martes, 29 de julio de 2014
domingo, 27 de julio de 2014
Cuatro décadas de sociología crítica: “Los nuevos caminos de un mundo a construir”
Entrevista publicada el 18 de julio de 2014 en piensachile.com
La ganadora del premio
Libertador Simón Bolívar al pensamiento crítico (2013 – Venezuela) por su libro
“Un mundo a construir (nuevos caminos)” vuelve sobre cuatro décadas de sociología
crítica.
-De Los conceptos
elementales del materialismo histórico a Un mundo a construir (nuevos caminos),
¿cuánta agua de pensamiento crítico ha cruzado el puente?
Sin duda que ha cruzado
mucho agua bajo el puente. Yo escribí mi primer libro en París, teniendo un
conocimiento muy vago de la realidad latinoamericana. Sólo conocía mi propio país,
Chile, y no lo conocía en profundidad. Las reflexiones e informaciones que se
encuentran en mi último libro Un mundo a construir (nuevos caminos) han
surgido, en cambio, luego de haber entrevistado a más de 100 dirigentes políticos
y sociales de nuestra región, varios de los cuales ocupan hoy altos cargos en
el sistema político actual en sus respectivos países. Una diferencia abismal ¿no
crees? Por ello creo que el libro ayudará a que mucha gente que conoció a la
Marta de Los conceptos elementales…, y no leyó otras cosas suyas posteriores,
ahora vea a la otra Marta que ha aprendido tanto de las luchas de nuestros
pueblos y que propicia esa nueva cultura de la izquierda que tanto necesitamos.
-¿Qué le acerca y que le
distancia hoy de Louis Althusser?
A mi entender Althusser ha
hecho un aporte fundamental en el campo teórico: me permitió redescubrir el
marxismo.
En un momento en que
muchos intelectuales europeos consideraban superado el aporte teórico de Marx,
Althusser nos revela que Marx no sólo es un científico más, un pensador social
más, sino que a través de sus planteamientos ha provocado una verdadera
revolución teórica que el propio Marx y sus seguidores no parecen haber
comprendido en toda su profundidad. Él nos enseña no sólo que Marx no ha sido
superado sino que, por el contrario, que en su obra existe un enorme potencial
teórico que todavía no ha sido explotado.
Por otro lado, nos hace
ver que la “ciencia de la historia” descubierta por Marx —porque el marxismo es
eso, la ciencia que nos permite comprender las sociedades y su cambio—nada
tiene que ver con las interpretaciones dogmáticas del marxismo; que gran parte
del camino está todavía por hacerse; que ser marxista no es repetir fórmulas
hechas y aplicarlas mecánicamente a realidades históricas concretas sino
extraer de las obras de Marx aquellos instrumentos teóricos que permiten
analizar en forma creadora nuevas realidades.
Yo debo mi desarrollo teórico
fundamentalmente a Althusser.
Él me hizo ver el inmenso
potencial instrumental que tenía el marxismo para resolver los problemas
sociales que me inquietaban.
Lo primero que logró fue
romper en mí el fantasma del determinismo mecanicista del marxismo.
Como católica militante
entonces, mi preocupación central era el problema de la libertad del hombre. Su
defensa de la dialéctica marxista como un fenómeno antimecanicista, donde la
contradicción simple entre las fuerzas productivas y relaciones de producción
nada explica si se es incapaz de ver cómo ella está sobredeterminada por otras
múltiples contradicciones, me permitió entender que no era contradictorio
afirmar a la vez que la sociedad determina el quehacer de las personas, pero
que éstas, a su vez, desempeñan un papel en la historia. Ninguna crisis del
capitalismo conducirá a su extinción si no existe un sujeto revolucionario que
aproveche esa crisis para construir una sociedad alternativa.
Muchos han acusado a
Althusser —como me han acusado a mí— de estructuralista, pero yo rechazo esa
calificación, salvo que quienes sostengan esto piensen que también Marx es
estructuralista.
Si entender la dinámica
social a partir de la forma que se estructuran los procesos productivos es ser
estructuralista, Marx es estructuralista, y también Althusser, y por supuesto
yo como divulgadora de su pensamiento.
¿Se puede ser
estructuralista y afirmar el carácter central que tienen la lucha de clases en
la transformación de la sociedad como lo señala Althusser en el prefacio a la
segunda edición de mi libro: Los conceptos elementales…?
También lo han acusado de
antihumanista por que él habla del antihumanismo teórico de Marx y subrayo “teórico”,
porque eso es lo que no han entendido sus críticos.
Althusser me enseñó que
para resolver los problemas de la gente, Marx no construyó una teoría centrada
en reflexiones acerca del hombre, de la persona humana, sino que buscó
comprender las leyes que determinan la existencia real de las personas que
viven en las sociedades.
Para servir a los hombres
reales Marx crea una serie de conceptos científicos: modo de producción, de
relaciones de producción, de fuerzas productivas, trabajo concreto, trabajo
abstracto, plusvalía, etcétera.
Para poder ser humanista
práctico era necesario que teóricamente Marx no fuera humanista, es decir, que
no reflexionara sobre el hombre sino sobre la estructura social y su lógica de
funcionamiento.
Por eso, según él, los
problemas del hombre en el socialismo no iban a resolverse hablando del hombre,
de la persona humana, sino afrontando concreta y correctamente los difíciles
problemas que surgen en la construcción de todo orden social nuevo.
Por eso también
consideraba antimarxista el que se atribuyeran todos los problemas de la
entonces URSS a Stalin.
Reconociendo los errores
personales de Stalin, lo que había que buscar —para evitar la repetición futura
de esos errores— eran las causas económico‑sociales que explican el porqué del surgimiento de
ese culto y de los problemas que entonces vivía la sociedad soviética. Insistía
que no bastaba reconocer autocríticamente un error para poder superarlo, sino
que había que profundizar en el conocimiento de las razones por las cuales ese
error llegó a cometerse, para poder corregirlo. ¿No crees que éstas son
reflexiones de mucha actualidad?
Además de lo ya expuesto,
Althusser me enseñó el método con que debía estudiar a los clásicos del
marxismo, y a otros autores en general.
Me enseñó a “leer”, a leer
más allá de lo que una cita dice textualmente, a leerla en su contexto, a leer
en profundidad, a deducir de lo que el autor dice, pero también de lo que no
dice, su pensamiento profundo.
Sólo de esta manera es
posible que nos liberemos del dogmatismo, de la repetición de citas textuales
sacadas de su contexto, y que podamos argumentar con razonamientos y no con
citas.
