Conocimiento e imaginario social: un
estudio de caso
Creo
que no puede entenderse bien cuál es la naturaleza del debate epistemológico si
no se piensa como expresión de profundos intereses ideológicos en el seno de
nuestra cultura.
El debate Popper-Kuhn
Para
Karl Popper el propósito de la ciencia es captar verdades significativas sobre
el mundo, y para hacerlo debe formular teorías potentes. Forma parte del
proceso consciente de construcción de teorías el que para ello utilicemos con
toda libertad cualquier material: mitos, costumbres, prejuicios o suposiciones;
pero lo importante es lo que hacemos con esa teorías, no su procedencia.
Una
vez formulada una teoría, debe ser criticada severamente tanto mediante su
análisis lógico como por su contrastación empírica. Si la teoría es lo bastante
precisa, ahora ya debe poderse buscar sus puntos débiles intentando falsar sus
previsiones. En caso de que pase la prueba, queda corroborada y puede
mantenerse provisionalmente.
Pero
los esfuerzos que consagremos a nuestras teorías deben ser críticos, dado que
protegerlas del mundo sería un dogmatismo que nos llevaría a una sensación
ilusoria de saber. Para la ciencia, los objetos y procesos del mundo no tienen
una esencia fija que pueda captarse de una vez por todas. La ciencia pierde su
carácter empírico y se convierte en metafísica en cuanto deja de sufrir
cambios; la verdad es ciertamente su objetivo, pero está a una distancia
infinita.
Popper
critica diferentes fuentes de autoridad. La ciencia no debe someterse a la
autoridad de la razón ni a la de la experiencia. Otro aspecto de este lado
antiautoritario del trabajo de Popper está en su representación de la “unidad
racional del a humanidad”: nadie habla con más autoridad que otro, nadie tiene
acceso a una fuente privilegiada de verdad, toda afirmación debe someterse
tanto a crítica como a contrastación.
Para
Popper puede haber progreso, resolverse los problemas, y aclarase y decidirse
las cuestiones si se realiza suficiente esfuerzo crítico. Su trabajo ha sacado
a la luz las reglas del juego científico y ha señalado los errores que pueden
llevar al dogmatismo y al oscurantismo. Popper establece varios criterios y
fronteras importantes. El principal es el criterio de contrastación o
falsabilidad, que separa los enunciados científicos de las afirmaciones
pseudo-científicas o metafísicas.
Las
otras fronteras o demarcaciones que establece, como las que hay entre las
distintas especialidades, se ven tratadas de medo bastante diferente. Popper
desprecia también las barreras impuestas por los distintos lenguajes y jergas
teóricas: cualquier cosa importante debe poder traducirse de un lenguaje
teórico a otro. La unidad racional de la humanidad no tiene nada que ver con
los lenguajes o jergas teóricas.
La
concepción de la ciencia del profesor Kuhn tiene en común con la de Popper la
cualidad de presentar una estructura general simple y convincente, en cuyo
interior se pueden abordar con gran finura cuestiones de detalle. Su análisis
gira en torno al concepto de paradigma, que consiste en una parte
representativa de trabajo científico que resulta ejemplar y genera una
tradición dentro de cierto ámbito especializado de investigación. Ofrece un
modelo práctico de cómo hacer ciencia en ese ámbito, suministrando orientaciones
concretas sobre el método experimental, los aparatos y la interpretación
teórica; posibilita el desarrollo de variaciones y reelaboraciones que permiten
nuevos descubrimientos.
Un
conjunto de actividades relativamente autónomo al que Kuhn llama ciencia
normal. La ciencia normal encuentra su justificación en el valor y eficacia del
paradigma, por lo que no tiene ningún interés en ponerlo en cuestión.
Considerar algo como un rompecabezas supone que existe una solución y que ésta
puede encontrarse de modo parecido a cómo ya se resolvieron con éxito otras
cuestiones en el marco del mismo paradigma. La ciencia normal es esencialmente
creadora, debe irse haciendo a sí misma conforme va extendiendo aquella
investigación original que tomó como modelo.
Kuhn
ve la ciencia normal como una sucesión de rompecabezas resueltos, de modo que
esa acumulación de aciertos es la que da el investigador la confianza y la
experiencia necesarias para seguir realizando experimentos cada vez más
precisos y especializados.
El
fracaso en resolver un rompecabezas se atribuye, en primera instancia, a la
posible incompetencia de un investigados concreto; también cabe que una
anomalía sin resolver llegue a verse como un caso particularmente complicado
que puede dejarse legítimamente a un lado durante un tiempo. Pero si, pese a
todo, la perspectiva propia del paradigma no consigue dar cuenta de por qué
causa tantos problemas esa anomalía, entonces puede sobrevenir una crisis de
confianza. La anomalía se convierte entonces en un foco especial de atención,
se redoblarán los esfuerzos por estudiar empíricamente el fenómeno rebelde y se
tendrá que ir elaborando teorizaciones cada vez más periféricas para poder
entender su significado. El modelo de crecimiento de la ciencia normal queda
así truncado y se crea un ambiente distinto, al que Kuhn llama ciencia
extraordinaria.
