Capítulo 11
Max Weber
Para
responder a la orientación marxista sobre la ideología debemos formular cuatro
preguntas:
1.
¿Dónde estamos
situados cuando hablamos de ideología? La ideología misma pertenece a la esfera
social. Debíamos conservar el elemento polémico de la ideología y hacerle
justicia, y esto es algo que puede llevarse a cabo principalmente relacionando
la ideología con la utopía.
2.
Se refiere a la
relación que hay entre ideología y dominación. Uno de los puntos más
importantes es la afirmación de que las ideas rectoras de una época son las
ideas de una clase dominante. Esta correlación entre dominación e ideología es
lo que trataré de dilucidar con la ayuda de Max Weber.
3.
Preguntaré si es
posible elaborar una crítica de la ideología sin cierto proyecto, sin cierto
interés. Recurriré a Habermas en lo tocante a esta conexión entre una crítica
de la ideología. Si no hay ningún interés en prestar apoyo a la crítica, luego
la crítica se derrumba.
4.
Consiste en
preguntar si puede haber deformación en la sociedad a menos que esa sociedad
posea una fundamental estructura simbólica. Desde un punto de vista lógico, la
función constitutiva de la ideología debe proceder a su función deformadora. No
podríamos comprender lo que significa la deformación si no hubiera algo que se
deforme, algo que sea de la misma naturaleza simbólica. Geertz dice que podemos
identificar la función constitutiva de la ideología en el nivel de lo que él
llama acción simbólica.
Max Weber |
En
su conjunto, las conferencias sobre ideología parten del nivel superficial de
la ideología entendida como deformación para pasar luego a considerar en un
segundo plano la correlación de la ideología con el dominio, luego la decisiva
conexión de transición entre interés y critica y por último, a lo que yo llamo
la función constitutiva de la ideología.
Ya
sea deformadora, ya sea legitimante o constitutiva, la ideología tiene siempre
la función de preservar una identidad, o bien de un grupo o bien de un
individuo. La utopía tiene la función opuesta: abrir la puerta a lo posible.
Aquí la imaginación tiene una función de puesta en escena o de espejo. La
utopía es siempre lo exterior. El contraste de ideología y utopía nos permite
ver los dos lados de la función imaginativa en la vida social.
Herrschaft de Weber. Los dos sentidos de este concepto se han
traducido como autoridad y dominación y desde nuestro punto de vista
precisamente lo que está en juego es precisamente la relación entre autoridad y
dominación. La manera que tiene Weber de abordar la Herrschaft es importante para nosotros por dos razones:
1.
Weber nos ofrece
una marco conceptual para tratar el problema de la dominación mejor que el
marco de los marxistas ortodoxos. El modelo marxista ortodoxo es mecanicista y
se basa en la relación de infraestructura y superestructura. La alternativa que
propone Weber a esta perspectiva mecanicista es un modelo de motivación.
2.
Weber es
importante porque dentro de este marco de motivación nos ofrece un análisis
complementario sobre la relación entre el grupo gobernante y las ideas
rectoras. Weber introduce el concepto crítico de legitimidad y trata la
conjunción entre pretensiones a la legitimidad y creencias en la legitimidad;
un nexo que presta apoyo a un sistema de autoridad. La ideología se da en la
brecha abierta entre la pretensión a la legitimidad de un sistema de autoridad
y la respuesta que damos en punto a la creencia. La ideología funciona para
agregar cierta plusvalía a nuestra creencia a fin de que nuestra creencia pueda
satisfacer los requerimientos de la autoridad.
Weber
define la sociología como una comprensión interpretativa; la idea de
interpretación está incluida en la tarea de la sociología. Porque la sociología
es interpretativa puede ofrecer explicaciones causales. Lo que ha de
interpretarse es la acción, precisamente la acción y no la conducta, porque la
conducta es una serie de movimientos en el espacio, mientras que la acción
tiene sentido para el agente humano. Es sumamente importante de que la
definición de la acción comprende la significación que la acción tiene para el
agente. Un aspecto esencial de la constitución de la acción es el hecho de que
ella debe ser significativa para el agente.