Sólo de esta manera se puede
desarrollar creadoramente el pensamiento de Marx, extrayendo de las obras de
los clásicos un enorme caudal de instrumentos teóricos que serán muy útiles
para el estudio de las nuevas realidades que van surgiendo.
Gracias a este método logré
reconstruir, por ejemplo, el concepto de clases sociales en Marx.
El capítulo dedicado a
este tema es uno de los capítulos inconclusos de El capital. Pero, aunque en
ninguna parte de su obra Marx define lo que son las clases sociales, a lo largo
de toda ella están presentes los elementos teóricos que permiten darle un
contenido conceptual a esa palabra clave para el marxismo.
Me he extendido mucho en
responder a la primera parte de tu pregunta, pero era necesario hacerlo así
porque Althusser ha sido tan tergiversado que salir en su defensa requiere de
un mínimo de espacio.
Ahora, ¿que me separa hoy
de Althusser?
Yo te diría que es el énfasis
que hoy pongo en la importancia de la práctica social y del protagonismo de la
gente.
-Usted es la primera mujer
que gana el Premio Libertador al pensamiento crítico, ¿hay un pensamiento crítico
femenino? ¿El suyo lo es?
Yo no creo que un
pensamiento se pueda calificar de masculino o de femenino. Yo creo que si yo
hubiese usado un seudónimo masculino nadie hubiese podido detectar que ese
escrito era el producto de una mujer.
-El Comandante Hugo Chávez,
de quien usted estuvo mucho tiempo cerca, dijo que “la Revolución Bolivariana
tiene rostro de mujer” y también la calificó de “feminista”. ¿Comparte usted
esos criterios?
Antes de responder
directamente a pregunta quisiera aclarar que yo nunca fui feminista.
Nunca estudié dicha
literatura y nunca me sentí marginada de alguna tarea por ser mujer, pero por
supuesto que eso no quiere decir que no exista discriminación hacia la mujer.
En un comienzo yo no era
partidaria de las cuotas para mujeres, y me parecía innecesario usar un
lenguaje atento al tema de género. Sin embargo, a partir de un cierto momento,
en mis escritos empiezo incorporar temas y preocupaciones del movimiento
feminista, pero lo interesante es que esa evolución no se debe a un estudio de
la literatura feminista sino a que los comandantes guerrilleros que yo
entrevistaba en aquel momento habían sido influidos en su forma de pensar por
valiosas mujeres combatientes, ellas sí imbuidas del pensamiento feminista y
eso se reflejaba en sus respuestas.
Por otra parte, más o
menos una década más tarde, fue el presidente Chávez el que me enseñó, también
en una forma práctica, a través de sus discursos, cuán importante era visibilizar
a las mujeres en el lenguaje. Palabras como: hombres y mujeres, niños y niñas,
compañeros y compañeras, amigas y amigos, los y las… pasaron entonces a
incorporarse en mis textos. Y ahora cuando oigo algún discurso —y especialmente
esto ocurre con los dirigentes sindicales masculinos— en que no se alude a las
mujeres, siento que algo falla en esos compañeros.
Llegué también a entender
la importancia de la llamada discriminación positiva para permitir abrir
espacios a la mujer, aunque a mí me gusta mucho más la fórmula que usa el
Movimiento Sin Tierra de Brasil, y que se emplea también en el Estado indio de
Kerala para crear condiciones para el desarrollo de la mujer, fórmula que
consiste en que en todos los organismos donde hay que elegir representantes: asentamientos,
grupos de trabajo, etcétera, se elija siempre a un hombre y una mujer.
Esa práctica —al crear un
espacio para la participación de la mujer— ha permitido demostrar que la mujer
puede ser igual o mejor dirigente que el hombre.
Luego de este rodeo te
respondo: yo creo que cuando Chávez califica a la revolución bolivariana de
feminista está pensando en el gran papel que ha jugado y debe seguir jugando la
mujer en el proceso revolucionario venezolano y por supuesto que en eso estoy
totalmente de acuerdo con él.
-¿Una revolución
femenina es una revolución débil? Uno de los integrantes del jurado (Gianni
Vattimo) que calificó su obra premiada dijo a Todosadentro que “El pensamiento
débil es el más crítico pensamiento posible”. ¿Cómo siente estas opiniones a la
luz de su obra?
Confieso que yo no he leído
a Gianni Vattimo y tuve que consultar Wikipedia para saber que se entendía por “pensamiento
débil”. Yo no emplearía el término “pensamiento débil” que la palabra de hoy
tiene a mi entender una connotación negativa, preferiría hablar de pensamiento
flexible, amplio, y en ese sentido ¡claro que un pensamiento con estas características
no puede ser sino un pensamiento crítico!
-¿En qué se parece su “mundo
a construir” y la Patria socialista que Chávez nos ha propuesto construir desde
el denominado Plan de La Patria?
En mi libro incorporo
muchas de las ideas del presidente Chávez acerca de la nueva sociedad que
debemos construir en nuestra región. Fue el que acuñó el término “socialismo
del Siglo XXI” dándole un contenido concreto a este término.
Fue él el que insistió en
el protagonismo popular como una de las características centrales de la nueva
sociedad: el socialismo del siglo XXI no se decreta desde arriba, se construye
con la gente.
Fue él el que aceptó el
desafío de empezar a construirlo a partir de la institucionalidad heredada.
¿Por qué te refieres al
Plan de la patria donde se combinan una cantidad enorme de propuestas, muchas
de las cuales pueden encontrarse perfectamente en programas que buscan dar un
rostro humano al capitalismo?
Creo que el presidente Chávez
tiene elaboraciones teóricas sobre este nuevo mundo construir mucho más ricas
en intervenciones anteriores al Plan de la patria, varias de las cuales cito en
mi libro.
-¿Cuáles son los “nuevos
caminos” del socialismo?
Cuando habló de los nuevos
caminos lo hago pensando pensando en el tipo particular de transición hacia una
sociedad alternativa al capitalismo que se está implementando en algunos países
de América latina. En ellos, como dice el libro, no sólo existe una débil
presencia de condiciones económicas, materiales y culturales para construir el
socialismo, sino que también esta ausente la condición más importante, y hasta
ahora considera indispensable: no se cuenta con todo el poder del Estado.
La transición comienza a
partir de la conquista del gobierno que es sólo uno de los poderes del Estado.
La práctica ha demostrado, contra el dogmatismo teórico de algunos sectores de
la izquierda radical, que se puede transformar este Estado heredado en un
instrumento para avanzar en la construcción de la nueva sociedad.
