sábado, 19 de octubre de 2013

Resúmenes Cambio Social II Parte 8


En la asignatura de Cambio Social II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.

1- Los movimientos sociales como fuerzas de cambio “Sociología del cambio social” de Sztompka, capítulo 19, pp. 303 a 330. Tomás Javier Prieto González // “Las revoluciones: la cumbre del cambio social” de Sztompka, capítulo 20, pp. 331 a 350. Tomás Javier Prieto González 2- Los movimientos sociales: principales teorías Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación (Funes/Monferrer, en Funes/Adell, capítulo 1, pp 21 a 58) // Tomás Javier Prieto González // El estudio del contexto político a través de la protesta colectiva. Participación y democracia (Adell, en Funes/Adell, capítulo 3, pp 77 a 108). // Julia Ortega Tovar Participación y democracia: Asociaciones y poder local (Brugué/Font en Funes/Adell, capítulo 4, pp 109 a 132). Julia Ortega Tovar 3- Los nuevos movimientos sociales en el contexto histórico y de la mundialización Génesis y desarrollo de los movimientos sociales desde una perspectiva histórica. El movimiento obrero (Pastor, en Funes/Adell, capítulo 2, pp 59 a 76). Tomás Javier Prieto González // La dimensión individual en la acción colectiva (Funes, en Funes/Adell, capítulo 8, pp 225 a 254). José Antonio Puig Camps // Los movimientos antiglobalización (Ibarra/Martí, en Funes/Adell, capítulo 10, pp 285). José Antonio Puig Camps 4- Estudios de caso y campañas Dimensión simbólica y cultural del movimiento feminista (Robles/de Miguel, en Funes/Adell, capítulo 5, pp 133 a 162). Víctor Riesgo Gómez // Identidad colectiva y movimiento gay (Monferrer, en Funes/Adell, capítulo 6, pp 163 a 190) //  Javier Hermoso Ruiz Organización y estructura del movimiento ecologista (Jiménez, en Funes/Adell, capítulo 7, pp 191 a 224). Blas García Ruiz


El curso de la revolución

Las revoluciones conocidas históricamente son extremadamente variadas. Consideremos algunos casos famosos: la inglesa (1640), la americana (1776), la francesa (1789), la rusa (1917), la mexicana (1919), la china (1949), la cubana (1959), la filipina (1985), las de Europa central y del este (1989). Las primera descripciones sociológicas de la revolución acometieron esa estrategia inductiva, e intentaron “establecer determinadas uniformidades de descripción”. Éstas llegaron a conocerse como “historias naturales de la revoluciones”. Se considera que la secuencia típica consta de diez niveles:

1.    Todas las revoluciones son precedidas por una situación típica conocida como “preámbulo revolucionario”: la intensificación del descontento, de las quejas, de los desórdenes y de los conflictos debido a crisis económicas o fiscales. Éstos son experimentados de forma más dolorosa por las clases sociales en ascenso, en lugar de por aquellos más miserables y oprimidos.
2.    En  el siguiente nivel acontece una “transferencia de lealtades en los intelectuales”: la difusión de la crítica, los debates acerca de la reforma, diversas formas de agitación, la proliferación de panfletos filosóficos o políticos y de doctrinas dirigidas contra el antiguo régimen. Comienza a extenderse un estado que podemos llamar de “espíritu revolucionario”.
3.    A continuación viene el intento del régimen de desviar la amenaza creciente mediante reformas parciales, pero éstas son percibidas como tardías y forzadas, como signos de debilidad, socavando todavía más la legitimidad del antiguo régimen.
4.    La creciente incapacidad del estado para gobernar de formas eficiente da como consecuencia una “parálisis del estado”. Esto da a los revolucionarios, al menos, la posibilidad de tomar el poder.
5.    El antiguo régimen se colapsa y se produce una “luna de miel revolucionaria” un periodo de euforia tras la victoria.
6.    Las divisiones internas comienzan a aparecer entre los revolucionarios victoriosos, Hay conservadores que intentan minimizar el cambio, radicales que quieren impulsarlo hacia delante y moderados que buscan una reforma gradual.
7.    Los reformistas moderados predominan, e intentan preservar alguna continuidad con el pasado utilizando las organizaciones y al personal administrativo dejados por el régimen anterior. Esto ni puede satisfacer las elevadas aspiraciones, esperanzas y sueños de las masas, y se pone en movimiento el malestar posrrevolucionario.
8.    Los radicales y extremistas son capaces de explotar la frustración que se ha extendido, de movilizar a las masas y de reemplazar a los moderados.
9.    Comienza el estadio del “terror”, cuando los radicales intentan reforzar el orden y eliminar toda traza del antiguo régimen. La agitación social que sigue proporciona su oportunidad a los dictadores fuertes y a los líderes militares para tomar el poder.
10. Eventualmente se restaura un cierto equilibrio en la última fase, el “thermidor” o “convalecencia tras la fiebre de la revolución” y el énfasis se traslada del cambio de instituciones políticas al progreso económico dentro del marco de instituciones estables.

