Marx: La ideología alemana (1)
En
esta conferencia y en la siguiente examinaremos La ideología alemana. Estas dos conferencias completarán mi
análisis de Marx. Me interesa especialmente la controversia registrada en el
marxismo entre la interpretación estructuralista de la ideología y la llamada
interpretación humanista de la ideología. Mi discusión se limitará al enfoque
estructuralista tal como está ejemplificado en la obra de Louis Althusser.
En
La ideología alemana tenemos un texto
marxista y no ya un texto premarxista, éste es un texto de transición, es por
lo menos un texto de transición si no ya la base de todos los escritos
propiamente marxistas de Marx.
La ideología alemana abre dos perspectivas al mismo tiempo y porque la
interpretación marxista variará decisivamente según cuál de estas dos
alternativas se valore más. La ideología
alemana deja claro: entidades como conciencia, autoconciencia y ser de la
especie, conceptos todos correspondientes al modo de pensamiento feuerbachiano
y, por tanto, a la tendencia hegeliana de la filosofía alemana.
La
primera alternativa que presenta La
ideología alemana es el
remplazo de los viejos conceptos por entidades tales como modos de producción,
fuerzas de producción, relaciones de producción, clases que constituyen el
vocabulario marxista típico. Dichas entidades, objetivas pueden definirse sin
aludir a sujetos individuales ni, por consiguiente, a la alienación de tales
sujetos. La base real de la infraestructura y la ideología se relaciona con esta
base en su condición de superestructura. La
ideología alemana es marxista en el sentido de que coloca en el primer
plano una base material de entidades anónimas en lugar de las representaciones
y fantasías idealistas que giraban alrededor de la conciencia. La conciencia se
considera como algo que está completamente en el campo de la ideología; en la
base material real como tan no existe ninguna implicación de la conciencia.
La
segunda perspectiva que abre La ideología
alemana: las clases y todas las otras entidades colectivas no se consideran
como la base última sino que son más bien sólo la base de una ciencia objetiva.
En este enfoque más radical, las entidades objetivas tienen el soporte de la
vida real de los individuos vivos reales. El concepto de vida real tal como la
llevan los individuos reales en Marx se da no entre el mundo de la conciencia
como algo ideológico y ciertas entidades anónimas y colectivas, sino en el seno
de la idea de humanidad misma. La base última ya no es la estructura de El capital. El capital refleja en cambio
una abstracción metodológica que en última instancia tiene sus raíces en la
vida de los individuos. El concepto de ideología que Marx utiliza en este texto
se opone, no a la ciencia, sino a lo real. En La ideología alemana, lo ideológico es loa imaginario como opuesto
a lo real. En consecuencia, la definición del concepto de ideología depende de
lo que sea la realidad a la que se la opone.
En
La ideología alemana el concepto de
ideología alude a los jóvenes hegelianos y a todo lo que procedía de la
descomposición del sistema hegeliano. Marx entiende el concepto a todas las
formas de producción que no sólo ni propiamente económicas, tales como el
derecho, el Estado, el arte, la religión y la filosofía. Es un término polémico
enderezado contra cierta escuela de pensamiento. Las Vorstellungen
(concepciones, ideas) son las maneras en que nos concebimos a nosotros mismos y
no las maneras en que hacemos,
obramos, somos. Lo que era el producto se convierte en el amo. El modelo de la
alienación está presente sin que se emplee el término mismo.
La
ideología criticada aquí sostiene que para modificar la vida de los hombres
basta con modificar sus pensamientos. Las figuras desafiadas en la parte final
de la cita son respectivamente Feuerbach, Bruno Bauer y Stirner.
En
la parte primera del texto de Marx, Feuerbach es la piedra de toque, reduce las
representaciones religiosas a las ideas de seres humanos. Marx sostiene que la
reducción de Feuerbach continúa siendo en cierto sentido una idea religiosa
puesto que asigna a la conciencia todos los atributos extraídos del marco de
ideas religiosas. Lo que Marx llama la exigencia de interpretar la realidad
formulada por los jóvenes hegelianos supone por parte de ellos el empleo de la
crítica en la cual se mueven siempre dentro de la esfera de pensamiento. La
interpretación siempre se mueve entre interpretaciones. La interpretación es un
proceso que se da dentro de la representación y por eso resulta ideológica en
ese sentido. Para Marx, el problema está en que antes de modificar las
respuestas lo que debe modificarse es el modo de formular las preguntas, es
decir, las preguntas deben ser desplazadas.
El
término central es “material” que se opone siempre a “ideal”. En esta obra lo
material y lo real son exactamente sinónimos, así como lo son ideal y lo
imaginario.