Pero hay dos condiciones
esenciales para ello: la primera, que ese Estado esté habitado por personas
dispuestas a hacer avanzar el proceso revolucionario y, segunda, que estas
personas entiendan que deben buscar la colaboración de los sectores organizados
del pueblo para controlar su quehacer y presionar para que dichas instituciones
se pongan al servicio del proyecto revolucionario.
La transición particular
que vivimos implica usar el aparato del Estado heredado para ir construyendo
los cimientos de la nueva institucionalidad y del nuevo sistema político,
creando espacios de protagonismo popular que vayan preparando a la gente para
ejercer el poder desde el nivel más simple hasta el más complejo.
No hay una formula única
para este tránsito, ni recetas preestablecidas, no se trata ni de calco y
copia, si no de creación heroica como decía Mariátegui.
Se trata de un camino
lleno de desafíos.
Respetando el juego democrático
hay que hacer frente al enorme poder que todavía tiene la oposición, no sólo
económico, sino mediático y cultural, y a todo el apoyo externo con que cuenta.
Se trata de un proceso muy
lento que suele desanimar a no poca gente de izquierda.
Por eso es que en el libro
yo habló de la necesidad de que nuestros gobernantes hagan lo que llamo “una
pedagogía de los límites” del proceso.
Muchas veces se cree que
hablarle de dificultades al pueblo es desalentarlo, cuando, por el contrario,
si a los sectores populares se les informa, se les explica el porqué no se
pueden alcanzar de inmediato las metas deseadas, eso los ayuda a entender mejor
el proceso en que viven, a defenderlo y a moderar sus demandas.
Pero esta pedagogía de los
límites debe ser acompañada simultáneamente de un fomento de la movilización y
la creatividad populares, evitando domesticar la iniciativa de la gente y
preparándose para aceptar posibles críticas a fallas de la gestión
gubernamental. No sólo se debe tolerar la presión popular sino que se debe
entender que es necesaria para ayudar a los gobernantes a combatir las
desviaciones errores que pueden ir surgiendo en el camino.
En la segunda parte del
libro señalo múltiples iniciativas concretas que puedan irse tomando a pesar de
los límites ya señalados.
-¿Cristo y Bolívar son parte de esos “nuevos caminos”
del mundo a construir? ¿Dónde está lo nuevo?
Mira, yo creo que hay que
distinguir entre los valores socialistas que están presentes tanto en el cristianismo
como en Bolívar y la forma concreta en que se debe construir una sociedad para
hacer posible la plena expansión de esos valores.
No se si tú sabes que yo
fui muy católica, llegué a ser dirigente de la Acción Católica Universitaria.
Sentía la necesidad de
amar al prójimo, de resolver el problema de la pobreza, y el marxismo para mí
significó el entender que para lograr esos valores, esos objetivos, había que
cambiar la lógica de la sociedad capitalista —que se mueve por los intereses
individuales y la ganancia— por una lógica distinta humanista y solidaria, lógica
que no se construye por predicas, por discursos, sino que se construye creando
las condiciones objetivas, estructurales, que permitan que la gente —a través
de su propia práctica— vaya construyendo esas relaciones.
Pero para eso hay que
conocer científicamente como funciona la sociedad capitalista, qué es necesario
transformar y qué medidas concretas hay que adoptar para conseguir los
objetivos buscados, y eso no lo encontramos ni en el cristianismo ni en Bolívar,
sino en el marxismo que, como te decía, para mí es la ciencia que permite
estudiar la sociedad y su cambio.
Lo nuevo en mi libro estaría
entonces, fundamentalmente, en los caminos que habría que transitar para
materializar esos valores socialistas compartidos.
-Su reciente libro
premiado, ¿fue concebido bajo una intencionalidad política o es un ejercicio
intelectual de asistencia social colectiva?
Todo lo que yo hago tiene
una intencionalidad política, si por política entendemos el arte de hacer
posible lo imposible, título de uno de mis libros y frase que muchas veces
repitió el presidente Chávez. Y esto no quiere decir otra cosa que el arte de
construir las fuerzas sociales que nos permitan ir cambiando la actual
correlación de fuerzas a nuestro favor para ser capaces de impulsar los cambios
necesarios que nos proponemos como meta. Lo que mi libro busca es colaborar en
esa construcción de fuerzas sociales señalando con la mayor claridad posible
esa meta —esa utopía que ilumina nuestro camino y que nos permite marchar y
seguir luchando a pesar de los obstáculos que se nos puedan presentar—. Pero no
basta vislumbrar esa meta, es necesario entender muy bien cómo hay que avanzar
hacia ella desde la realidad concreta en la que estamos situados hoy en América
Latina. De ahí que el libro busque también señalar las características de una
transición particular al socialismo que es la que estamos enfrentando hoy en
nuestro subcontinente: se trata —como te decía— de avanzar hacia el socialismo
por la vía institucional. Y esto requiere, como diría Simón Rodríguez, “inventar
para no errar”. Se habló mucho del pasado de las revoluciones políticas
violentas —y cuando hablo de violentas estoy pensando en revoluciones productos
de guerras civiles o de guerras antimperialistas— y de los requerimientos para
que éstas fueran sus exitosas o que; se ha hablado poco, sin embargo, de las
revoluciones pacíficas, de los obstáculos que necesariamente deben enfrentar y
cómo se puede ir avanzando por la vía institucional y esto justamente es lo que
trato de desarrollar en la segunda parte de mi libro.. Finalmente, en la última
parte de mi libro insisto en la necesidad de contar con un instrumento político
para poder enfrentar estos enormes desafíos. Como puedes ver, mi
intencionalidad política es evidente.
Fuente: Iván Padilla/
Semanario “Todos Adentro”
Entrevista publicada el 18 de julio de 2014 en piensachile.com
jueves, 24 de julio de 2014
MARXISMO Y SOCIOLOGÍA
Lefebvre presenta en
este artículo una reflexión alrededor del marxismo y de la definición que la
sociología adquiere en su ligamen con el primero. Se explica además brevemente
el método dialéctico, en cuanto fundamento del desarrollo de la sociología que permite
unificar el rol de las ciencias sociales, en la comprensión de la totalidad (en
este caso francesa). Asimismo, Lefebvre establece una serie de vínculos entre
la Sociología y la Etnografía, la Economía Política, la Psicología y la Política,
con el fin de aprehender las contradicciones que caracterizan la realidad
social y fundar así una sociología científica.
