En este tercer año en el Grado de
Sociología con la asignatura Sociología de la Diversidad, tras haber superado
la asignatura Antropología Social en el primer curso y acompañado por el libro
Antropología de la sexualidad y diversidad cultural de José Antonio Nieto
Piñeroba, me he encontrado que el tema de la homosexualidad ha sido una constante
en las bibliografías básicas de ambos programas académicos, con arreglo al
cual, estos contenidos transversales han propiciado mi elección para elaborar
este ensayo. He creído adecuado ocuparme en este ejercicio de una aproximación
a las diversas perspectivas que abordan la homosexualidad.
Intentaré en esta práctica exponer
algunos estudios de la homosexualidad desde diversos campos de investigación
académica. En este sucinto acercamiento, podré identificar algunas de las tesis
desarrolladas, pudiendo extraer con ello, un reconocimiento de la
homosexualidad como objeto de estudio en las ciencias sociales. No como un
ejercicio de reducción, sino muy al contrario, intentar observarlo sin filtros,
artificios culturales, prejuicios o determinismos en un ambiente tan complejo
como son los sistemas sociales. Para ello será preciso localizar y enfocar las
restricciones teóricas de esta realidad, como las explicaciones más importantes
que fundamentan y justifican la profundización del estudio de la
homosexualidad.
Dentro de la sexualidad uno de los
objetos de estudio más observado es la homosexualidad, por ello este ensayo
viene a sumarse a estos trabajos, obviamente admitiendo las limitaciones
consustanciales de un estudiante que emprende el estudio de un objeto de
estudio tan poliédrico. A través de la estrategia de reconocer distintos
enfoques interpretativos generados por varios expertos, seré capaz de analizar
las tensiones como las analogías existentes en todas estas perspectivas.
Presentación etnográfica
Actualmente las presentaciones
etnográficas del comportamiento y de la identidad homosexual comprenden desde
la amistad erótica en Lesotho (África), hasta los relatos de machistas
nicaragüenses, los cuales tienen relaciones homosexuales, pero no se consideran
como tal. Igualmente encontramos estudios sobre las relaciones sexuales entre
mineros en el África meridional, el matrimonio de muchachos de Azande en el
centro-norte de África, las relaciones butch/femme entre lesbianas en los Estados
Unidos, los estudios de algunos grupos de Melanesia (Oceanía), que han
considerado el semen como una sustancia curativa y fortalecedora, donde los
varones pueden adquirirla en sexo oral o anal.
Pero esos mismos estudios etnográficos,
muestran en ocasiones, una excesiva dependencia de conceptos tales como
socialización y rol de género que algunos autores apuntan como “desfasados” (Nieto, 2003:175). Unni Wikan se refiere a los xanith de Omán, sociedad islámica de la
península de Arabia y Will Roscoe en su libro The Zuni Man-Woman a los Zuni
Ihamana (Nativos Americanos), como el ”tercer género” (Aldrich, 2001:563). En América del norte, este género
alternativo o tercero se denomina berdache
o más recientemente, “de espíritu dual, según la denominación preferida por los
nativos” (Barfield, 2001:314). Mientras
algunos etnógrafos estaban investigando la posibilidad de géneros múltiples,
otros empezaron a desarrollar estudios más específicos de la dicotomía entre
varón y mujer.
Modelos sociobiológicos
Para la mayoría de los estudiosos es
axiomático que el comportamiento genérico es configurado por fuerzas históricas,
por lo tanto, alejado de cuestiones biológicas. Aunque existen estudios del
género en la aplicación de modelos sociobiológicos que tratan de reconocer
diferencias de comportamientos innatas que configuran el estilo y forma de la
conducta sexual, y estudios que apuntan como posibilidad la existencia de un
gen homosexual: “el gen en si mismo no sería homosexual, pero podría causar la
homosexualidad en el fenotipo” (Suárez, 2004).
Resulta paradójico que algunos
investigadores no tengan ningún temor a la hora de señalar genes causantes de
realidades tan complejas como la homosexualidad. Si esta búsqueda de rasgos
fisiológicos suele acabar en fracaso, la idea de la búsqueda de este gen
“resulta ingenua e incluso ridícula” (Canteras, 2012:9). Resulta asombroso que las conductas que
más denuncian nuestro componente genético o hereditario aparentan ser la
criminalidad, la inteligencia o la homosexualidad. “Se trata de un reflejo de
nuestras obsesiones; y no de la obsesiones de la humanidad, sino de las
obsesiones de nuestra sociedad occidental” (Canteras, 2012:9).
El determinismo biológico convierte la
desigualdad en algo legitimado científicamente y en un medio de control social,
y lo hace apoyándose directamente en principios de la selección natural
darwiniana. Defiende que la xenofobia, la dominación masculina o la
estratificación social son dictados por el genotipo humano tal como ha sido
modelado durante el curso de la evolución.
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