Obsérvese
primero que el adjetivo “real” modifica a premisas. Las premisas son Voraussetzungen, supuestos. En oposición
a estas premisas reales están la abstracción y la imaginación. Marx coloca
juntos a los individuos reales y las condiciones materiales; tal vez a base en
última instancia sean los individuos en sus condiciones materiales.
Posiblemente ésta sea una manera de mantener las dos lecturas. Las condiciones
materiales y los dos individuos reales son los dos conceptos fundamentales.
Cuando Marx sostiene que estas premisas reales pueden verificarse
empíricamente, deberíamos observar que primero son premisas y luego son
verificadas.
Las
estructuras anónimas tales como las condiciones materiales reciben
inmediatamente el soporte de individuos reales. Las condiciones materiales son
siempre condiciones para los individuos. Marx subraya el papel decisivo que
desempeñan los individuos humanos vivos. Marx enriquece este papel al señalar
la contribución que hacen los seres humanos a sus condiciones materiales; esta
observación también amplía el concepto de condición material. El tema principal
son todavía los seres humanos. Las condiciones materiales no pueden definirse
sin una esfera de actividad humana.
Por
un lado, los seres humanos obran para producir sus condiciones materiales y,
por otro, dependen también de esas condiciones. La naturaleza de los individuos
lo que prevalece, aun en esta relación de dependencia. Este concepto de la vida
humana individual, es muy diferente del concepto más bien metafísico y
abstracto de una objetivación que luego queda alineada. El concepto de
objetivación es reemplazado por la noción de una vida individual que produce en
condiciones que están ellas mismas dadas para esa actividad. Hay una relación
entre el aspecto voluntario de la actividad y el aspecto involuntario de la
condición. La ruptura con una autoconciencia soberana se produce precisamente
en esta dependencia respecto de las condiciones materiales, respecto de las
condiciones determinantes; así y todo las condiciones siempre están
relacionadas con el concepto de actividad.
1.
Al primer
concepto que estamos considerando, lo material y lo real y su conexión, ya con
los individuos ya con las condiciones.
2.
El siguiente
concepto que hemos de considerar es el de las fuerzas productivas. Introduce la
historia en toda la argumentación. La historia afecta la base antropológica que
acabamos de examinar y la afecta a través de lo que Marx llama el desarrollo de
las fuerzas productivas. El papel de este concepto tiene importantes
implicaciones para el concepto de ideología, en una declaración extrema y muy
vigorosa. Marx dice que no hay historia de la ideología. El proceso de la
historia siempre procede desde abajo y para Marx ese abajo es precisamente el
desarrollo de las fuerzas productivas. La vida en general no tiene historia;
los seres vivos, como las abejas y las hormigas siempre construyen su morada de
la misma manera. Pero hay una historia de la producción humana.
La relación entre fuerzas productivas y los modos de
producción es significativa porque la interpretación estructuralista y
antihumana de Marx se basa principalmente en esta interacción entre fuerzas y
formas, entre fuerzas de producción y relaciones de producción. Las relaciones
de producción son principalmente el marco jurídico, el sistema de propiedad, el
sistema de salarios, etc. Las reglas sociales de conformidad con las cuales se
desarrolla el proceso tecnológico. Marx sostiene que la tecnología, que
comprende sólo las fuerzas productivas, no puede caracterizarse como algo que
exista por sí mismo ni en sí mismo; las fuerzas productivas no existen como
tales en “ninguna parte”. Las fuerzas productivas y las formas están siempre
interrelacionadas. Marx describe todo el proceso de la historia como una
evolución de las fuerzas productivas junto con una evolución de las formas
correspondientes. Al caracterizar la división del trabajo y las formas de
propiedad la índole del régimen de la propiedad constituye la forma en que se
desarrollan las fuerzas.
3.
El tercer
concepto que hemos de considerar es el de clase, el modo de asociación, el modo
de unión, resultante de la interacción entre fuerzas y formas. Este concepto es
capita en nuestro estudio puesto que el problema está en saber si la clase es
el requisito último de una teoría de la ideología. La determinación del papel
de la clase depende de la manera en que situemos el concepto en el análisis de
Marx.
Marx opone la manera que ciertas cosas se manifiestan
(erscheinen) como fenómenos, en
representaciones, a la manera en que esas cosas realmente son. El concepto
clave que está en juego aquí es el individuo en ciertas condiciones, situación
empero en la que las condiciones corresponden a la estructura del individuo. La
estructura de clase corresponde a lo que la gente es y no a lo que se
“imagina”, no a lo que se piensa que ella es. Esta estructura es una estructura
ontológica, es un modo de ser que precede a la manera en que la gente se
representa su situación. El concepto de individuos que operan es el soporte del
concepto de clase; necesario a la estructura es “el proceso vital de
determinados individuos”. Aquí se da una anticipación inicial de la relación
entre la llamada superestructura y la llamada infraestructura; la clase es una
infraestructura, pero como modo de ser conjunto es también una actividad en
ciertas condiciones.