La
comunidad de especialistas pude llegar a aceptar un nuevo paradigma de
investigación si éste consigue resolver la anomalía crucial. Cuando esto
ocurre, Kuhn habla de una revolución. Tiene lugar una revolución en la ciencia
ciando una comunidad de especialistas decide que el nuevo paradigma ofrece un
futuro más prometedor para la investigación que el antiguo. En la propia
comunidad donde se define lo que son conocimientos y experiencias relevantes;
es el último tribunal de apelación.
Los
científicos forman una comunidad de profesionales, y ese término de comunidad
es muy impregnante, con sus connotaciones de solidaridad social y de una forma
de vida hecha de costumbres y estilos compartidos. En Kuhn no hay ninguna
animadversión hacia la noción de autoridad, de hecho, en una de sus
formulaciones subraya la utilidad de los dogmas en la ciencia. Y presenta la
educación científica como un proceso autoritario que no trata de ofrecer a los
estudiantes un panorama imparcial de las visiones enfrentadas del mundo
asociadas a cada uno de los paradigmas anteriores sino que intenta, más bien,
ponerles en condiciones de trabajar en el interior del paradigma existente.
El
e3nfoque de Kuhn no sugiere que todo cuanto ocurre alrededor de la ciencia
pueda ser explicitado y explicado. Un cambio de paradigma viene acompañado, por
tanto, por cambios en el lenguaje y en las significaciones, por lo que los
problemas de traducción entre paradigmas distintos son profundos y no siempre
totalmente superables.
Tenemos
así dos interpretaciones muy diferentes de la ciencia pero que, aunque sus
diferencias sean innegables, comparten un amplio trasfondo. Popper dirige su
atención hacia las conjeturas decisivas y las comprobaciones cruciales , como
la predicción por Einstein de que la luz debe curvarse en las proximidades de
cuerpos pesados. Kuhn no niega la existencia ni la importancia de estos
acontecimientos, pero se centra en el contexto que los hace posibles y les da
significado. Popper no niega la existencia de la ciencia normal, si bien
destaca que funciona a saltos. Para Popper se sitúan en el centro mismo de la
física y de la química, mientras que para Kuhn representan estados de ciencia
extraordinaria y son situaciones ocasionales, que afectan más a cuestiones
metafísicas que a asuntos propios de la ciencia misma, por lo que influyen poco
en la práctica real de la ciencia. Así, Kuhn acentúa sus tendencia a ver la
ciencia como un conjunto de prácticas concretas y localizadas, mientras que la
interpretación de Popper subraya su carácter crítico.
Dos
interpretaciones importantes en las que ambos coinciden son las referentes a la
verdad y a la naturaleza de los hechos. Discutamos estos puntos brevemente
porque pudiera creerse que abren diferencias importantes entre ambos, cuando no
es así en absoluto.
En
primer lugar, para Kuhn no hay tribunal independiente y estable que pueda
juzgar sobre diferentes teorías. El sentido y la significación de las experiencias
y de los resultados experimentales son consecuencia de nuestra manera de
afrontar las cosas, y ésta viene marcada por el paradigma que suscribimos.
Popper admite que los hechos no son simples cosas que se dan sin mayor problema
a través de una experiencia directa del mundo. Las teorías se contrastan
mediante lo que llama hipótesis observacionales. Para Popper son sólo uno de
los motivos por los que aceptamos una hipótesis (observacional). La experiencia
no aporta una razón, que determine la adopción de un informe observacional,
pues todo informe desborda la experiencia que lo motiva y actúa. En lo que a
los hechos se refiere, tanto Popper como Kuhn son, pues, bastante más
escépticos que el sentido común, ambos piensan que los hechos son de naturaleza
teórica.
En
segundo lugar, fuera de la ciencia, no tenemos ningún modo de acceso al mundo
que pudiera permitirnos medir el progreso de los paradigmas: Pero ésa es
precisamente la posición de Popper. Ambos dan cuenta de los medios que permiten
suprimir los errores que se detecten; ambos son francamente escépticos sobre el
hecho de que la ciencia pueda aprehender algo que sea estable y definitivo.
La
diferencia entre ellos es considerable:
1.
Popper emite sin
ninguna duda prescripciones metodológicas, pero como es de procedimientos
científicos de lo que está hablando, debe mantenerse en contacto con las
prácticas científicas. El análisis de Kuhn también afecta al modo en que debe
hacerse la ciencia. Ambos son descriptivos y prescriptivos a la vez, si bien
diferentes proporciones y con acentos distintos.
2.
Popper destaca
los debates, los desacuerdos y las críticas, mientras que Kuhn subraya más las
zonas de acuerdo que no se ponen en cuestión. El debate público, para uno, y
los modos de vida compartidos, para el otro.
3.
Popper se centra
en aquellos aspectos de la ciencia que son universales y abstractos, como los
cánones metodológicos y los valores intelectuales de carácter general, Kuhn lo
hace, en cambio, en sus aspectos locales y concretos.
4.
Popper ve la
ciencia como un proceso lineal y homogéneo. El contenido de la ciencia se
desarrolla al tiempo que su potencial aumenta, viniendo cada paso a sumarse a
esa progresión hacia un objetivo infinitamente remoto. Kuhn tiene una
concepción cíclica: en lugar de una ajetreada actividad uniforme, presenta
ciclos de procedimientos cualificativamente diferentes. Mientras que los
científicos de Popper miran al futuro, los de Kuhn trabajan normalmente en el
cauce de una tradición y tienen en el pasado su punto de referencia.
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