Tendencias en dualidad y exclusión social
Es esencial predecir el peso que tendrán en los próximos años las redes sociales que ejercen como elementos de <<seguridad>> y <<protección>>, principalmente para las nuevas generaciones –la familia-, y por otro lado, valorar la evolución de los fundamentos institucionales, organizacionales, modos actitudinales y las posturas socio-políticas, que puedan subordinar la dinámica laboral y asistencial -sindicatos, agentes sociales y políticos, disposiciones de las culturas políticas, etc.-. Donde los expertos en exclusión dibujan un muy pesimista horizonte, donde la mayoría vaticinan un mayor número de excluidos, donde se conforman en la posición vital pasiva –o poco activa- y por una marginalidad destacada. También los que encuentran en situación de vulnerabilidad, afectados por la inestabilidad de los empleos, siendo éste un factor exclusógeno determinante –tener o no empleo-. Aunque estos analistas son algo más optimistas en el futuro, en algunos sectores como los jóvenes y las madres solteras, a la hora de conseguir empleo, pero sin garantías de poder abandonar la esfera social de la necesidad, pues al mismo tiempo predicen un crecimiento de los grupos excluidos conformados por lo que poseen empleos precarios y con bajas retribuciones. Teniendo en común ambos sectores la complicada crisis del trabajo, y su previsible empeoramiento.
Tanto para la opinión pública como para los expertos, el factor decisivo de la exclusión reside en el aumento del desempleo, y otros factores adyacentes como la carencia de vivienda, las drogas, el aumento de las emigraciones o la crisis familiar, como otros elementos limítrofes con la contemporánea crisis del Estado de Bienestar.
También hay consenso general en entender la exclusión desde una perspectiva multidimensional que conforman matices laborales, relacionales, económicos, culturales, etc., predominando en los expertos un enfoque de análisis de procesos y en la opinión pública una observación de resultados, referente a la articulación de elementos de exclusión como: <<no tener trabajo>>, <<no beneficiarse de los derechos de la sociedad>> y <<tener problemas de integración en redes sociales –familia, amigos, etc.->>. Unos datos que revelan el acrecentamiento de la problemática de la exclusión entre sectores y múltiples ámbitos societarios, haciéndose más relevante en sociedades desarrolladas, pudiéndose identificar algunas causalidades exclusógenas:
· Paro y fragilidad en el empleo
· Aumento de la inmigración
· Agotamiento familiar -como red social-
· Fragmentación del Estado Social, produciéndose nuevas formas de estratificación, con más violencia y tensiones sociales, racismo, xenofobia
Determinando todo esto una demanda de las tareas de apoyo social, otorgando más fuerza a las ONG´s. Y en un plazo de una década se apunta hacia el incremento de los conflictos, avance de políticas restrictivas en un entrono de división cultural, incremento de la pobreza e intensificación de la miseria en algunas localizaciones del planeta.
Respecto a los efectos que provocaran la exclusión en las personas, los expertos señalan la perdida de autoestima y confianza, debilitamiento de la condición humana, fragmentación de los lazos individuo-sociedad, desgaste físico y psíquico, inclinación hacia comportamientos violentos y agresivos, etc. Y en relación a la sociedad se estima una orientación a sociedades más dualizadas, violentas, inseguras, controladas policialmente, fragmentadas moralmente y especialmente más <<costosas>> para todos. Y es aquí donde las variables socioculturales y políticas tendrán un papel fundamental en conceptos institucionales –familia- y funciones compensatorias.
La ocasional crisis de la familia, o el debilitamiento de sus funciones solidarias, pueden influir en el agravamiento de la exclusión social, como la fragilidad de los sindicatos, y toda la articulación institucional de representación y defensa de interés. Unas previsiones que revelan que la familia por un lado, repuntará la conformación monoparental con una función de ayuda y protección menor, y por otro lado, se expresa la similitud de ayuda familiar será similar a la actual.
La dinámica socio-política puesta en marcha con el establecimiento del Estado de Bienestar instauró una nueva cultura social, nueva conformación laboral y un entendimiento más disoluto de <<responsabilidades>> frente a los familiares, siendo muchas de estas tendencias difícilmente alterables. Ahí nos encontramos la investigación sobre Tendencias Sociales que proporciona datos sobre que la familia podrá ejercer en los próximos años como una <<red de seguridad>> para las nuevas generaciones y enfrentado con el déficit de elementos institucionales compensatorios. Una fragilidad de los vínculos familiares que pueden desencadenar a medio plazo, unos efectos críticos en la función <<amortiguadora>> que desempeña la familia en países como España. Y por último hay que discernir que la exclusión se puede favorecer desde la evolución cultural de las sociedades, en la medida en que sectores extensos de la población se orientan hacia posturas contrarias a las políticas públicas de protección social. Una actitud la de este país que refleja una sensibilización ciudadana ante el desarrollo de la evolución social tendentes entender que los grandes problemas de futuro serán el desempleo y las desigualdades sociales.
Resumen de epígrafe de La sociedad dividida José Félix Tezanos
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