4.
El texto nos
lleva luego al importante concepto de materialismo histórico. Este concepto
deriva de la descripción de la serie de condiciones materiales sin las cuales
no habría historia. Para la La ideología
alemana, el materialismo histórico es la descripción de las condiciones
materiales que dan una historia de la humanidad. El materialismo histórico no
es todavía una filosofía, una teoría, una doctrina, un dogma; es en cambio, una
manera de interpretar la vida humana sobre la base de las condiciones
materiales de la actividad humana.
Marx resumen la naturaleza del desarrollo histórico
articulado por el materialismo histórico en tres puntos. El materialismo
histórico incorpora primero la producción de los medios para satisfacer
necesidades materiales humanas. Cuando los economistas hablan de necesidad,
dice Marx, hablan de una entidad que es una abstracción. Pasan por alto el hecho
de que las necesidades reciben su dimensión histórica sólo de la producción de
los medios para satisfacerlas. Cuando producimos solamente los medios para
satisfacer necesidades existentes, la producción se limita al horizonte de esas
necesidades dadas. El segundo elemento básico de importancia histórica surge
sólo en la producción de nuevas necesidades. Únicamente entonces hay historia
del deseo de esa permanente creación de necesidades para vender más. El tercer
momento que comprende el desarrollo histórico es la reproducción de la
humanidad por medio de la familia. Para Marx la estructura de la familia deriva
de la historia de las necesidades como parte de la historia de la producción.
Aquí la historia de la familia es la de que primero existe una célula económica
que luego es destruida por la industria, etc. La familia es mantenida en la
corriente de las fuerzas productivas. Marx refiere constantemente las entidades
colectivas, que son el objeto del materialismo histórico, a los individuos que
las producen.
5.
El quinto
concepto principal de este texto, es la ideología misma. Para Marx, lo
ideológico es lo que está reflejado mediante representaciones. Trátase de un
mundo representativo opuesto al mundo histórico; este último tiene consistencia
propia gracias a la actividad, a las condiciones de la actividad, a la historia
de las necesidades, a la historia de la producción, etc. El concepto de
realidad abarca todos los procesos que pueden designarse con la expresión de
materialismo histórico. La ideología no se opone todavía a la ciencia, como
ocurrirá en el marxismo moderno, sino que se opone a la realidad. El concepto
de ideología puede ser los bastante amplio para abarcar no sólo las
deformaciones sino todas las representaciones, todas las Vorstellungen. El término ideología no tiene necesariamente
connotaciones negativas. Sencillamente se le opone a lo real, a lo wirklich.
Esto
nos lleva a la cuestión de saber si hay un lenguaje de la vida real que sería
la primera ideología, la ideología más simple. Este concepto de lenguaje de la
vida real es fundamental en nuestro análisis; el problema de la ideología es
sólo el de que ella es representación y no praxis real. Entre lo real y la
representación, entre la praxis y la Vorstellung.
Marx hace hincapié en que conciencia es
existencia consciente. La conciencia no es autónoma sino que está relacionada
con el “proceso vital real” de los seres humanos.
Las
deformaciones de la ideología aparecen en la medida en que nos olvidamos de que
nuestros pensamientos son una producción; aquí se da la inversión. La imagen es
una imagen física y ciertamente la imagen en una cámara oscura aparece
invertida. Hay aquí un enfoque mecanicista del problema de la ideología cuando
en realidad se trata sólo de una metáfora. Es la metáfora e la inversión de
imágenes, pero se procede como en una comparación que comprende cuatro
términos. La inversión ideológica es al proceso vital como la imagen en la
percepción es a la retina. Pero lo que sea una imagen en la retina es algo que
no puedo decir, puesto que sólo hay imágenes para la conciencia. Esta metáfora
es intrigante y también posiblemente engañosa.
