miércoles, 16 de octubre de 2013

Resúmenes Cambio Social II Parte 5


En la asignatura de Cambio Social II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.

1- Los movimientos sociales como fuerzas de cambio “Sociología del cambio social” de Sztompka, capítulo 19, pp. 303 a 330. Tomás Javier Prieto González // “Las revoluciones: la cumbre del cambio social” de Sztompka, capítulo 20, pp. 331 a 350. Tomás Javier Prieto González 2- Los movimientos sociales: principales teorías Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación (Funes/Monferrer, en Funes/Adell, capítulo 1, pp 21 a 58) // Tomás Javier Prieto González // El estudio del contexto político a través de la protesta colectiva. Participación y democracia (Adell, en Funes/Adell, capítulo 3, pp 77 a 108). // Julia Ortega Tovar Participación y democracia: Asociaciones y poder local (Brugué/Font en Funes/Adell, capítulo 4, pp 109 a 132). Julia Ortega Tovar 3- Los nuevos movimientos sociales en el contexto histórico y de la mundialización Génesis y desarrollo de los movimientos sociales desde una perspectiva histórica. El movimiento obrero (Pastor, en Funes/Adell, capítulo 2, pp 59 a 76). Tomás Javier Prieto González // La dimensión individual en la acción colectiva (Funes, en Funes/Adell, capítulo 8, pp 225 a 254). José Antonio Puig Camps // Los movimientos antiglobalización (Ibarra/Martí, en Funes/Adell, capítulo 10, pp 285). José Antonio Puig Camps 4- Estudios de caso y campañas Dimensión simbólica y cultural del movimiento feminista (Robles/de Miguel, en Funes/Adell, capítulo 5, pp 133 a 162). Víctor Riesgo Gómez // Identidad colectiva y movimiento gay (Monferrer, en Funes/Adell, capítulo 6, pp 163 a 190) //  Javier Hermoso Ruiz Organización y estructura del movimiento ecologista (Jiménez, en Funes/Adell, capítulo 7, pp 191 a 224). Blas García Ruiz

 El estado de las teorías de los movimientos sociales


La sociología de los movimientos sociales, como cualquier subcampo de la sociología, está íntimamente relacionado con las teorías generales de la sociedad. Esta conexión es mutua. Diferentes teorías generales de la sociedad implican visiones distintas de los movimientos sociales y, a la inversa, diferentes teorías generales adquieren distintos grados de corroboración de la investigación en curso sobre movimientos sociales.

Tomemos algunos ejemplos. La teoría desarrollista (historicista): ha de tratar a los movimientos sociales meramente como síntomas, epifenómenos de cambios sociales en curso. Aparecen como la fiebre en los momentos de crisis sociales, de rupturas o de estallidos revolucionarios. La teoría postdesarrollista, que se centra en el papel creativo de la agencia humana y afirma la naturaleza contingente, abierta, del proceso histórico, tratará a los movimientos sociales de una forma completamente diferente. Como agentes, creadores, constructores, actores cruciales en el proceso histórico.

La versión ortodoxa del materialismo histórico en comparación con la teoría moderna de los nuevos movimientos sociales. En la teoría marxista, los movimientos sociales, enraizados en los intereses de clase, son meros demiurgos de la historia, vehículos, portadores, ejecutores, de tendencias de desarrollo necesario. Como mucho pueden liberar o acelerar los procesos históricos, pero no pueden causarlos.

En la teoría moderna de los movimientos sociales, éstos devienen los verdaderos agentes causales del cambio social y no meras emanaciones de un proceso histórico autónomo. Producen, crean, y hacen, y no se limitan a ejecutar transformaciones y revoluciones.

Dentro de la teoría de sistemas de la sociedad (el funcionalismo-estructuralismo ortodoxo), los movimientos sociales no pueden aparecer sino como molestias, patologías, manifestaciones desviadas de desorden o de desorganización social, que han de ser contrarrestados o compensadas por los mecanismos equilibradores del sistema. Dentro del moderno enfoque de la elección racional, los movimientos sociales figuran como medios normales para la obtención de fines políticos, como formas específicas de acción políticas acometidas por colectivos de personas afanándose por sus fines cuando carecen de oportunidades institucionales, rutinarias, para la representación de intereses.

