viernes, 11 de enero de 2013

Sociología de la Diversidad – Resúmenes Parte 22


En la asignatura de Sociología de la Diversidad del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13,Víctor Riesgo Gómez y yo realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria. Como libro de referencia: Sociodiversidad y sexualidad (José Antonio Nieto Piñeroba) Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 Planteamiento de la sociología de la diversidad – Tomás Javier Prieto González // Tema 2 Acción desviada, conducta desviada y alteridad - Tomás Javier Prieto González // Tema 3 El finiquito de la desviación y de la conducta desviada – Tomás Javier Prieto González// Tema 4 De la desviación y de la diversidad – Tomás Javier Prieto González// Tema 5 Razones que justifican la diversidad en sociología – Víctor Riesgo Gómez // Tema 6 Sociología de la diversidad – Tomás Javier Prieto González //  Tema 7 Antropología de la sexualidad y discursividad – Tomás Javier Prieto González // Tema 8 Los guiones sociales. El individuo, el cuerpo y el transgénero – Tomás Javier Prieto González // Tema 9 Notas sueltas sobre sexualidad en la disctadura, transición y democracia española – Tomás Javier Prieto González // Tema 10 Despsiquiatrizar el transgénero – Tomás Javier Prieto González // Tema11 El transgénero en las sociedades polinesias – Tomás Javier Prieto González



Generalización, universalización y esencialización de la desviación

Comprobar la falacia sociológica que ha supuesto la desviación como objeto de estudio. Se observará que ha consistido básicamente en tres principios que responden a la generalización, la universalización y la esencialización de criterios:

1.    La generalización, ha sido el fruto recogido de una teoría general que contempló las conductas desviadas de modo uniforme, cuando la uniformidad teórica asumida no fue validada por la empiria. Incluso el estigma tiene limitaciones. Su falta de especificidad diferenciadora no puede concretarse con la misma transparencia y simetría en todas las conductas estudiadas por la sociología de la desviación. La transparencia de la enfermedad mental no tiene nada que ver con la opacidad de la concusión y otras corrupciones. La transparencia de la prostitución tampoco es equivalente a la opacidad de la organización criminal de las mafias que promueven el tráfico de mujeres. Puede afirmarse el corpus teórico de la desviación es un totum revolutum.
2. La universalización ha sido producto de la aplicación de una lógica descontextualizada, que tampoco fue validada empíricamente. El contexto local etnografiado desmintió el alcance de la lógica universal (occidental). Por ejemplo las conductas violentas; se sabe por l etnografía cómo la violencia varía culturalmente de una sociedad a otra. Se observan etnográficamente sociedades muy violentas como los kaingang de Brasil o como la sociedad melanesia kurelu. En el extremo opuesto, entre los ifaluk no se valoran las conductas violentas. En términos de violencia entre los kaingang brasileños y los ifaluk micronesia, se encontrarían los sironio bolivianos. En síntesis, puede afirmarse que el corpus teórico de la desviación contempla las conductas de forma universal, cuando de hecho la realidad social plural y diversa que tiene delante constituye una mixture.
3.    La esencialización ha sido generada por el desprendimiento teórico de la historia. Por no aceptar o no tener en cuenta que todo objeto de estudio académico, con independencia de la disciplina que lo contemple, es consecuencia de un proceso históricamente condicionado, en el que la sociología de la desviación no fue la excepción.

Generalización, universalización y esencialización son, en definitiva, proyecciones idealistas, pero intencionalmente pragmáticas, para transformar los criterios epistemológicos en pronósticos teóricos que se ratifican automáticamente en la práctica. En la ratificación se hace de los mismos una profecía que se autoproyecta para cumplirse. Por más soluciones que proporcionen en su contemplación de la realidad y por más que quieran hundir a esta en la invariación, generan más preguntas que respuestas. Un ejemplo: la violación, ¿se puede generalizar la definición, universalizar la conducta y esencializar la interpretación sociológica de violación?. La violación sexual también se interprete sociológicamente como una manifestación más de la violencia; la violación sexual es una conducta violenta, no una conducta sexual. Una conducta violenta sexual; violencia perpetrada a través del sexo que despersonaliza al sujeto víctima y lo trata como objeto.

Lo más relevante no es la denominación asignada a la coerción sexual, relevante y significativo es la interpretación y respuesta legal dada a la conducta coercitiva y violenta. En EEUU el FBI interpretó que cuando una mujer, en contra de su voluntad, es forzada a mantener relaciones sexuales se produce forcible rape (violación forzada). Conclusión en sí misma resulta incongruente y redundante manifestación interpretativa, puesto que no existe violación carnal que no se forzada. Además, la interpretación es reduccionista. A las dificultades formales de interpretación, hay que sumar que la violación es EEUU, en cuanto respuesta legal, se castigaba con la pena de muerte hasta que, en 1977 se decidió ilegalizar pena capital por violación.