Traducción:
Roy Alfaro Vargas
Revista de Ciencias Sociales - Universidad
de Costa Rica nº142
Publicado por
https://javierprietogonzalez.blogspot.com/
en
jueves, julio 24, 2014
No hay comentarios:
Etiquetas:
Economía Política,
etnografía,
Lefebvre,
marxismo,
Política,
psicología,
sociología
miércoles, 23 de julio de 2014
La triada ciudadanía-inmigración-exclusión a debate parte 2
El colectivo
de inmigrantes es el más vulnerable en esta realidad y desde la perspectiva de
género nos encontramos con más barreras que impiden y dificultan el acceso de
las mujeres a las oportunidades en el mercado de trabajo puesto que “(…) el
empleo es el ámbito fundamental para conseguir una integración satisfactoria”
(Martínez, 2006:251). Se sigue careciendo de instrumentos que faciliten el
acceso a igualdad de oportunidades a hombres y mujeres a un puesto de trabajo,
y a la eliminación de la discriminación como un mecanismo efectivo de
contratación ilegal. Dada la manifiesta ineficacia de los gobiernos relacionada
con las migraciones pone de relieve, según Rosa Rodríguez (2006), al menos dos
cuestiones significativas:
1. Una
relevante “crisis de gestión resolutiva ante las transformaciones de efecto
multiplicador derivadas de las mismas” (Rodríguez, 2006:93).
2. “La
ausencia de una verdadera toma de conciencia de la responsabilidad que tiene de
sumir las consecuencias de unos cambios sociales que también han contribuido a
generar” (Ibídem:93).
En ese sentido podríamos hablar de minorías emigradas
como el “colectivo que presenta una clara situación de desventaja, de
inferioridad, de marginación, respecto del grupo social del país de destino.
Inferioridad que no sólo es numérica, sino que lo es social, cultural, legal y
económica” (Marcos, 2012:10). Existe una precariedad en sus condiciones
económicas y también en el ámbito de reconocimiento del derecho a la igualdad y
los derechos sociales, económicos y culturales. Estas minorías presentan en
común dos rasgos, la procedencia por razones adversas (políticas, económicas,
etc.), y la lucha por el reconocimiento de los derechos a la igualdad y a la
diferenciación cultural.
Los inmigrantes en la mayoría de las ocasiones son
invisibilizados por el contexto societal y por sus inherentes carencias
naturales (como el lenguaje), como que han de soportar altos niveles de
discriminación y xenofobia. Están claramente en una situación de exclusión
social estructural, tanto que ni siquiera se relacionan con los movimientos que
luchan por sus derechos. Como decíamos anteriormente, la crisis económica y
financiera puede servir de excusa vehicular para solapar este debate en
nuestras comunidades, con el objetivo de seguir dando voz a estos colectivos y
crear las bases en todas las dimensiones de nuestras sociedades, y para
impulsar las políticas necesarias en la búsqueda de su plena integración.
Albert Mora afirma que en nuestras sociedades
conviven dos tipos de discursos dicotómicos; por un lado se “le exige a los
inmigrantes que se integren adaptándose a las pautas culturales, costumbres y
hábitos que consideramos propias de las sociedades avanzadas y desarrolladas”
(Mora, 2012:1), y por otro, “(…) la construcción social que hacemos del -otro
inmigrante- se inserta en estrategias de inferiorización orientadas a marcar la
distinción de ese otro con respectos a nosotros mismos” (Ibídem: 1). La participación social y política de los inmigrantes
no aparece en el imaginario colectivo como un requisito esencial para la
integración y, no obstante, constituye una de las dimensiones fundamentales
para lograr la integración ciudadana de este colectivo. El autor subraya la
necesidad de garantizar la participación social de los extranjeros en igualdad
de condiciones con respecto a los autóctonos, se establece como una condición
ineludible para la construcción de una sociedad plural que integre de forma
positiva el hecho migratorio.
Tal como subraya Tezanos, cuando confluyen tantos elementos
de vulnerabilidad, marginación y rechazo forman un cuadro, que en aspectos
generales, “tiende a perfilar en la sociedad española espacios muy
diferenciados de pertenencia cívica y de integración” (Tezanos, 2006:35). En
cuanto a la relación con la perspectiva personal, da lugar a trayectorias de
mayor riesgo de exclusión social.
martes, 22 de julio de 2014
La triada ciudadanía-inmigración-exclusión a debate parte 1
Ya Marshall formuló en el siglo
pasado el concepto contemporáneo de ciudadanía en su obra Ciudadanía y clase social (1949), como un estatus que se ha ido
adquiriendo con el paso del tiempo y se “ (…) otorga a los que son miembros de pleno derecho de una comunidad” (Marshall,
1997:312), disfrutarán de los mismos derechos y obligaciones. Los
derechos de ciudadanía entonces, deberían minimizar las tendencias a la
desigualdad que origina la economía de libre mercado.
La incorporación de los derechos sociales al concepto de
ciudadanía implicó que toda la sociedad tenía derecho a percibir una renta
razonable, independientemente de su posición social. Aunque sí matizando, que
estos derechos de ciudadanía y participación palian, pero no suprimen, las
desigualdades sociales que conlleva el capitalismo, al legitimar la
estatificación social. Sin embargo, al propiciar la redistribución de ciertos
recursos públicos, universalizando derechos de educación, de salud pública,
etc., pone en entredicho la soberanía del mercado. De ese conjunto de derechos
y oportunidades es del que quedan excluidos algunos ciudadanos. La
conceptualización de derechos y de responsabilidades está estrechamente
imbricada a la idea de ciudadanía.
El desarrollo de la ciudadanía moderna acabaría por producir la
reducción y redimensión de la diferencias de clase causadas por la asimétrica
posición en la estructura social y económica. Por tanto, el concepto de
ciudadanía contemporánea era un mecanismo por el cual se aminoraban las
desigualdades producidas por el sistema capitalista, pero no como resorte para
suprimirlas. Se infiere así que existe una relación implícita entre desarrollo
de la ciudadanía moderna y las desigualdades en las sociedades capitalistas, en
tanto que la primera legitima la presencia de la segunda, y lo hace como
contraprestación al status de
igualdad que se le suponía al ciudadano.
Podemos por
tanto entender la ciudadanía como el conjunto de prácticas que definen a una
persona como miembro de pleno derecho de una sociedad. En primer lugar, por su
sentido formal, como la persona poseedora de un pasaporte expedido por el
Estado y/o en segundo lugar, de un modo sustantivo, como el conjunto de
derechos que tienen “todos” los miembros de una comunidad política. De todo
esto subyace una cuestión fundamental, que sitúa la triada ciudadanía,
inmigración y exclusión que da título a este capítulo, como una ecuación
irresoluble. El inmigrante no es un ciudadano de pleno derecho, porque lo
condiciona la legislación vigente, aquella que lo diferencia en mayor medida a
los autóctonos, lo excluye. Por ello, se puede evidenciar la emergencia de
nuevos procesos de exclusión social, en virtud de los cuales “algunas personas
y grupos sociales se ven apartados y excluidos de la conquistas sociales que
definen el patrón de diudadanía establecido en el horizonte histórico”
(Tezanos, 2008:150).