Hay dos modelos tradicionalmente opuestos de sociales, que están relacionados con dos enfoques opuestos en el estudio de los movimientos sociales:

1.    El que enfatiza la movilización de actores: los movimientos sociales surgen desde abajo, cuando el volumen de agravios, de descontento y de frustración de las poblaciones humanas excede un determinado umbral. Otra versión implica una imagen de intermediación o conspirativa: el movimiento social es considerado como una acción colectiva intencionada.
2.    El que enfatiza el contexto estructural, que facilita o constriñe la emergencia de movimientos sociales; en suma, los movimientos estallan cuando las condiciones, circunstancias y situaciones lo permiten. Una versión tiene afinidad con la metáfora de la capa de seguridad: el potencial de movimientos es liberado desde arriba, cuando las constricciones se debilitan. Otra versión enfatiza el acceso a los recursos: los movimientos son concitados por la apertura de nuevos medios y oportunidades que facilitan la acción colectiva.

Los últimos tiempos han producido un fuerte impulso hacia la síntesis teórica, superando la oposición entre teorías orientadas hacia la acción y teorías orientadas hacia la estructura.
Bert Klandernabs argumenta que los fuertes prejuicios estructurales (organizacionales) de la teoría en boga de la movilización de recursos conduce al descuido de la dimensión individual, psicológico-social. Esto ha de remediarse combinando una teoría nueva, modificada, psicológico-social con un enfoque adecuadamente atemperado de la movilización de recursos.

Myra Ferre y Frederick Miller intentan enriquecer la perspectiva de la movilización de recursos elaborando el olvidado nivel subjetivo. Se centran en dos procesos psicológicos:

1.    Es el sistema de atribución, esto es, dirigir el descontento y culpar a las estructuras institucionales en lugar de a las personas (gobernantes).
2.    Concitar el compromiso de los participantes, esto es, modelar las motivaciones conducentes al reclutamiento y a la acción.

Desde su posición, ha de restaurarse una perspectiva psicológica mejorada en las teorías de la organización estructural para hacerlas más adecuadas.

Ralph Turner reconoce las ganancias cognitivas obtenidas dentro de la perspectiva de la movilización de recursos, y argumenta en contra de considerarla como una alternativa irreconciliable con los enfoques más tradicionales de Park, Blummer, Smelser y él mismo. Admite que la teoría de la motivación de recursos añade la percepciones cruciales a tres cuestiones no resueltas dentro de la teoría ortodoxa de la conducta colectiva:

1.    Es la cuestión de la “extrainstitucionalidad”: por qué la gente se aleja de las formas institucionalmente establecidas.
2.    Es la traducción de los sentimientos en acción: por qué la gente convierte disposiciones extrainstitucionales en acciones.
3.    Es el misterio de actuar colectivo: por qué la gente se junta para expresar sus sentimientos e impulsos.

Los fundadores mismos de la perspectiva de la movilización de recursos; Doug McAdam, John McCarthy y Mayer Zald proclamaron un manifiesto de reconciliación. Su ímpetu se concentra en el rechazo a las explicaciones unilaterales, sean “desde arriba”, por referencia a las estructuras, o “desde abajo”, invocando a las acciones, y en explicar las conexiones entre las condiciones macroestructurales y las microdinámicas de los movimientos en evolución. Creemos que la acción real tiene lugar en un tercer nivel, intermedio entre el individuo y los amplios macrocontextos en los que está sumergido.

Esta tendencia hacia la síntesis y la reconciliación parece acertada y correcta. La tremenda complejidad del fenómeno de los movimientos sociales precisa fuentes múltiples de ilustración y sólo puede ser explicado de forma adecuada por una pluralidad de enfoques, o en el último caso por una teoría multidimensional.

Tales empeños pueden proporcionar también un importante campo de prueba para la teoría general de la sociedad que intenta la síntesis de las dos sociologías, la individualista de las acciones y la holista de las estructuras:

1.    Los movimientos sociales encarnan el carácter jánico de la realidad social; la dialéctica de los individuos y las totalidades sociales. El medio de los movimientos sociales es un escenario excelente para observar cómo los factores sociales influyen y son influidos por los actores. Los movimientos sociales representan una forma intermedia en la anatomía de la realidad social.
2.    Los movimientos sociales representan también un estadio intermedio en la emergencia dinámica del tejido social: nos permiten aprehender la realidad social tal y como nace. Estudiar los movimientos sociales nos permite aprehender estructuras sociales mayores en el proceso de su emergencia o transformación.
3.    Los movimientos sociales también tienen una cualidad intermedia en otro sentido: en su constitución interna son algo intermedio entre meras amalgamas de individuos actuando y totalidades sociales completas, cristalizadas. Por tanto estudiar los movimientos sociales nos permite aprehender la fase intermedia de la construcción de estructuras, nos permite ver cómo emergen y cambian las estructuras internas del movimiento.

Los movimientos sociales aparecen como componentes cruciales del campo socioindividual en el proceso de constante autotransformación. Su estudio nos proporciona una fuerte corroboración de la teoría del devenir social.

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