Sostiene
Althusser que cuando la imagen está invertida continúa siendo aún la misma
imagen. Althusser llega a decir que la imagen invertida pertenece al mismo
mundo ideológico que su original. Dice que debemos introducir una idea
enteramente diferente de la inversión, la idea de un corte o ruptura
epistemológica- Dice que debemos romper con la percepción ordinaria del sol
naciente y proceder a la observación astronómicamente exacta de que no hay
salida del sol si puesta del sol salvo en el estrecho sentido perceptivo. La
idea de una ruptura epistemológica debe sustituir al concepto de la cámara
oscura, puesto que una imagen invertida es siempre la misma imagen. Invertir el
hegelianismo puede ser una operación antihegeliana, pero esta inversión
permanece así todo dentro de una marco hegeliano. Los seres humanos son siempre
el punto de referencia, (Marx lo llama el proceso vital real), pero ahora se
trata de seres humanos que viven en condiciones históricas.
Esta
desdichada imagen de la cámara oscura engendrada también algunas otras
caracterizaciones desdichadas. En el texto no son más que imágenes, pero han
quedado fijadas en el marxismo ortodoxo. Estoy pensando particularmente en
términos como “reflejos” y “eco”. Las personas viven, pero en su cerebro tienen
ecos de este proceso vital. Aquí la ideología aparece como una especie de humo
o niebla, como algo que es secundario desde el punto de vista de la producción.
Las experiencias reflejos, ecos, sublimizados e imágenes de la retina entrañan
todas algo que evoluciona partiendo de otra cosa diferente.
En
el marxismo posterior, la relación establecida entre la realidad y el eco o
reflejo conduce a un permanente menos precio por toda actividad intelectual
autónoma. Prueba de esta perspectiva se encuentra también en la famosa
declaración de Marx de que las actividades intelectuales no tienen historia.
Marx incluye todas las esferas que implican representaciones en general, todos
los productos culturales, como el arte, el derecho, etc.; el alcance de esta
expresión es extremadamente amplio.
La
afirmación de Marx fluctúa entre una perogrullada según la cual la gente
primero vive y luego habla, piensa, etc., y una falacia según la cual no hay
por ejemplo, en definitiva historia del arte, para no hablar de una historia de
la religión. Cuando Freud habla de conciencia se trata de la prueba de la
realidad. Matx sostiene que la prueba de realidad no es algo autónomo sino que
antes bien es parte de todo el proceso del individuo viviente.
La
teoría marxista posterior de la ideología continúa debatiéndose con esta
ambigüedad; dicha teoría intenta encontrar una posición de equilibrio en la
famosa proposición de Engels según la cual la situación económica es en última
instancia la causa, pero la superestructura también obra sobre la
infraestructura. Así, se mantiene la autonomía de las esferas ideológicas, pero
continúa afirmándose la primacía de lo económico. Por eso los marxistas tratan
de orientarse entre las dos afirmaciones:
1.
De que no hay
historia de la conciencia de la ideología, sino que sólo hay historia de la
producción,
2.
Y la afirmación
de que ellos no obstante las esferas ideológicas tienen cierta autonomía
Que
la ideología abarca mucho más terreno que la religión está probado por el hecho
de que también la ciencia es una parte de la esfera ideológica. La ciencia es
real cuando es ciencia de la vida real; es la presentación de la actividad
práctica, del proceso práctico de los seres humanos. El libro es en sí una obra
ideológica en el sentido de que se trata de la presentación de la vida.
Marx
conserva el importante concepto hegeliano de que más allá de a deformada
representación existe la presentación real. Marx debe dar cabida a ese concepto
porque un libro como El capital tiene
que justificar su condición epistemológica en relación con la ideología; y esa
condición es la de la presentación de la actividad práctica, de los procesos
prácticos. Hay algo que puede reemplazar a la filosofía, por lo menos en la
medida en que la filosofía es la filosofía de la conciencia de la vida real que
por lo tanto debe asumir la condición del lenguaje de la vida real, la
condición del discurso de la praxis.
En
La ideología alemana esta actividad
lógica está anticipada, si no por un lenguaje explícitamente trascendental, a
lo menos por un lenguaje de la posibilidad de descripción misma. Las premisas
son inevitables; no podemos comenzar tan sólo mirando las cosas. Debemos
interpretar otros fenómenos y necesitamos ciertas claves para interpretarlos.
Esto
no está muy lejos de lo que Max Weber llama tipos ideales. En sociología no
podemos proceder valiéndose solamente de los ojos. Debemos poseer ciertas
nociones tales como fuerzas y formas, y éstas no están dadas en la realidad,
sino que son construcciones abstractas. Por eso, Marx, como ideólogo de la vida
real debe apoyarse:
1.
En un lenguaje
de la vida real;
2.
En una ciencia
real de la praxis y,
3.
En algunas
abstracciones que le permitan construir esa ciencia.
Y
Marx insiste en que todos estos factores deben ser referidos a su origen que
está en los seres humanos.
6.