Nos
encontramos con una perversa paradoja, donde en la medida en que crecian los
derechos de los ciudadanos bajo la protección del Estado de bienestar, no lo
hacía con la misma intensidad para los inmigrantes. Y actualmente donde se
están diluyendo y desapareciendo todos estos logros sociales, de igual manera,
son los inmigrantes los más afectados una vez más, infraclasificados. Son por
tanto, una parte de la ciudadanía que está apartada y olvidada, aunque
constitucionalmente existente. Es una omisión que priva de derechos y
oportunidades económicas, sociales, culturales, y por supuesto, jurídicas y
políticas a una parte muy considerable de la sociedad. Tal como afirma Tezanos
se puede establecer un paralelismo de la sociedad de nuestros días, con la
polis ateniense donde los esclavos y metecos tenían una reglamentación jurídica
y social diferenciada, o de igual modo, con la estigmación de los “intocables”
en la India, como paradigma de excluidos absolutos. Se está consiguiendo
normalizar esta diferenciación, y exclusión de los “otros inmigrantes”, y lo
hace como resultado (y excusa) de las consecuencias que está produciendo esta
crisis económica y financiera, que lo es igualmente de valores, de ética y de
moralidad.
La
inmigración de nuestros días se diferencia de otras épocas, por su interdependencia
a escala global. Ya no existen países emisores y países receptores, ya todos
comparten ambas condiciones, “no podemos dejar de tener presente que las
migraciones actuales son resultado de una de las graves paradojas de la
dinámica capitalista de nuestros días” (Rodríguez, 2006:93). En este contexto
multifactorial, la globalización enlazada con el renovado discurso neoliberal,
implanta una fagocitadota lógica competitiva, agudizando los riegos y efectos
de esta tendencia macroeconómica impuesta por la mayoría de las instituciones
políticas y económicas en el ámbito internacional. Las consecuencias del
incremento del desempleo se exteriorizan en más desigualdad y agudización de la
estratificación social. La exclusión social por tanto, obedece a unas características
subordinadas a las coyunturas laborales, económicas, legales, relacionales y
socio-políticas.
La
interdependencia económica y la movilidad de los principales factores
productivos, crean una situación de mejoras en eficiencia, productividad y
tecnología generando incrementos netos de riqueza a escala global, pero no dice
nada sobre la distribución ni de la equidad como principio organizativo. El
aumento de las diferencias entre países ricos y pobres, el deterioro del medio
ambiente, la pérdida de capacidad adquisitiva por parte de los trabajadores,
etc., son efecto, según Iñigo de Miguel (2012), de la brecha que ahora mismo
existe entre la organización del sistema económico y la que corresponde al
poder político. Este autor formula una serie de interrogantes analizando la
relación que existe entre la globalización, como hecho, y el globalismo como
ideología que sustenta el fenómeno, con la aparición de los grandes flujos
migratorios.
lunes, 21 de julio de 2014
Inmigración, mujer, empleo y exclusión social Parte 2
A continuación se recogen algunas aportaciones dentro
del objeto de estudio de referencia de mi Trabajo Fin de Grado. Una aproximación
a una parte de la amplia documentación existente, que sirve para revisar
algunas dimensiones estrechamente relacionadas. Más allá de articular una síntesis
del conocimiento académico existente, pretende servir como fundamento específico
para el proyecto de investigación. Una forma para poder obtener una discusión
permanente con estos autores y alcance de sus conclusiones.
3.4.-Emprendeduría
El Libro Verde de la Comisión Europea (2003) sobre el
espíritu empresarial, lo define como “la
actitud y el proceso de crear una actividad económica combinando la asunción
de riesgos, la creatividad y la innovación con una gestión sólida en una
organización nueva o en una ya existente”. En una sociedad en la que el acceso a la
independencia económica y el reconocimiento social se vehicula a través del
trabajo remunerado, los inmigrantes se enfrentan a una serie de barreras
asociadas a su situación. Podemos concebir la migración internacional como un
proceso interno del sistema global que está en contínua transformación.
Algunos autores argumentan que dentro de la conducta
emprendedora hay que diferenciar “dimensiones
corazón” y “dimensiones periféricas”
(Brunet, 2009:87). Las dimensiones corazón serían identificar oportunidades,
asumir riesgos y crear una nueva empresa. Por su parte, las dimensiones periféricas
consistirían en obtener recursos y utilizarlos eficientemente, realizando
innovaciones. De esta forma, las dimensiones corazón proporcionan una
definición vertebrada que especifica las condiciones mínimas para hablar de
conducta emprendedora. Mientras que las dimensiones periféricas describen esa
misma conducta, eficaz y eficiente que permite lograr el éxito en la creación
y gestión de una nueva empresa. Ambas dimensiones pivotan y giran en torno a
los mecanismos de mercado autorregulados hasta el punto de ser absolutamente
dependientes de éstos.
Otros autores sugieren “dos cuestiones bastante simples y cotidianas para explicar las
variaciones en el comportamiento emprendedor entre comunidades de inmigrantes”
(Rodríguez, 2007:36). En primer lugar, dicho comportamiento podría deberse a
los altos niveles de autoempleo que se dan en las comunidades de origen, lo que
muestra la importancia que sobre éste puede tener la experiencia empresarial
previa. En segundo lugar, a que los inmigrantes tienden a concentrarse en
aquellos Estados o países en los que existen mayores incentivos dedicados a la
creación e iniciativa empresarial, por lo que es más probable que acaben
creando su propio negocio.
3.5.-Perspectiva
de género
Centrados en la perspectiva de género, multitud de
estudios han advertido la creciente relevancia de la participación femenina en
los flujos migratorios internacionales. Se han analizado las razones que
originan estas migraciones, la función de la atracción que desempeña el mercado
de trabajo, las relaciones de género que subordinan las migraciones familiares
como las consecuencias económicas y culturales que “favorecen nuevas formas de
organización social, en los países de acogida y en los propios países de origen
de las migrantes” (Domínguez, 2011:101). En Canarias nos encontramos con la
particularidad de la vinculación histórica del archipiélago, con las costas
occidentales de África, y específicamente con la comunidad senegalesa. En el
estudio Migraciones de mujeres y
perspectiva de género: senegalesas en Canarias elaborado por J. Domínguez
indica una cierta feminización en la inmigración senegalesa y la presencia de
varias generaciones, lo que muestra el grado de cohesión de este grupo, “frente
al carácter más masculinizado y menos consolidado de la comunidad senegalesa en
el conjunto de España” (Ibídem: 101).
