lunes, 11 de marzo de 2013

CONDUCTAS DE HOMO ECONOMICUS ¿AMENAZA PARA LA(S) DIVERSIDAD(ES)? Parte 1


Publicación de Víctor Riesgo Gómez. Estudiante de Grado en Sociología UNED

El presente trabajo debe ser encuadrado en el ámbito académico formativo. Está realizado por un estudiante de tercer curso de Sociología de la Universidad Nacional a Distancia. Su principal finalidad es la de profundizar en la reflexión de uno de los puntos propuestos por el profesor José Antonio Nieto en su obra seminal “Sociodiversidad y sexualidad”, publicado en la editorial “Talasa” y eje central sobre el que articula la asignatura Sociología de la Diversidad.

Del planteamiento realizado por el profesor Nieto, en la obra antes mencionada, en su reorientación conceptual respecto a la antigua sociología de la desviación que él reconvierte en sociodiversidad, se ha escogido desarrollar, en la medida de lo posible, la atención a las explicaciones potenciales de las conductas malsanas para amplias capas sociales consistentes en el afán del lucro desmedido.

El planteamiento que aquí se hace consiste en plantear la hipótesis de que estas conductas, lejos de ser conductas innatas y naturales en los seres humanos, se han convertido, a causa del diseño institucional y cultural resultado del productivismo de inspiración liberal, en las conductas favorecidas y premiadas.

Estas conductas han estado subdimensionadas en la tradicional sociología de la desviación. Con el nuevo enfoque que propone el profesor Nieto se exhorta a su atención. Las explicaciones para este exhorto parecen evidentes. Las consecuencias que se derivan de dichas conductas para sujetos sociales, que no son ni causantes ni beneficiarios de las mismas, se antojan trágicas. El “ajuste” al que son sometidos los sistemas públicos en los países del sur de Europa en el presente, “ajuste” que a su vez han sufrido en sus carnes integrantes de otros pueblos por el mundo en el pasado reciente, es la consecuencia inmediata y de mayor visibilidad. Resultado de este “ajuste” la equidad, la igualdad de oportunidades, o la simple posibilidad de supervivencia en condiciones mínimas de existencia, se ven seriamente amenazadas para numerosos integrantes del sistema social. Se antoja paradójico que los “paganos” rara vez son los “causantes”, con lo cual otra víctima que queda por el camino es el mismo sistema de legitimación de asignación de recursos y responsabilidades, siendo éste uno de los ejes medulares que sustentan cualquier sistema de organización social. El peligro añadido de este derrumbe se deriva de la posibilidad creciente de emergencia y centralidad de otro de los ejes que venga a ocupar el espacio del desaparecido, este es la violencia o la amenaza de ejercerla por parte de aquellos que ostentan la mayor parte del poder. Siendo el último recurso que se emplea desde instancias “superiores” para sujetar pueblos y sociedades donde el descontento y la indignación aumentan de manera proporcional a la percepción de impunidad y centralidad de las conductas sobre las que aquí se pretende poner el acento.

MOTIVACIÓN Y JUSTIFICACIÓN

En estas páginas se pretende profundizar acerca de las causas y las consecuencias que se encuentran detrás de las conductas de “adicción catrofílica”, tal y como son denominadas por el profesor Nieto (1); Conductas malsanas, por sus consecuencias perjudiciales y dañinas para amplias capas sociales, así como poco estudiadas, debido a su subdimensionamiento en el pasado de la tradicional sociología de la desviación, error este que se intenta subsanar desde la nueva perspectiva de la sociodiversidad.

La tesis que aquí se presenta intenta indagar en qué medida estas conductas malsanas de guante blanco, lejos de ser simples excepciones aisladas, meras anomalías del sistema, constituyen de hecho la norma favorecida por las condiciones estructurales, llegando incluso a ser el principio sobre el que se articula el resto del sistema social, en su sentido más amplio, partiendo de una supuesta racionalidad económica

Para este fin se considera adecuado adoptar la perspectiva del conflicto propuesta por Collins (2), al considerar las estructuras sociales como pautas de interacción en continua producción y reproducción por parte de los actores que participan en su elaboración. El conflicto, asimismo, es vinculado a la estratificación social resultado de las pautas de acción contrapuestas de intereses y valores.

Una reflexión desde esta perspectiva conlleva de manera ineludible indagar acerca del poder como elemento en torno al cual tiene lugar el conflicto entre diversos agentes que se conducen motivados por intereses, ideas, normas y valores diferentes. Castells propone dos modos de ejercer el poder complementarios. Bien mediante la coacción o la amenaza de ejercerla, bien, -y esta segunda resulta aún más determinante para el tema abordado-, mediante la construcción de significado partiendo de los discursos a través de los cuales los actores sociales guían sus actos. (3). 