La
acción depende no solamente de que tenga sentido para el sujeto, porque también
debe tener sentido en relación con otros sujetos. La acción es subjetiva y a la
vez intersubjetiva. El elemento intersubjetivo está incorporado en la acción
desde el comienzo. La sociología es interpretativa en la medida en que su
objeto implica, por un lado, una dimensión de significación subjetiva y, por
otro, una atención prestada a los motivos de los demás. Lo que es
particularmente significativo para nuestra discusión es el hecho de que la
orientación hacia los demás es un componente de significación subjetiva.
Esta
idea de estar uno orientado hacia otro o de tener en cuenta al otro está
descrita más cabalmente cuando Weber se ocupa varias páginas después del
concepto de acción social. Obedecer, someterse, aceptar la validez de una
autoridad es parte de una acción. No hacer es parte del hacer. Además, la
orientación de la acción social hacia “la conducta pasada, presente o futura de
otros” introduce un elemento temporal. Según Alfred Schutz estamos orientados
no sólo respecto de nuestros contemporáneos, sino también de nuestros predecesores
y de nuestros sucesores; esta secuencia temporal constituye la dimensión
histórica de la acción. Erik Erikson tiene una teoría parecida sobre a
integración de las fases del individuo. Pero el factor más significativo de la
definición de acción social es su orientación hacia la conducta de los demás.
Esta orientación respecto de los otros es el componente clave del modelo de
motivación.
Si
colocamos todas las referencias al sujeto en el aspecto deformador de la
ideología, nos apartamos de la definición de ciencia social en la medida en que
el objeto de estudio de ésta es la acción. Si no hay un agente que dé sentido a
su acción, estamos en presencia, no de una acción, sino de una conducta. Weber
da el caso de la imitación. La cuestión es saber si la realidad social deriva
de la circunstancia de que un individuo imite a otro, Weber descarta el
concepto de imitación como fundador precisamente porque es demasiado causal y
no implica una orientación significativa. Esta acción está “causalmente determinada
por la acción de otros, pero no de manera significativa”. Si la causalidad no
está incluida en lo significativo, es decir, si la conexión es sólo causal,
luego aquélla no es parte de la acción.
1.
Se refiere al
modelo de motivación de los demás.
2.
Weber desarrolla
este modelo recurriendo a tipos ideales, de modo que debemos entender el papel
que desempeñan estos tipo ideales. Para Weber el concepto de significación se
convierte en una peligrosa trampa para la ciencia, si ésta sólo puede referirse
a lo que es significativo para el sujeto mediante una forma de intuición. La
alternativa que ofrece Weber es que debemos encarar los casos individuales
según tipo, tipo ideales que son sólo construcciones metodológicas. La
sociología, entendida como la compresión de la acción significativa, es posible
sólo si la acción significativa puede clasificarse de conformidad con ciertos
tipos fundamentales.
·
El primer tipo
de acción social que define Weber es la racionalidad de los fines. En el
sistema de legitimidad este tipo presentará más afinidad con el tipo
burocrático de autoridad legal sustentada por los gobiernos.
·
En el segundo
tipo de acción social la significación esperada encontrará apoyo en el sistema
de legitimidad dado por el líder carismático, de quien se cree que es la voz de
Dios, el enviado por Dios.
·
El líder
carismático también cuenta con el tercer tipo, el lazo emocional entre el líder
y quienes lo siguen.
·
El cuarto tipo,
que apela a la tradición, desempeñará un papel importante en el sistema de
legitimidad por cuanto los líderes son obedecidos a causa de su condición
tradicional.
Los
tipos ideales consiste en que ellos nos permiten captar la complejidad de casos
singulares mediante un sistema combinatorio basado en una serie limitada de
tipos fundamentales. La sociología puede habérselas con la multiplicidad de la
realidad. Los tipos ideales son estructuras intermedias, ni estructuras a
priori ni meramente inductivas, son precisamente intermedias. No son
estructuras a priori puesto que deben estar sostenidas por la experiencia,
pero, por otro lado, también preceden a la experiencia puesto que suministran
un hilo conductor que nos orienta.
La
tipología de Weber sobre las orientaciones o motivaciones de la acción anticipa
su análisis de la legitimidad, porque sus ejemplos precisamente comprenden la
tensión que hay entre pretensiones a la legitimidad y creencias en la
legitimidad.