Nos dice algo acerca de cómo ocurren las revoluciones, pero no contesta a la pregunta más importante: ¿Por qué ocurren? Esta última pertenece al dominio de la teoría, más que al de mas meras “historias naturales” de la revolución. Cualquier teoría debe constar al menos de tres tipos de componentes:

1.    Ha de sugerir una imagen general o un modelo conceptual del fenómeno.
2.    Ha de seleccionar determinados factores o variables como determinantes primarios, como causas o mecanismos de la revolución.
3.    Ha de implicar un conjunto de hipótesis contrastables acerca de las interdependencias entre variables, y en particular acerca de los orígenes, curso y resultados de las revoluciones.

Los modelos de revolución

La clasificación más general de las teorías de la revolución puede basarse en la imagen o modelo que presuponen. Algunas teorías enfatizan la agencia, otras ponen el acento en el contexto estructural.

·      Dentro del tipo primero encontramos el modelo más tradicional de revolución, el “modelo volcánico”. Las revoluciones estallan desde abajo, espontáneamente, como resultado de tensiones acumuladas, de agravios, de descontentos que superan un determinado umbral, realizadas por masas de gentes desesperadas.
En la agencia, el “modelo conspirativo”; los agentes no son las masas mismas, sino agotadores externos que empujan a las masas a la acción revolucionaria. Las masas sucumben a la manipulación, a la propaganda y a la ideología de los revolucionarios profesionales instigando a la gente a la acción. Desde esta perspectiva las revoluciones no estallan sino que son el resultado de una conspiración.

·      En el segundo tipo de teorías se centra en el contexto estructural. En toda sociedad hay siempre una gran acumulación de descontento, pero que sólo bajo determinadas condiciones estructurales facilitadoras éste dará como resultado la revolución. Las revoluciones no se hacen sino que se desencadenan. El “modelo de la capa de seguridad”; las revoluciones erupcionan sólo cuando hay una quiebra en el control gubernamental, una relajación de las medidas represivas, un colapso del estado. Y sólo debido a las posibilidades así creadas han podido los líderes y las masas rebeldes contribuir a la realización de las transformaciones revolucionarias. El “modelo del tesoro abierto”; las revoluciones erupcionan sólo cuando emergen nuevos recursos y oportunidades. Se concede una importancia crucial a las “estructuras políticas de oportunidad”, a la estructura de las leyes, derechos y libertades que abren posibilidades para la acción colectiva. Algunos autores sostiene que la desorganización social y el desequilibrio creados por el rápido cambio social crea oportunidades estructurales facilitadoras de la movilización revolucionaria.

Los modelos centrados en la agencia y los centrados en la estructura de la revolución difieren en lo que presuponen y en lo que consideran problemático. Cada uno parece aprehender una parte de la verdad. Quizás la teorización futura dé un giro más ecléctico, multidimensional, e intente integrar todas las facetas del complejísimo fenómeno de la revolución en un modelo coherente.



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