”. Pese a todo dos
características sí suelen darse con mayor repetición: la juventud de los
militantes y su alto grado de formación cultural. Esa simpatía hacia la
izquierda indica quizás una nueva tendencia de renovación dentro de los
partidos políticos de esta orientación, hacia lo que se ha llamado la nueva
izquierda socialdemócrata de occidente, trascendiendo a esa vieja izquierda de
las clases obreras industrializadas. Es de nuevo la presencia del
posmaterialismo. A esa características concluyentes suma el autor otras como la
simpatía por formas no institucionalizadas de acción política (todas esas
características resultantes de las encuestas del Eurobarómetro analizado en
Alemania).
Por lo
tanto, la necesidad primera de participación en las decisiones de los
gobiernos, como orden democrático ideal, de los ciudadanos, y la presencia de
los mass media como elementos influyentes para conectar y modificar conductas
han hecho que ambos factores sean determinantes en la aparición de nuevos
movimientos en el panorama político contemporáneo. No obstante estas
apariciones son están regladas ni ordenadas y aunque obedecen a temáticas
concretas la duración de las mismas es imprevisible y no obedece siempre a la
solución política del problema.
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