Este autor subraya la importancia de la migración independiente o familiar de
las senegalesas, su participación en el mercado de trabajo y el grado de
autonomía personal obtenido.
También se ha constatado la precariedad en la ocupación
de estas inmigrantes, “que sustituyen a las mujeres autóctonas en empleos poco
cualificados y mal pagados” (Guerra, 2006:49). Esta realidad las ha mantenido
durante mucho tiempo, totalmente invisibles, en un subsector juzgado como
marginal en la estructura ocupacional (servicio doméstico, limpieza, cuidado de
enfermos, etc.), además de la inherente incertidumbre que acompaña a estas
ocupaciones. La singular economía canaria además promueve una especialización
terciaria relevante referente a la ocupación femenina en el mercado laboral, “pues
a la feminización del sector servicios se añade la propia terciarización de la
estructura productiva de Canarias” (Ibídem:55).
Sin embargo, la realidad es que el papel que asumían hasta hace pocas fechas
las inmigradas en cuanto a facilitar la participación de la mujer autóctona en
el mercado de trabajo formal, deben situarse en el foco de atención en cuanto
conocer qué está ocurriendo en estos momentos con este fenómeno.
La feminización de la pobreza en la tierra está íntimamente
relacionada con la feminización de la emigración transnacional, así lo sostiene
Raquel Guerra en su artículo La inmigración
extranjera desde una perspectiva de género. La mujer inmigrante del siglo XXI
en Canarias, “cuando la decisión de emigrar responde a razones de
supervivencia y el país importador exhibe aspectos atractivos, todo obstáculo a
la migración es inevitablemente vencido” (Guerra, 2006:53). Estos procesos
migratorios, tal como apuntamos antes, suelen estar relacionados a estrategias
familiares, por lo que no deben reducirse a sólo un acto de autonomía personal.
Es por ello que siendo África un continente donde la mujer posee un papel
relegado en el seno de la estructura social, es muy significativo que no se
traduzca en un menor porcentaje de estos movimientos migratorios. Tras el boom
migratorio de 2006-2008, la emigración senegalesa hacia Canarias ya es mucho
menor, casi residual comparándola con esa etapa. La emigración se apoya en
redes sociales que se movilizan o no, en función de la apertura del mercado de
trabajo, y en estos momentos es notorio que son frenadas por el contexto económico
actual.
Mercedes Jabardo afirma que actualmente impera la lógica
de la modernización occidental, y sostienen que hasta los intelectuales
africanos piensan que su futuro pasa por incorporarse a las lógicas europeas y
a su modelo económico. Jabardo propone aplicar el modelo teórico de la economía
política al análisis de las migraciones contemporáneas en su estudio Las lógicas de la inmigración senegalesa en
España, y lo hace combinando una perspectiva histórica y multisituada: “el
estudio de las instituciones y de las estructuras macro con un enfoque centrado
en los actores sociales” (Jabardo, 2011:87). Esta autora afirma que se produce
una paradoja: un discurso cada vez más presente en Europa, en la necesidad de
repensar la economía como se ha estado haciendo hasta ahora. Es África la que
puede ofrecer modelos alternativos para pensar lo económico, donde emergen lógicas
de la reciprocidad y la redistribución de las que carece Occidente, como los
salarios colectivos o las asociaciones rotativas de ahorro observadas por
Rossander en su investigación en Canarias. Repartos que generan multitud de
redes básicas allí donde no existe el Estado de bienestar. Así lo afirma
igualmente Esther Massó en su estudio Migración
Senegalesa en España: (Matrias) de hospitalidad y cosmopolitismo, “los pueblos (o matrias) africanos, (…)
presentan unos valores y un bagaje cultural interesantes para aportar
soluciones a los problemas contemporáneos. Su experiencia de la migración, (…)
componen un mosaico de valores y tradiciones culturales especialmente
pertinentes en el paradigma civilizatorio de la globalización que vivimos hoy (…)”
(Massó, 2011:1163).
3.5.1-Cosmopolitas
y locales
La antropóloga Eva Ever Rossander ilustra a través
del texto titulado Cosmopolitas y locales,
un preciso análisis que traza tres dimensiones fundamentales para comprender a
los/as nuevos/as migrantes (transnacionales) en este contexto: la feminización
de la inmigración senegalesa, la lógica transnacional en las prácticas de las
inmigrantes senegalesas, y por último, la estructura de integración en las dinámicas
locales.
La mujer senegalesa abraza las costumbres
cosmopolitas, en tanto en cuanto éstas fomenten sus propios intereses económicos,
se constituyen como empresarias dinámicas, con evidentes competencias para lo
cultural y social. Por lo tanto, Ever
Rossander subraya que la mujer está
entrenada y socializada desde pequeñas a cuidar y mantener relaciones duraderas
con otra gente. Donde el estatus económico y social genera respetabilidad y
provee a las mujeres una posición prestigiosa, se guían por “ideales y
definiciones de bienestar económico (…), que en parte coinciden con criterios
globales de éxito económico y hábitos/esquemas de consumo” (Rossander,
2006:126). Por lo que la “integración de lo público con lo privado, lo profano
con lo sagrado y lo moral con las realidades de la vida es más cosas de las
mujeres que de los hombres” (Ibídem:129).
Afirma Ever Rossander que el “estatus
económico y social genera respetabilidad y proporciona a las mujeres una posición
prestigiosa entre su comunidad de origen” (Jabardo, 2006:121). Señala esta
autora cómo todo está “centrado alrededor del dinero: ganar, ahorrar e invertir”
(Ibídem:121). Mujeres con ambiciones
y estrategias comerciantes que le han permitido integrase en la comunidad
local, desde una independencia y libertad de acción notablemente mayor que
hubiera sido el caso de su país de origen.
domingo, 20 de julio de 2014
Inmigración, mujer, empleo y exclusión social Parte 1
A continuación se recogen algunas aportaciones dentro
del objeto de estudio de referencia de mi Trabajo Fin de Grado. Una aproximación
a una parte de la amplia documentación existente, que sirve para revisar
algunas dimensiones estrechamente relacionadas. Más allá de articular una síntesis
del conocimiento académico existente, pretende servir como fundamento específico
para el proyecto de investigación. Una forma para poder obtener una discusión
permanente con estos autores y alcance de sus conclusiones.