En España el Código Penal de 1989 eliminó el decimonónico, reductor y sexista concepto de “delitos contra la honestidad” y en si lugar incluyó el concepto de “delitos contra la libertad sexual”: violación, agresión sexual, estrujo y rapto. Mediante el cual todo acto de carnalidad sexual realizado con fuerza o intimidación será perseguido legalmente. Remite a la persona que lleva a efecto la conducta sexual coercitiva.

La antropología nos advierte de que la violación es una forma de control social. Entre los cheyennes, la mujer casada y adúltera era discriminada y violada a instancias de su marido. En la sociedad mehinaku de Brasil se practica la violación en grupo cuando se descubre a una mujer espiando la casa comunal de los hombres, sus artefactos sagrados o sus rituales secretos. En la sociedad pokot de Kenia al hombre adúltero que se desentiende sexualmente de su mujer se le persigue socialmente; una vez reducido se le grita e insulta, se escenifican obscenidades delante de él defecan sobre su cuerpo. Finalmente, capturan su buey preferido, lo cocinan y se lo comen. Hay veces que violencia y violación son en la práctica una y la misma cosa. En el caso de los gussi de Kenia. El acto sexual en esta sociedad africana es un acto de violación al que la mujer tenía que resistirse; las mujeres gussi, insertas en una sociedad en la que se enfatiza la patrilocalidad y la sexualidad, son unas “extrañas”, una vez casadas, en la convivencia con sus maridos y suegras. A diferencia de los gisu de Uganda; la circuncisión, “rito militar” para hacerse hombre, según Heald, se enfatiza en esta sociedad por encima de la sexualidad.

Existe la creencia generalizada de que la violación sexual:

1.    Está presente en todas las sociedades.
2.    Es una conducta irreprimible e incontrolable.

Sin embargo, la creencia refleja más bien la construcción de un estereotipo que una descripción social propiamente dicha. Entre los minangkabau de Sumatra no se registran violaciones sexuales. La necesidad y urgencia de violar sexualmente, como si se tratara de un impulso fuera de todo control, realizado por un sujeto que hostigado por su instinto biológico se siente obligado a actuar y mantener relaciones sexuales sin el consentimiento de la otra parte, también es neutralizado. La evidencia niega tal aseveración y convierte es argumentativamente falsa la urgencia sexual de la violación. Si el hambre, la sed, la orina y la defecación son impulsos controlables (y desplazables), la violación sexual también lo es (Sanday).

Mediante el ejemplo de la violación, las conductas desviadas no responden al marchamo G.U.E (generalización, universalización, esencialización) que la sociología de la desviación introdujo en sus reflexiones teóricas acerca de lo “descentrado”, de lo desprendido de la norma. Por ello, la sociología de la diversidad no tiene que incurrir en el mismo error. La sociología de la diversidad, a desarrollar en el SXXI, tiene que se una visión sustentadora de la dignidad humana y debe proporcionar una óptica de intransigencia con los abusos. Mostrarse digna con la libertad plural de los colectivos sociales y las individualidades que los componen, siempre y cuando sus conductas no dañen a nadie ni a nada. Como la diversidad no es sinónimo de irresponsabilidad la sociología de la diversidad también tiene que contemplar la regulación. Una sociología que conjugue el orden y el desorden, la regulación y la emancipación, la sujeción y la libertad, porque la responsabilidad y la irresponsabilidad también forman parte del paisaje de la diversidad. La idealización de la sociedad condujo a:

  • Los sociólogos funcionalistas a un exceso de regulación, sin que por ello corrigieran las acciones sociales desviadas.
  • Los sociólogos marxistas a una sobreexcitación emancipatoria que, como se pudo comprobar, fue “traicionada” por la realidad social.


Los objetivos del investigador son distintos a los objetivos de los legisladores y controladores sociales. Sus idiomas también difieren, hasta el punto de ser irreconciliables. Sellin asertaba un duro varapalo a una criminología ensimismada, contemplativa, disuasiva, arrasadora y “bastarda”. Sellin trató la contemplación criminológica sin contemplaciones.

Distanciada de la mera contemplación y tratando de desentrañar interpretativamente la des/ordenada realidad social, entiendo la sociología de la diversidad. Pero ¿Qué posicionamiento debe adoptar la sociología de la diversidad con los excesos? ¿Tienen sentido sociológico los excesos y las conductas irracionales? O como pregunta Sumner, ¿el atracador de bancos es un distribuidor de la riqueza? ¿Puede el violador ser misógino y políticamente progresista? 

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