¿Puede haber otras matemáticas?
Para
algunos sociólogos la idea de que las matemáticas puedan variar igual que varía
la organización social es un absurdo monstruoso. Sólo algunos autores se han
levantado contra esta aparente evidencia. Oswald Spengler afirma sin
vacilación: “ni hay ni puede haber número en sí. Hay diferentes mundos de
números porque hay diferentes culturas”.
¿Qué
aspecto tendrían?, ¿por qué señales las reconoceríamos?, ¿a qué podrían
llamarse matemáticas alternativas?
¿Qué aspecto tendrían unas matemáticas
alternativas?
Una
matemática alternativa parecería un error o algo inapropiado. Al menos algunos
de sus métodos y deducciones violarían nuestro sentido de las propiedades
lógicas y cognitivas. También podría ocurrir que esas matemáticas alternativas
estuvieran sumergidas en un contexto global cuyos fines y significados fueran
del todo extraños a nuestras matemáticas, de modo que su propósito nos fuera
completamente opaco. Se necesita algo más que errores para poder hablar de
otras matemáticas.
Los
errores que aparecieran en unas matemáticas alternativas habrían de ser
sistemáticos, básicos y firmemente mantenidos. A quienes trabajaran en esas
otras matemáticas esos errores habrían de parecerles algo con sentido y que se
relacionan coherentemente entre sí; actuarían según lo que, para ellos, sería
un método natural y evidente.
En
lugar de ser algo coherente y compartido, podría ocurrir que fuera precisamente
esa falta de acuerdo lo que distinguiera esa matemática de la nuestra. Para
nosotros, el consenso o acuerdo es la esencia de las matemáticas, pero acaso
las discusiones y desacuerdo fueran precisamente lo característico de otras
matemáticas. Esa ausencia de acuerdo sería entonces, para quienes las
practicaran. La auténtica naturaleza de su actividad, así como en muchos sitios
la religión se considera un asunto privado.
Si
algo las satisficiera tendríamos buenas razones para considerarlo como otra
matemática. No cabe duda de que los errores lógicos que han llegado a institucionalizarse
no son menos erróneos que los errores individuales. ¿puede haber morales
alternativas? La única manera de responder a quienes practican una moral
absolutista es decir que, en otra moral, la gente admite sistemáticamente
ciertas cosas que para el absolutista, sin embrago, son pecado. Esa otra moral
no tendría por qué ser considerada como aberrante por la sociedad, puesto que
ella misma se habría convertido ahora en norma, pese a que se hubiera
distinguido precisamente por apartarse de la moral común. El absolutista moral
despacharía el problema diciendo que la moralidad no deja de serlo por darse a
escala social o nacional, que el pecado institucionalizado sigue siendo pecado
pues la sociedades pueden ser tan perversas como los individuos.
Por
eso el antropólogo sólo hablará de sistemas morales alternativos so están
inscritos y establecidos en la vida de una cultura. Y esa será la nota que
también habremos de encontrar en las matemáticas si queremos hablar
razonablemente de otras matemáticas.
El
mundo no consiste en culturas aisladas que desarrollan cada una una moral
autónoma y un estilo cognitivo independiente. Existen contactos y
transferencias culturales, de modo que el mestizaje social conlleva también
mestizajes cognitivos y morales. Además, las matemáticas, como la moral, se
orientan a satisfacer exigencias de gentes con una fisiología y un entorno
físico bastante semejantes, lo que es un factor añadido de uniformidad. Las
alternativas en matemáticas habrán, pues, de buscarse teniendo en cuenta estas
restricciones naturales. Las únicas realidades a las que necesitamos recurrir
son las que asume la teoría modificada de Mill, esto es, los mundos natural y
social. Para una ciencia social empírica, lo importante es cómo explicar
mediante causas naturales esas pautas de uniformidad y variación o discordancia
en las creencias, sea cual sea si amplitud.
Ofreceré
ejemplos de cuatro tipos de discordancias en el pensamiento matemático, a cada
una de las cuales puede remitirse a causas sociales:
1.
Una discordancia
en el estilo cognitivo en su conjunto.
2.
Una discordancia
en la estructura de las asociaciones, relaciones, usos, analogías e
implicaciones metafísicas atribuidas a las matemáticas.
3.
Discordancias en
los significados asociados a los cálculos y a las manipulaciones simbólicas.
4.
Una discordancia
en el rigor y el tipo de razonamiento empleado para demostrar un resultado.
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