Examinemos ahora
el concepto de conciencia, que es el concepto central de La ideología alemana. Marx escribió La ideología alemana para oponerse a la importancia asignada a este
concepto. Para Marx, la conciencia no es un concepto del que debamos partir,
sino que es un concepto al que debamos llegar. La cuestión de la conciencia se
plantea sólo después de haber considerado Marx cuatro momentos anteriores: la
producción de la vida material, la historia de las necesidades, la reproducción
de la vida y la cooperación de los individuos en las entidades sociales. De
modo que la conciencia no es la causa, es un efecto. El lenguaje aparece
entonces como el cuerpo de la conciencia.
Esto es lenguaje como discurso. Todas la descripción
que hace aquí Marx del lenguaje no corresponde a una teoría de clases sino que
pertenece a una antropología fundamental porque todos los seres humanos hablan
y todos ellos tienen lenguaje. La brecha que hay entre los animales y los seres
humanos, típica de los Manuscritos,
puede establecerse también aquí sobre la base del lenguaje.
7.
El último
concepto que quisiera considerar aquí es el de la división del trabajo. En el
texto la división del trabajo ocupa el lugar de la alienación. Lo que tenemos
que discutir es si la división del trabajo ocupa e lugar de la alineación como
un sinónimo o como un sustituto. Entre los marxistas ésta es aún una cuestión
controvertida. Louis Althusser sostiene que el concepto de alienación
desapareció de La ideología alemana;
afirma que fue reemplazado por la división del trabajo y que este último
concepto pertenece a la misma esfera que los modos de producción. El concepto
de la división del trabajo en realidad suministra el eslabón que une aquí en
Marx los conceptos más o menos antropológicos y las estructuras abstractas
tales como clases y modos de producción, porque es en virtud de la división del
trabajo como surgen las entidades objetivadas. Este concepto desempeña el papel
de la alienación y quizá se trate de la misma alienación con otro nombre.
En
los Manuscritos, la división de
trabajo se considera más un efecto que una causa. El trabajo olvidó su poder de
crear propiedad privada y la propiedad privada aplasta al obrero bajo su peso.
El trabajo se fragmenta cuando es contratado por el capital y es contratado
para esta o aquella tarea; semejante fragmentación de las tareas del trabajo es
un efecto de la abstracción de la propiedad. La división del trabajo se
convierte en el concepto central porque es la fragmentación de la actividad del
trabajo mismo. El problema de la división del trabajo no tendría interés si no
fuera una fragmentación del ser humano. La división del trabajo sería una
fenómeno meramente tecnológico: los hombres trabajan de maneras especiales y
esas maneras especiales de trabajar forman parte del sistema de producción.
Porque el trabajo es lo que la gente hace, su actividad es lo que se divide, lo
que se descompone y fragmenta. La división del trabajo es la fragmentación de
la humanidad misma como un todo. El concepto de la división del trabajo debe
entenderse desde el punto de vista de la humanidad como un todo y sobre la base
de la categoría de la totalidad.
Ahora
el concepto está más concretamente descrito y que aparece menos como un proceso
metafísico, como una objetivación invertida. El concepto de la división del
trabajo procura una base materia al concepto de alienación. La parte que
desempeña la actividad humana es central; lo que aquí está exactamente en juego
es el resultado de la división del trabajo que se opone a nuestra actividad.
La
palabra “alienación” desaparece del vocabulario de La ideología alemana porque es un vocablo filosófico que pertenece
al mundo intelectual de Feuerbach. Todos los rasgos del extrañamiento están
presentes en el modo en que nosotros estamos divididos en nuestra actividad. De
manera que la alienación que se produce en la división del trabajo es algo que
nos afecta como individuos. No se trata de un mero proceso desarrollado en la
sociedad sino que es una forma de mutilación del individuo real. La ideología alemana puede prescindir de
la palabra “alienación” porque es una voz idealista, pero no niega la
significación de este concepto. Todas las descripciones de la abolición del
extrañamiento se repiten en este texto.
En
los escritos anteriores de Marx, una sociedad comunista era más o menos un
sueño; aquí todavía es un sueño, sólo que ahora se la considera como una
posibilidad real porque está definida por sus condiciones reales. El desarrollo
de un mercado mundial y la constitución de una clase universal en todo el
mundo. Estas premisas bastan para que Marx diga que el concepto de una sociedad
comunista no es una utopía, porque lo que caracteriza una utopía es el hecho de
que ésta no da ningún indicio de su introducción en la historia. Aquí la
superación de la división del trabajo es a condición histórica requerida. El
concepto de lo real es capital: las condiciones reales son requisitos de la
abolición de la división del trabajo y “resultan de las premisas ahora
existentes”.
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