Max Weber |
Los
mandatos y las demandas hacen entrar en juego la relación entre creencias y
pretensiones. Los conceptos de creencia y pretensión no alcanzarán su plena
significación potencial antes de que Weber desarrolle y complete otras
nociones. En el desarrollo de las ideas de Weber es sumamente importante
observar que el concepto de poder es presentado al final y no al comienzo.
Weber parte de aquello que hace humana una acción y luego considera lo que hace
significativo el vínculo social; antes de presentar la idea de poder, dice
Weber, debemos presentar otra noción intermedia, la de orden.
La
presentación del concepto de orden es un paso decisivo en el análisis de Weber.
Tomaremos el término al sentido de organización de un todo con sentido
constituido por individuos, un ordenamiento de seres humanos que es anterior a
las órdenes en el sentido de mandatos imperativos. Debemos pensar en la organización
de un todo, en un organismo que presenta relaciones entre las partes y el todo
en el seno del ser humano. Weber en su discusión hace hincapié en el concepto
de orden legítimo, importante paso a pesar de los posibles inconvenientes
causados porque se refiere al concepto de legitimidad demasiado temprano en el
análisis. No podemos hablar de un orden que sea meramente impuesto y que no
aspire a la legitimidad. La pretensión de legitimidad es constitutiva del
orden. Las expresiones de Weber tienen sentido sólo dentro del marco conceptual
de la acción significativa.
Es
importante el hecho de que el problema de la legitimidad esté introducido por
el problema del orden. No menos importante es el hecho de que la legitimidad
pueda atribuirse a un orden sólo con referencia a las creencias y
representaciones sustentadas por quienes están sometidos a ese orden. El punto
de vista es el del agente o actor.
Weber
no deja ninguna duda de que la legitimidad del orden es la clave central del
problema de autoridad. Herrschaft;
este es el concepto básico hacia el cual orientamos nuestra discusión.
Weber presenta el concepto de
autoridad o dominación en el punto en que considera juntos el concepto de orden
y de legitimidad. Tenemos así los primeros indicios de lo que desarrolla Weber
en el tercer capítulo de Economía y
sociedad. Consideremos sólo los cuatro conceptos que son importantes en el
desarrollo de nuestra ulterior discusión:
1.
El primer
concepto intermedio, después del concepto de orden, se refiere al tipo de la
conexión social o del vínculo social. La diferencia es la de si la gente siente
que pertenece junta a una comunidad o si ve sus vínculos con los demás como un
lazo contractual, algo más exterior y menos comprometedor.
A Weber le interesan tanto los problemas de la
economía y la estructura del mercado como los problemas de la estructura del
poder y, por lo tanto, hace resaltar como más racional el lazo asociativo. Para
Weber predomina el lazo asociativo, por lo menos en aquellas relaciones
económicas basadas en el mercado del sistema capitalista. El mundo es una
esfera de conflictos, y los individuos y organizaciones se relacionan unos con
otros mediante contratos.
En la sociedad actual a menudo nos fastidia el
sistema burocrático y con más razón de la que tenía Weber. Todo refuerzo para
reconstruir la sociedad como una gran comuna puede tener consecuencias
ultraizquierdistas o bien ultraderechistas: anarquía o fascismo. El carácter
constitutivo de la ideología puede desempeñar una parte importante porque como
lo reconoce Weber, la “existencia de cualidades comunes” – la raza y hasta la
legua – no basta por sí sola para general una “relación social comunal”.
2.
Un segundo
concepto intermedio es el grado en que un grupo es cerrado. Este concepto es
también importante para elaborar una posible teoría de ideología basada en
Weber, porque el problema de la identidad de un grupo tiene relación con la
existencia de límites en lo que se refiere a quién pertenece o quién no
pertenece a un grupo. Las reglas de afiliación y por lo tanto de exclusión son
importantes para la constitución de la identidad de un grupo.
3.
El siguiente
concepto presenta la distinción dentro de algunos grupos cerrado entre los
gobernantes y los gobernados; el orden es impuesto por un segmento especial de
estos grupos. Para Weber este tipo es decisivo porque introduce el concepto de
poder en el análisis del orden. Pero una vez que hemos establecido la
distinción entre el que gobierna y el resto del grupo, una polarización entre
gobernantes y gobernados, introducimos también cierto tipo de estructura
política. Weber la llama organización (Verband).