El elemento crucial en el presente, empleado para justificar el ejercicio del poder en las dos formas que se señalan más arriba, es de orden económico. Es por tanto este lenguaje el usado para la elaboración de discursos que construyen significados colectivos y que penetran en la subjetividad autoconstruida hasta el nivel micro del análisis. A través también del lenguaje economicista y de su racionalidad objetivada se legitima el orden estructural; las posiciones de poder que ocupa cada actor, su grado de influencia sobre los demás sectores sociales y el tipo de conductas que se esperan de, y son permitidas a,  aquellos que ocupan estas posiciones de poder. De este modo se explica que el eje central del presente trabajo se enfoque al estudio de la evolución de las ideas económicas, su grado de influencia sobre el resto de aspectos sociales y el modo en qué, en determinado momentos históricos, han sido empleadas como coartadas y herramientas discursivas por el poder de las clases dirigentes. 

EL ORIGEN

Seguiremos de inicio los pasos que ya dio hace unos años José Manuel Naredo en su obra “La economía en evolución”.(4) Entiendo que en la misma se realiza un profundo y extenso trabajo de indagación acerca de los mecanismos fundamentales que operan en la cristalización de ideas en el campo de lo económico.

Bastará con retroceder hasta el tiempo de Adam Smith. El filósofo escocés, a ojos de Naredo, culmina, con su “mano invisible”, la separación entre moral y economía.(5) El proceso ya venía fraguándose con anterioridad. Mandeville y su “fábula de las abejas, o cómo los vicios privados hacen la prosperidad pública” representa un hito anterior en este camino. Del mismo modo encuentra resonancias más adelante en el utilitarismo de Bentham.

Este proceso emancipatorio ocurre parejo al surgimiento de las demás ciencias en un entorno de Ilustración y Razón. Para Naredo “Se introducirá así la noción de sistema económico como un todo coherente de relaciones lógicas, que tiene una entidad propia de funcionamiento, que se mueve por sus propios automatismos(...) El axioma llamado a presidir la nueva concepción de lo económico, erigiendo un baluarte ajeno a las normas morales, en el que curiosamente, (…) el vicio individual se transmuta en virtud colectiva. (6)
Tenemos pues el primer paso necesario, la avaricia, la usura, la codicia o el egoísmo, el afán ilimitado de acrecentar las riquezas son alejados del estigma que sufrían en el pasado, y que de hecho, aún hoy en día, siguen sufriendo en innumerables culturas, algunas lejanas en el espacio, otras no tanto.

Las consecuencias inmediatas que se derivan de este nuevo modelo ideológico, revestido de “cientificidad”, en el plano social, consisten en aislar individuos del complejo entramado de relaciones sociales en las que se forjan y cobran sentido la(s) personalidad(es) humana. Entendiendo que los seres humanos se reducen a una suerte de máquina codiciosa cuyos deseos y necesidades están en continua expansión retroalimentada a su vez por un sistema económico que se va configurando de manera dialéctica con aquellos impulsos.

Esa modificación de los órdenes valorativos señalada por Naredo es necesaria, pero no suficiente. Los automatismos que él atribuye a la noción de sistema económico se consagran en la noción de “mercado autorregulado”. Los límites externos al sistema le son impuestos exclusivamente por las leyes. De cómo y quién forja estas leyes y a qué intereses sirve en su elaboración nada dice el “sistema económico”. Ya no es la moral quien dicta lo adecuado o no de las acciones, es el derecho.  Ese mismo derecho que Rodotá en la cita que de él hace Nieto llama a crear de nuevo. (7)  Las leyes y velar por su cumplimiento es el único papel que se reserva en esta elaboración al Estado, al poder político, sea este como sea construido y alcanzado.

A su vez se asienta sobre una concepción del ser humano altamente reduccionista: el preferidor racional (8) que, de manera ideal, debe operar bajo cuatro supuestos tan quiméricos que resultan inalcanzables: maximización de la conducta instrumental, entera libertad, información completa y conocimiento previo de los otros agentes. (9)

El “saldo” que Naredo aprecia de la nueva ideología vista desde el presente resulta categórico y es ejemplificado en la siguiente cita: Hoy se sabe que el laissez faire ha sido el laissez faire de quienes detentaban el poder económico para originar una concentración creciente del mismo; para vincularse entre sí e implantar el monopolio y no la libre competencia; para hacer del Estado un ente servil a sus intereses (...); y finalmente para exacerbar entre los individuos la frustración del consumo, del poder o del éxito, con sus claras connotaciones sadomasoquistas. (10) 

Publicación de Víctor Riesgo Gómez. Estudiante de Grado en Sociología UNED


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