En este tercer año en el Grado de
Sociología con la asignatura Sociología de la Diversidad, tras haber superado
la asignatura Antropología Social en el primer curso y acompañado por el libro
Antropología de la sexualidad y diversidad cultural de José Antonio Nieto
Piñeroba, me he encontrado que el tema de la homosexualidad ha sido una constante
en las bibliografías básicas de ambos programas académicos, con arreglo al
cual, estos contenidos transversales han propiciado mi elección para elaborar
este ensayo. He creído adecuado ocuparme en este ejercicio de una aproximación
a las diversas perspectivas que abordan la homosexualidad.
Intentaré en esta práctica exponer
algunos estudios de la homosexualidad desde diversos campos de investigación
académica. En este sucinto acercamiento, podré identificar algunas de las tesis
desarrolladas, pudiendo extraer con ello, un reconocimiento de la
homosexualidad como objeto de estudio en las ciencias sociales. No como un
ejercicio de reducción, sino muy al contrario, intentar observarlo sin filtros,
artificios culturales, prejuicios o determinismos en un ambiente tan complejo
como son los sistemas sociales. Para ello será preciso localizar y enfocar las
restricciones teóricas de esta realidad, como las explicaciones más importantes
que fundamentan y justifican la profundización del estudio de la
homosexualidad.
Dentro de la sexualidad uno de los
objetos de estudio más observado es la homosexualidad, por ello este ensayo
viene a sumarse a estos trabajos, obviamente admitiendo las limitaciones
consustanciales de un estudiante que emprende el estudio de un objeto de
estudio tan poliédrico. A través de la estrategia de reconocer distintos
enfoques interpretativos generados por varios expertos, seré capaz de analizar
las tensiones como las analogías existentes en todas estas perspectivas.
Descripción del tema del ensayo
Con este ensayo quiero ocuparme de la
idea central de la homosexualidad desde una aproximación académica e influida
tras la lectura de los capítulos “Conductas
sexuales/conductas sociales y manuales de desviación” y “Evolución de la transdiscursividad
sociopsiquiátrica del transgénero” del libro de José Antonio Nieto, Sociodiversidad
y sexualidad, Talasa Ediciones (2011), bibliografía básica de la asignatura.
En primer lugar quiero situar el propio
término homosexualidad. Fue tomado del alemán “homosexualität” (Giner, 2006:412), y acuñado por psicólogos alemanes,
por oposición a heterosexualidad, a finales del siglo XIX, pero aceptado por la
comunidad académica y la ciudadanía en general, bien comenzado el siglo XX, y
debido fundamentalmente por las dificultades conceptuales que desarrolla la
polisemia del propio vocablo. La extensión en el diccionario de la R.A.E[1]
denomina la palabra homosexualidad como la “inclinación hacia la relación erótica
con individuos del mismo sexo”. Por lo tanto, puede aludir a relaciones tan
diversas como las de amistad, travestismo, transexualidad o pedofilia. Desde
aquí nos encontramos con la complejización de la representación de una
realidad, que voy a ocuparme brevemente en los siguientes epígrafes, y desde
varias de las perspectivas que se han ocupado de este tema: sociológicas,
etnográficas, antropológicas y sociobiológicas.
Homosexualidad
La mayor parte de la población no prestó
atención a la existencia de una comunidad gay y lesbiana hasta que no tuvo lugar
el incidente Stonewall Inn en la
ciudad de New York, en el que oficiales de la policía asaltaron un bar gay en
1969. Esta manifestación libre y espontánea de unos ciudadanos, ha sido
considerada como el comienzo del movimiento de los derechos de los gays. La
liberación gay tuvo sus raíces en el movimiento homófilo y en la “cultura de
bar”.
Además no se debería hablar de
homosexualidad, sino de homosexualidades, ya que podríamos observar diversos
modelos que se identificarían en cierto sentido, con el concepto de
homosexualidad, aunque no se puede hacer un reconocimiento categórico entre
cualquiera de ellos: homosexualidad ritual en Melanesia, la pederastia griega,
la sodomía en la edad media, el travestismo, etc. (Pichardo, 2002:1)
En una carta del alumno Marco Aurelio a
su maestro Fronto, (144-145 a.C.), prestaba atención a todos los matices de la
vida, al estado de ánimo, a la experiencia de sí mismo, en virtud del acto de
escribir, en contarle hasta el más mínimo detalle a su mentor: “Saludos, mi más
dulce maestro: (…) Al volver, y antes de darme la vuelta para empezar a roncar,
cumplo mi tarea y le doy a mi maestro más querido un relato de lo que he hecho
durante el día, y aunque pudiera echarlo más de menos, no podría sufrir más por
desperdiciar sus enseñanzas, mi dulce vida, mi amor, mi alegría. ¿Cómo está la
cosa entre tú y yo? Te quiero y tú estás lejos.” (Foucault, 2010:65) Esta relación amorosa homosexual entre
Aurelio y Fronto, entre un joven de veinticuatro años y un hombre de cuarenta,
era importante en este período. La homosexualidad clasificada por edad era la
forma normativa en la sociedad ateniense, expresada con el término kinados. Michael Focault analizó en
detalle el nuevo paradigma sexo/género que en función de “criterios
biomédicos”, va a concebir la homosexualidad como “una enfermedad y como una
patología” (Gómez, 2010:90)
La visión
judeocristiana de la sexualidad viene interpretando la homosexualidad, desde
tiempos bíblicos como una conducta abominable. Richard von Krafft-Ebing
diagnostica y trata la homosexualidad como “conducta patológica y trastorno
degenerativo” (Nieto, 2011:32). Con ello se inicia la
corriente moderna, secularizadora, patologizadora y diseminadora, desde su
encaje en el modelo médico de la sexualidad. La secularización tarda en llegar
a los dominios interpretativos de la sexualidad más de un siglo, después de que
la Ilustración hubiera eclosionado.
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