Una estructura jerárquica se introduce en el cuerpo colectivo. Podemos así
distinguir el cuerpo gobernante como una estrato distinto en el seno del grupo.
Con este concepto del cuerpo gobernante, tenemos la
noción de un orden que es ahora impuesto. No es el grupo como todo el que
determina su organización; ésta está dañada por aquellos que se encuentran en
condiciones de imponer el orden y por aquellos que están sometidos a ese orden.
Weber insiste vehemente en el concepto de imposición, contemporáneo de esta
polarización de gobernantes y gobernados. Existe pues un género especial de
acción orientada hacia el sistema de imposición: obedecer, seguir las reglas
aun cuando las exigencias del sistema puedan ser a veces suaves. No somos
nosotros quienes debemos establecer la regla, pues estamos orientados hacia el
sistema que la impone.
No toda forma de relación comunal cerrada o
asociativa es una organización. Lo que en definitiva está en juego en toda
ideología es la legitimidad de un determinado sistema de autoridad; lo que está
en juego en toda utopía es imaginar una manera diferente de usar el poder.
Cualquiera que sea la definición de autoridad que dé la utopía, ésta intenta
dar soluciones alternativas al sistema de poder existente. En cambio, la
función de la ideología consiste siempre en legitimar el sistema de gobierno
dado o la autoridad dada.
Al considerar el concepto de imposición, Weber afirma
que no tenemos ejemplo de sociedad sin algún elemento de reglas impuestas. No
es plausible que cualquier forma de gobierno satisfaga a todo el mundo. Hay
diferencias no sólo en los intereses sino también en la época. El supuesto de
que la minoría se someterá a la mayoría vuelve a introducir el elemento de la
coacción. La ley de la unanimidad es siempre más peligrosa que la ley de la
mayoría porque por lo menos en esta última podemos identificar a la minoría y
definir sus derechos. Si pretendemos trabajar sobre la base de la unanimidad,
aquellos que no son tan unánimes como los otros pierden todos sus derechos
puesto que tales derechos no están definidos.
Aún el acuerdo “voluntario” implica cierta dosis de
imposición. Así lo vemos en todos los sistemas electorales, pues siempre se
recurre a algún ardid para obtener la deseada respuesta del electorado, ya
dividiéndolo, ya estableciendo algún procedimiento que permita al sistema
resistir a sus críticos. En su discusión sobre la índole del orden, los
principales conceptos que introduce Weber son el lazo asociativo o integrador,
el grado en que un grupo está cerrado y la jerarquía del grupo. El concepto de
jerarquía incluye una relación de estructura imperativa. La herrschaft se define por la esperada
obediencia de los demás. El sistema de poder tiene cierta credibilidad y esto
le permite contar con la conducta de sus miembros. El problema que se plantea
Weber es el de saber cómo algunas personas están en condiciones de dar órdenes
con éxito a otras. La probabilidad de que sigamos las reglas constituye ella
misma la dominación. Esta situación no está muy lejos de la relación
amo/esclavo de Hegel; el esclavo cree que el amo es la figura real del ser
humano, no sólo porque él, como esclavo, es el más débil sino porque creen la humanidad
el amo.
4.
La última fase
del desarrollo del concepto de orden en Weber se alcanza cuando éste presenta
la posibilidad del empleo de la fuerza física. Al agregar a los conceptos antes
enumerados la amenaza del legítimo empleo de la fuerza, llegamos a la
definición del Estado. A estructura del poder del Estado depende de que éste
pueda sostener “la pretensión al monopolio del uso legítimo de la fuerza física
en la imposición de su orden”. Este es un concepto pesimista del Estado, pero
Weber no era en modo alguno un romántico. Esta definición no dista mucho de la
de Lenin. En Estado y revolución,
Lenin dijo que el Estado se define, no por sus metas, sino por su medio, y su
medio es la coacción.
La diferencia que presentan consiste en que para
Weber la coacción del Estado está en última instancia sostenida, no por su
poder físico, sino por la respuesta que demos en punto a creencia a su
pretensión a la legitimidad. Lo que permite la dominación del Estado es más su
estructura retórica que su fuerza cruda. Debemos insistir en la circunstancia
de que Weber define el Estado apelando a la fuerza. El Estado tiene la última
palabra en lo que se refiere a la fuerza. Puede encarcelarnos, mientras ningún
otro grupo puede hacerlo legalmente. En el caso del Estado es legal en
definitiva emplear la violencia. Sólo con la introducción del papel de la
fuerza queda completado el concepto de dominación.
