En la asignatura de Fundamentos de Ciencia Política II: Sistema Político español del segundo
cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos
compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía
obligatoria Sistema político español
de Andrés de Blas Guerrero et alia.
UNED 2010. Derechos reservados, sus autores.
1. Aproximación a la historia
constitucional y al sistema político español: Tomás Javier Prieto González // 2. Los valores y principios de la
Constitución de 1978: Yolanda Díez Suárez // 3. La estructura político-institucional
española: Helena Cabal Cuesta - epígrafes 1, 2, 3 y 4 María Jesús Serrano
Narváez -Epígrafes 5, 6 y 7 // 4. El
Estado Autonómico: Sara González Galan
10. El Constitucionalismo del Sexenio Revolucionario
Se pone de manifiesto la
existencia de 3 momentos claves en el mismo:
·
el inicial y más significativo,
de 1868 a 1873,
·
el breve experimento de la I
República y
·
la reacción autoritaria
iniciada a partir del golpe del general Pavía.
El sexenio
revolucionario fue como la culminación del periodo político anterior; el agotamiento del moderantismo y el
peso de los “obstáculos tradicionales” (la Corona), límite infranqueable para
una alternancia en el poder entre las principales fuerzas políticas liberales.
El núcleo del pacto entre progresistas y demócratas será justamente el
derrocamiento del Isabel II y la convocatoria de Cortes Constituyentes a través
del sufragio universal. El acuerdo de Ostende supondrá la superación de los
límites del pronunciamiento clásico en 1868 en tanto hay una coalición de
partidos y una organización compleja en la mayor parte de las ciudades.
La mala cosecha de 1867
incidió en primer lugar sobre una periferia que progresivamente abandonaba el
cultivo de cereales en provecho de otros cultivos más remuneradores. Los altos
precios forzaban a una reducción del consumo que en la España de la época,
significaba hambre. Aunque esta crisis no pueda presentarse como desencadenante
de un proceso revolucionario protagonizado por la clase política del momento,
aporta, sin embrago, un marco a tener en cuenta, especialmente para la
comprensión de las manifestaciones populares de la revolución.
El 3 de octubre de 1868
la Junta Revolucionaria de Madrid encargaba al general Serrano la formación de
un gobierno provisional. Por decreto se introdujo el sufragio universal con el
que se elegirán Cortes Constituyentes en 1868. La labor de estas Cortes y del
Gobierno se vería dificultada por la laboriosa búsqueda de una nueva dinastía,
cuestión ésta que enfrentó a unionistas y progresistas y que habría que tener
bien conocidas repercusiones internas y externas. La firme decisión de
progresistas, unionistas y demócratas moderados, los “cimbrios”, a favor de la
institución monárquica, supuso la entronización de D. Amadeo de Saboya con
notable retraso a la aprobación del texto de 1869 y sin el apoyo de sectores
importantes de la coalición. A partir de este momento, y bajo el impacto de la
desaparición de Prim, se concretó el cisma dentro del progresismo, dividido
entre los radicales de Ruiz Zorrilla y los moderados de Sagasta. Las elecciones
realizadas por Sagasta en el mismo año reforzaron la presencia del progresismo
moderado.
El resultante gobierno Sagasta dio paso al gobierno
de Serrano de mayo de 1872. La negativa de Amadeo O a la suspensión de
garantías constitucionales supuso al tiempo la retirada de Serrano, la
concesión del decreto de disolución a Ruiz de Zorrila y la separación ahora del
rey de los unionistas. Amadeo I dimitió.
Esta dimisión real
supondría la proclamación de la I República. Se convocó una Asamblea Nacional.
Al fin, la inconstitucional Asamblea Nacional, ignorado el proceso de reforma
constitucionalmente previsto, decidió la sustitución de la forma de gobierno
monárquica por la republicana. Se inicia así la “revolución en la revolución”:
un experimento republicano en medio del abstencionismo de las fuerzas
monárquicas, el levantamiento carlista, el fraccionamiento de los propios
republicanos y el estallido cantonalista. El golpe del general Pavía de enero
de 1847, quizá la primera intervención del Ejército como institución en la vida
política española ponía fin a tan inestable periodo.
El fracaso a un nivel
más general del régimen democrático. El movimiento pendular de la burguesía
auguraba de pronto su claro repliegue conservador. Los residuos del Antiguo
Régimen, se aprestarían a un proceso de reconquista política y social. El
resultado sería el camino a la Restauración que podría al fin, mantener no sin
algunos retrocesos iniciales, el camino de nuestra revolución liberal.
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