Los ítem desarrollados a continuación son algunos
estudios que han centrado su atención en las diferentes dimensiones del fenómeno
migratorio. En primer lugar, se comprueba la existencia de un consenso sobre el
factor más importante que explica y define la inmigración en Canarias. En
segundo lugar se exploran las estructuras asociativas de los senegaleses en
España, cómo se han configurado como un mecanismo de solidaridad y apoyo en la
integración sociopolítica de estas personas. A continuación se realizará una
breve recensión sobre el mercado laboral, las diversas variables implicadas, y
entendiendolo como una primera etapa de la plena integración social de los
inmigrantes. Igualmente es necesario aproximarse a las diversas causas de
naturaleza psicosocial y cultural que pueden ser concluyentes en el
comportamiento emprendedor de los inmigrantes, la participación femenina en el
mercado de trabajo y sus complejas relaciones de género en la propia organización
sociolaboral. Por último, se abordará la feminización de la inmigración
senegalesa, la lógica transnacional en las prácticas de estas mujeres y la
estructura de integración en las dinámicas locales.
3.1.-Causas
salida
El análisis de los factores que determinan los
movimientos migratorios son muy diversos, y en este sentido, tanto la finalidad
de los análisis como las herramientas usadas han progresado de forma relevante
desde que Ravestein “enunciara en 1885 The Laws of Migration en el marco de lo
que hoy conocemos como Modelos Migratorios Espaciales” (Hernández, 2005:71).
Ignacio Urquijo indaga en su trabajo Causas
de la emigración subsahariana, los motivos por los que un emigrante
subsahariano decide salir de su país, y lo hace desde diferentes perspectivas,
la más recurrente por causas económicas pero también otras igual o más
relevantes como el déficit de democracia, “la seguridad humana o la
conflictividad en la región como desestabilizantes económicos” (Urquijo,
2013:62). Aunque hay un consenso en las investigaciones realizadas en los últimos
años en atribuir la importancia de las variables económicas como “factores
determinantes de gran peso en la explicación de la inmigración en Canarias”
(Hernández, 2005:71).
3.2.-Asociacionismo
Las estructuras asociativas de los senegales en España
es el objeto de estudio de Joaquín Giró y Anna Mata. En este estudio se señala
la importancia de la forma asociativa como instrumento de sociabilidad e
identificación. En un primer momento, centrado en el ámbito asistencial, en la
regulación administrativa y búsqueda de trabajo y vivienda, para luego enfocar
el interés en la sensibilización sobre determinados aspectos de la cultura y
los de cooperación y codesarrollo con asociaciones comunitarias de Senegal.
Estos autores afirman que el asociacionismo senegalés tiene un valor añadido
que se vincula con la solidaridad, “que es el principio de existencia de las
redes (…) que recrean las asociaciones senegalesas de acuerdo a vínculos y
relaciones de parentesco, amistad y, sobre todo, de identidad comunitaria,
constituyéndose en un elemento simbólico de su cultura” (Giró, 2013:91).
Por tanto, el asociacionismo se configura como un
mecanismo de solidaridad y apoyo mutuo muy necesario, en una época de crisis
económica como la actual. La actividad asociativa de esta comunidad en España
es de gran intensidad (la más numerosa entre la migración subsahariana), y es a
través de ella como podemos averiguar “muchos elementos políticos de las
culturas senegalesas de origen, como muchos valores vinculados con la migración”
(Massó, 2011:1163). Estas asociaciones operan como sólidas estructuras autóctonas
y originales de integración sociopolítica, instrumentos clave del valor
tradicional africano. Estas asociaciones sirven para producir dinámica
comunitaria “entre la propia población senegalesa como para crear integración
en la sociedad de llegada (Ibídem:1165),
funcionan para todos los efectos como delegaciones consulares, en tanto referente
de sus emigrantes en España, además de representar una señal inequívoca de la
visibilidad pública de la identidad senegalesa en el país.
3.3.-Mercado
laboral
Los inmigrantes en España
atraviesan un largo y pedregoso proceso para encontrar trabajo, legalizar su
permanencia y no faltar a las renovaciones de los permisos sucesivos. “El
mercado de trabajo, la normativa y la acogida institucional pública son
parecidos en todo el territorio español, pero su realización concreta está
condicionada por el trato que se les da a escala local y por el tipo de
relaciones sociales que se establecen” (Sánchez, 2011:56). La inserción se
produce de la habitual forma dicotómica; unos la conciben como un hecho social
y otros como un problema social.
En los últimos años la inmigración
en Canarias ha estado muy relacionada con las transformaciones experimentadas
durante esta etapa por el mercado de trabajo regional. Tal como afirma María
del Carmen Díaz es su investigación Mercado
laboral y nuevos perfiles de la inmigración extranjera en Canarias, el fenómeno
de la inmigración se ha definido por su incremento numérico, su heterogeneidad
demográfica y laboral, además de su extensión por todas las islas.
A la habitual y conocida inmigración
residencial y de ocio europea (fundamentalmente alemana), propia de la condición
de destino del archipiélago, hemos visto que se ha incorporado desde finales
del siglo pasado “una inmigración económica extracomunitaria que tiene, no
obstante, una desigual implantación a escala insular” (Díaz, 2005:181). Algunos
autores, van más allá y señalan además la estrecha relación existente entre
turismo e inmigración, pues no se nos puede escapar el nicho que ha existido en
el sector de servicios turísticos, como en la construcción, muy vinculada a la
residencia de muchos jubilados europeos. “Esta combinación se muestra en
regiones como Murcia, las Islas Canarias, la Comunidad Valenciana y Andalucía,
(…) vinculada a la segunda residencia, (…) un sector turístico muy relevante”
(Cánoves, 2009:259).
Nos podemos encontrar en diversas investigaciones el
enfoque neoclásico frente a la nueva economía de la migración. Así lo sostienen
por ejemplo Anastasia Hernández y Carmelo León en su estudio Comportamiento del migrante internacional en
Canarias: enfoque neoclásico versus nueva economía de la migración. Por un
lado el enfoque de la economía neoclásica predice que el inmigrante es
permanente, y siempre en el caso que maximice las ganancias salariales, y por
otro lado, la nueva economía de la migración laboral, que sostiene que el
migrante se desplaza con el objeto de conseguir unos objetivos económicos muy
definidos. Estos objetivos que afectan a los ingresos familiares en su
conjunto, una vez alcanzados, esta persona retornará a su país de origen, por
todo ello se entiende que el migrante es circular y no permanente. Estos
autores analizan el comportamiento de los migrantes en Canarias, en relación
con las economías de origen y de destino.
