En este tercer año en el Grado de
Sociología con la asignatura Sociología de la Diversidad, tras haber superado
la asignatura Antropología Social en el primer curso y acompañado por el libro
Antropología de la sexualidad y diversidad cultural de José Antonio Nieto
Piñeroba, me he encontrado que el tema de la homosexualidad ha sido una constante
en las bibliografías básicas de ambos programas académicos, con arreglo al
cual, estos contenidos transversales han propiciado mi elección para elaborar
este ensayo. He creído adecuado ocuparme en este ejercicio de una aproximación
a las diversas perspectivas que abordan la homosexualidad.
Intentaré en esta práctica exponer
algunos estudios de la homosexualidad desde diversos campos de investigación
académica. En este sucinto acercamiento, podré identificar algunas de las tesis
desarrolladas, pudiendo extraer con ello, un reconocimiento de la
homosexualidad como objeto de estudio en las ciencias sociales. No como un
ejercicio de reducción, sino muy al contrario, intentar observarlo sin filtros,
artificios culturales, prejuicios o determinismos en un ambiente tan complejo
como son los sistemas sociales. Para ello será preciso localizar y enfocar las
restricciones teóricas de esta realidad, como las explicaciones más importantes
que fundamentan y justifican la profundización del estudio de la
homosexualidad.
Dentro de la sexualidad uno de los
objetos de estudio más observado es la homosexualidad, por ello este ensayo
viene a sumarse a estos trabajos, obviamente admitiendo las limitaciones
consustanciales de un estudiante que emprende el estudio de un objeto de
estudio tan poliédrico. A través de la estrategia de reconocer distintos
enfoques interpretativos generados por varios expertos, seré capaz de analizar
las tensiones como las analogías existentes en todas estas perspectivas.
Campo sociológico
Desde el campo de las ciencias sociales,
se ha tratado el tema, por ejemplo, desde la Sociología de la homosexualidad,
que ha estado orientada en dos perspectivas de estudio:
1.
La
de describir y clasificar la etiologías de la homosexualidad, y la de la
utilización de métodos y técnicas cualitativas, que han producido numerosos
textos que abordan la sexualidad como una categoría social.
2.
La
que se dedica de la problematización de la categoría homosexual y enlaza con
las teorías de la desviación, del etiquetado y del construccionismo social.
El posible alcance de la homosexualidad
en las sociedades occidentales se dio a conocer por primera vez al publicarse
la investigación del biólogo Alfred Kinsey, unos de los pioneros de la
investigación sexual humana en Estados Unidos, con su obra El comportamiento sexual en el hombre de 1948. Fue un detallado
estudio, con una batería de miles de entrevistas personales, donde llegó a una
serie de conclusiones acerca de la homosexualidad. El informe Kinsey describía
la homosexualidad como un “continuum
desde la heterosexualidad exclusiva, hasta la homosexualidad exclusiva” (Pacquiao, 2000:76).
Mucho más tarde, Kenneth Plummer, en su
estudio clásico, discernió en cuatro tipo de homosexualidad dentro de la
cultura occidental actual (Giddens, 2006:437):
1.
La homosexualidad ocasional; el encuentro homosexual pasajero.
2.
Las actividades localizadas; practicas homosexuales que ocurren
regularmente pero que no se convierten en la preferencia capital del individuo.
3.
La homosexualidad personalizada; la homosexualidad como actividad
furtiva, oculta a los amigos.
4.
La homosexualidad como forma de vida; donde las actividades homosexuales
forman parte de un estilo de vida específico.
Podemos documentarnos en la extensísima
bibliografía existente para localizar los claroscuros y vacíos sobre esta
temática, pero se puede ejemplarizar en las siguientes definiciones, que pueden
situarnos en la inadecuada adjetivación; hasta 1973, la American Psychriatric Association clasificaba la homosexualidad
como un “desorden mental”. En el Diccionario
de Sociología de Henry P. Fairchild, nos encontramos con esta definición de
homosexualidad: “perversión del deseo sexual que hace a las personas del mismo
sexo más atractivas que las del opuesto” (Fairchild, 1944:144).
Existen algunas teorías que enmarcan el
asunto que nos trata, pero sin duda, sobresale la teoría Queer (Queer theory), que
sostiene que “la mayor parte de la explicación sociológica mantiene una
inclinación hacia la heterosexualidad, y que se debe prestar más atención a los
puntos de vista que no son heterosexuales” (Macionis, 2010:331). El desarrollo de los derechos de los
homosexuales han impulsado en gran medida, la aparición de esta teoría, donde
se subraya la idoneidad de la desaparición los prejuicios contra los
homosexuales, y esto se conseguirá dando la palabra a opiniones no
heterosexuales.
Se constituye por tanto un terreno para la exclusión, la
homosexualidad masculina se incluye en redes y canales completamente separados.
Bordie subraya que “El cuerpo tiene su parte delantera, lugar de diferencia
sexual, y su parte trasera, sexualidad indiferenciada, y potecialmente
femenina” (Bordieu, 1998:30), es
decir, una parte pasiva y sometida en dicotomía con la parte “pública” que legitima
la división sexual del uso público, sus parte manifiestas, “órganos nobles de
presentación de uno mismo” (Bordieu, 1998:30) en los que se condensa la identidad social, una
que se enfrenta a la realidad de los portadores, que en sus partes privadas u
ocultas, el decoro obliga a disimular. Pierre Bordieu estudió muy bien este
modelo, que bautizó como “modelo mediterraneo” (Gómez, 2010:90)
aquél que el homoerotismo se organiza en torno al binomio
activo/penetrador-pasivo/penetrado. El individuo “pasivo” es considerado
homosexual, en cambio, el elemento “activo” es concebido como heterosexual.
El vínculo
entre el individuo y el espacio público se redimensiona adquiriendo una nueva
plasticidad y desarrollándose en una serie de estructuras y de cambios que Beck
desarrolla como “apartamiento de la identidad social”, disipando sus rasgos
distintivos tantos en términos de auto compresión como en su interrelación, las
desigualdades siguen existiendo pero redefinidas. Los conflictos son estables y
están relacionados con la discriminación concomitantes con la raza, color de la
piel, género, la etnicidad, edad, homosexualidad, incapacidad física, etc. Las
personas homosexuales, transgénero o intersexuales, “no son espectadores de su
diversidad, son sus protagonistas” (Nieto,
2011:146) .
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