Verdad
es que en general la cuestión de la pretensión a la legitimidad es una cuestión
política. Sin embrago no es simplemente política, en el sentido estrecho del
término, por dos razones:
·
Debemos
reconocer la problemática del orden legítimo que rige la dominación política en
virtud de los conceptos intermedios de la organización, de a asociación
compulsiva, de la diferenciación de gobernantes y gobernados.
·
Por la cual la
legitimidad no es sencillamente una cuestión de política, de fuerza, es el
hecho de que no podemos prescindir del marco de motivación, porque únicamente
dentro de este marco cobra sentido la cuestión de la pretensión a la
legitimidad.
Los
marxistas objetarán el esquema de Weber porque en éste e concepto de clases no
figura de manera prominente y ni siquiera es uno de los conceptos
fundamentales. Aquí vemos la tendencia antimarxista de Weber. Sus definiciones
tienden a abarcar todo grupo, ya de una sociedad de clases, ya de una sociedad
potencialmente sin clases. Su marco conceptual es supuestamente válido para
cualquier sociedad de clases, ya de una sociedad potencialmente sin clases. Su
marco conceptual es supuestamente válido para cualquier sociedad, desde las
precolombinas a las modernas. La respuesta marxista sería precisamente la de
que la historia está excluida en el enfoque de Weber; y esto está indicado por
el hecho de que Weber excluye el concepto de clases, siendo así que la
historia, dirán los marxistas, se verificó con la historia de las clases. Weber
convendría con los marxistas en que ahora nos hallamos en una sociedad en la
que la estructura de as clases es decisiva, pero sostendría también que esta
circunstancia histórica no afecta la estructura fundamental de la sociedad.
Veo
dos posibles ataques contra Weber por parte de quienes sostienen que sus tipos
ideales son demasiados ahistóricos:
·
La primera
objeción consistiría en decir que la variedad de situaciones históricas es tan
grande que deberíamos proceder en un nivel más concreto. En defensa de Weber,
me pregunto si es posible describir concretamente o criticar sin cierta red
conceptual para tratar los fenómenos que estamos estudiando. Nuestras
definiciones podrán ser e parte convencionales, pero también nos permiten
identificar situaciones de manera tal que podemos discutir sobre conceptos,
como el poder, que tienen sentido en diferentes circunstancias históricas y
culturales. Debemos comprender las estructuras en que vivimos.
·
Tengo la
convicción de que se ha hecho demasiado hincapié en la historicidad, pues bien
puede haber estructuras sociales así como hay estructuras lingüísticas. También
puede haber cierta permanencia en las estructuras sociales. Cierta
universalidad de la problemática del poder nos permite identificar un problema
cuando leemos a autores políticos del pasado. En política comentemos siempre
los mismos errores, y esto puede deberse a que se trata de cuestiones que
siempre se repiten: el empleo del poder, el uso de mentiras por parte de
quienes ejercen el poder, etc. Los marxistas tienen razón cuando sostienen que
excluimos la historia cuando excluimos las clases. La respuesta de Weber es la
de que la estructura de clases, por
histórica que sea, no cambia fundamentalmente el problema de cómo deberían ser
gobernados los grupos humanos.
Verdad
es que los tipos ideales de Weber suponen cierta perspectiva. Lo que se expresa
a través de esos tipos es el ideal de intelectual liberal alemán antes del
nazismo. Los tipos están culturalmente situados. Debemos distinguir entre un
fracaso que se debe a una deficiencia de la estructura y un fracaso debido a
que la gente dejó de creer en la estructura. La pretensión a la legitimidad,
propia de la estructura, requiere una creencia correspondiente por parte de la
ciudadanía. Cuando falta respuesta que ha de darse al Estado, cuando el pueblo
desea en cambio un líder, un Führer, luego la democracia está muerta,
independientemente de cuáles sea sus propios problemas estructurales. O
evidentemente aquí es cierta enfermedad de la creencia que debe sustentar la
pretensión a la legitimidad. Creo que éste sería el argumento de Weber. No
obstante la verdad es que los tipos ideales de Weber se caracteriza por cierta
jerarquía, por cierta graduación.
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