Es aquí donde se sitúan las trayectorias vitales, las
pautas de comportamiento laboral y residencial, las inquietudes, las
perspectivas de futuro, los obstáculos, etc., se estructuran todos como
determinantes cuando “se trata de analizar el nivel de integración de una
comunidad en la sociedad de acogida y/o su voluntad de convertir la experiencia
migratoria en un medio para retornar al país de origen” (Díaz, 2010:577). El análisis
de una serie de datos de carácter demográfico expresa las particularidades de
los saldos migratorios con una mayor imbricación a la evolución de la economía
mundial. Tal como sostiene Josefina Domínguez en su estudio La inmigración extranjera en Canarias en el
cambio de siglo, las consecuencias biodemográficas que determinan todos
estos procesos impulsan “una mayor competencia por el empleo entre inmigrantes
y población autóctona” (Domínguez, 2006:471).
sábado, 19 de julio de 2014
70.000 titulados ocupan trabajos que no precisan ninguna formación
Artículo de Pilar Álvarez publicado en El País el 7 de julio de 2014.
Uno de cada tres titulados
universitarios españoles está empleado en un trabajo por debajo de su
cualificación. Es decir, terminaron una carrera y consiguieron un empleo para
el que no necesitaban esos estudios. España está a la cabeza de
sobrecualificación de Europa, seguida de cerca por Irlanda y Chipre, y muy por
detrás de la media comunitaria, con un 20%. Son algunos de los datos analizados
en el informe anual de
la fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), presentado este lunes.
Un estudiante japonés de
secundaria superior tiene un nivel de competencias similar al de un graduado
universitario español. El ejemplo lo ha citado el secretario general de
la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),
Ángel Gurría, para indicar que la calidad de la formación universitaria
española dista aún “mucho” de alcanzar la de otros países. Cada año se gradúan
en las universidades españolas 220.000 estudiantes, pero no siempre se cumplen
sus expectativas laborales.
Durante la presentación,
el secretario general de la OCDE ha alertado de que la situación de la
formación en España es “alarmante”. Los campus defienden que este desfase no se
debe a un problema de exceso de formación sino de crisis y falta de empleo El
porcentaje de parados entre españoles con estudios primarios incompletos y
aquellos con educación superior dista más de 27 puntos, entre el 43,32 % de los
primeros y el 15,77% de los titulados, según la Encuesta de Población Activa
(EPA). El ministerio prepara un mapa de empleabilidad para evaluar
la relación entre universidades y mercado de trabajo.
El informe La
contribución de las universidades españolas al desarrollo, de la fundación
CyD, señala que la cuarta parte de estos titulados contratados por debajo de su
cualificación en España se emplearon en tareas de contable y administrativo, en
restauración o como vendedores. Solo un 1,5% de los graduados universitarios
contratados en 2013 lo fueron para un puesto de director gerente. Y el 6%
realiza ocupaciones elementales para la que no se necesita ningún tipo de
estudio. En cifras absolutas, son unas 70.000 personas (37.000 hombres y 33.000
mujeres). Son casos como el de Félix Lete, de 32 años, que lo explica así de
claro: “Claramente no necesitaba estudios para lo que hago, podría valer cualquiera”.
Lete es licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad de Navarra, pero
trabaja recogiendo vasos en una discoteca de San Sebastián. “Empecé cuando
estaba estudiando y, como no encontré nada, volví tras seguir varios años en
proyectos de la universidad”. Asegura que gana 1.100 euros por tres días de
trabajo. “Me encantaría ser ingeniero y lo intento, pero cada vez salen más
titulados de las universidades mientras otros se quedan en paro con muchos años
de experiencia. Hay más demanda que oferta”.
El informe cruza los datos
más recientes de Eurostat y del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y
señala dos claves para explicar la situación española. Por un lado, España está
entre los países que más titulados superiores produce y, desde el otro extremo,
se sitúa entre las que menos empleo de alta cualificación demanda. Por
comunidades autónomas, las regiones en las que la contratación va más acorde
con la titulación son Navarra, Cataluña y Castilla-La Macha. A la cola se
sitúan Castilla y León, La Rioja y Asturias. Solo cuatro comunidades autónomas
han mejorado en el último año: Navarra, País Vasco, Canarias y Extremadura.
Modificar el desfase entre
cualificación y empleo es “especialmente complicado”, considera Martín
Parellada, coordinador general del informe de la fundación que preside Ana
Patricia Botín. Según este experto, la universidad está actuando
“proactivamente” para invertir esa tendencia revisando las bolsas de trabajo e
intentando adaptar los contenidos de su oferta educativa al mercado de trabajo.
El informe de la fundación recoge la experiencia de la Universitat Jaume I
(Castellón), que ha implantado un modelo de prácticas obligatorias integradas
que obliga a todos los estudiantes a graduarse con, al menos, una primera
experiencia laboral.
La Universidad Politécnica
de Madrid adaptó sus titulaciones al Espacio Europeo de Educación Superior (el
Plan Bolonia) tras consultar a empresas, colegios profesionales y agentes
sociales “sobre las necesidades de formación de los estudiantes para el mercado
de trabajo”, explica su rector, Carlos Conde. La primera promoción de graduados
de Bolonia acaba de salir, mientras que los datos de Eurostat analizan dos
franjas de edad que van de los 20 a los 54 años y de los 25 a los 62. Por ese
motivo, el rector de la Politécnica espera que el desfase entre la preparación
universitaria y el empleo obtenido se corrija en los próximos años. Las
encuestas que la Politécnica realiza a sus graduados señalan, según el rector,
que un 74% asegura estar empleado en consonancia con su titulación, aunque “se
sienten mal pagados”. Conde pone el acento en otro aspecto: “No se trata de
cualificación, sino de infraempleo”.
Lo mismo considera el
presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE),
Manuel López. “No se puede considerar que porque exista una escasa oferta de
empleo, se esté produciendo un exceso de cualificación”, señala. “Las
recomendaciones de la UE van hacia una mayor cualificación, lo que tenemos que
arreglar es el mercado laboral”.
Representantes de la Unión
Europea, de la OCDE y del Ministerio de Educación se reunieron ayer para
establecer un “plan de acción” para favorecer las posibilidades de empleo de
los jóvenes españoles, según anunció en la presentación del informe el ministro
de Educación, José Ignacio Wert. El secretario de Estado de Universidades,
Federico Morán, anunció que para antes de final de año tendrán listo un mapa
de empleabilidad en el que va a cruzar datos de la Seguridad Social
con el de titulados universitarios.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)