martes, 21 de mayo de 2013

Saskia Sassen: “Pedir sacrificios mientras se rescatan bancos es un abuso”

Artículo de María Benito publicado en El Confidencial el 19 de mayo de 2013


La socióloga Saskia Sassen ha sido galardonada esta semana con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por “su contribución a la sociología urbana y el análisis de las dimensiones social, económica y política de la globalización”. Esta profesora de la Universidad de Columbia (Nueva York), que obtuvo en 1991 el reconocimiento internacional con la publicación de La ciudad global sobre los nuevos espacios urbanos, se muestra muy crítica con el actual modelo financiero y con los efectos de las políticas de austeridad que se han puesto en marcha en Europa como consecuencia de la crisis. Sus últimos libros en español Territorio, autoridad, Derechos (Editorial Katz) y La nueva geopolítica,  publicado por CCCB (Casa de Caritat, Barcelona) este año. 
- ¿Es la globalización del modelo económico occidental la causa de la crisis?
Las crisis cíclicas forman parte del funcionamiento de una economía de mercados. Pero estamos viviendo  crisis que van mucho más allá de eso. La financiarización de una parte creciente de nuestras economías ha generado la inestabilidad extrema que estamos viendo. Otro factor a tener en cuenta es la reorientación de la política de Estado en todos nuestros países hacia la concesión de privilegios a la lógica financiera. Hay que diferenciar la lógica financiera de la bancaria: todos necesitamos préstamos: el estudiante que quiere avanzar su educación, la familia que compra una vivienda, la pequeña empresa que quiere aumentar la eficiencia de su proceso de producción, etc. Pero las finanzas son algo diferente: necesitan financiarizar otros sectores para obtener rentas y se está vendiendo algo que no se tiene. En eso reside su gran creatividad y su necesidad de invadir otros sectores. En la actualidad se han financiarizado las hipotecas, los préstamos para comprar coches, las tarjetas de crédito y también las deudas de gobiernos nacionales y municipales.
-En el debate sobre austeridad o crecimiento, ¿quién tiene razón? ¿Cuáles son las consecuencias de la austeridad?
Saskia Sassen. (EFE)
Creo que es crítico, importantísimo, impulsar el crecimiento económico. La llamada austeridad de estos años no ha funcionado y la modesta estabilidad que puede haber generado en algunos sectores se asienta sobre las espaldas de las familias y negocios que han sido expulsados de la economía. Se está produciendo un empobrecimiento radical y destructivo del tejido social y económico. Y ¿para qué? Para estabilizar el sistema financiero bajo el supuesto que eso es bueno para la economía. Pero no son dos temas distintos, la renta financiera y la economía. Se podría llegar a una unión fructífera de ambas aunque en las últimas décadas no se haya conseguido.
-¿Es razonable que se pida a los españoles que hagan sacrificios económicos, mientras con dinero público se rescatan bancos y comunidades autónomas?
No. Es un abuso del contrato entre el Estado y los ciudadanos.
-¿Cómo cree que está afectando la crisis a la estructura y las relaciones sociales a España?

Muy negativamente y en muchos aspectos. Quiero hacer hincapié en uno: está destruyendo una economía fuerte, de empresas industriales y comerciales de alta calidad con mercados globales. Tanto España como Italia tienen economías fuertes y las nuevas políticas que se están aplicando, que privilegian la renta (frente a la estabilidad)  financiera, las están destruyendo. Y eso va a ser difícil de recuperar, ya que la construcción de esas empresas y el desarrollo de un producto de alta calidad ha costado generaciones.
-¿Cómo habría que gestionar el malestar social que la austeridad provoca en España, Italia, Grecia y Portugal?
Estamos viendo procesos profundamente destructivos y va a costar mucho tiempo recuperarse. La alta tasa de suicidio en Grecia e Italia es un indicador claro. Existe el enorme riesgo de toda una nueva generación perdida, de que haya un espacio económico reducido, de que se deterioren infraestructuras físicas y sociales para la economía y la vida cotidiana. Y todo esto en nombre,  no tanto de la estabilidad económica, sino de la capacidad del sistema financiero para seguir consiguiendo una renta extremadamente alta. Como decía antes, todos necesitamos préstamos bancarios, pero lo que ha pasado en los últimos 30 años va mucho más allá: es una renta prodigiosa. El valor del capital financiero medido por los activos pendientes de pago de Estados Unidos era de 630 billones en el 2007, frente a los 54 billones a los que ascendía su Producto Interior Bruto. En el 2012 el PIB global había caído a 45 billones, pero el valor financiero de las deudas era superior el trillón. Este crecimiento se debe, en parte, a los préstamos enormes por parte de los gobiernos. Es decir, ¡al dinero de los ciudadanos!
-¿Qué opina del 15M y otros movimientos ciudadanos?
Es un movimiento importante. Yo lo veo como indicador de la quiebra del contrato social del estado liberal del siglo XX, que tuvo como uno de sus grandes triunfos el Estado del bienestar, el Estado regulatorio. En el centro de este proyecto de Estado se encuentra una amplia clase media, que es la que más se ha beneficiado del desarrollo, si bien fueron a menudo los movimientos sindicales los que lucharon duro para conseguirlo. Eso es lo que  empieza a quebrarse  en los últimos 20 años y ha estallado con esta generación de jóvenes. Ellos cumplieron con los requisitos (estudio, buena conducta, etc.) para construir una buena vida, obtener un buen  trabajo y labrarse un buen futuro. Pero el sistema y el Estado les han fallado, porque se han privilegiado en exceso los grandes intereses económicos. En ese sentido los que se han beneficiado de las desregulaciones han sido el sistema financiero y las grandes empresas globalizadas.
Creo que este movimiento ha contribuido a educar y hacer ver a un público amplio las distorsiones que se pueden ver en la gestión que hace el Gobierno de los impuestos de la ciudadanía. Creo que es un movimiento social, de recuperación de economías que aplican la lógica de la redistribución de los beneficios del crecimiento económico, como sucedía cuando surgió la gran clase media hacia la mitad del siglo XX en muchos países de occidente.
-¿Cómo se puede mantener un Estado del bienestar y la inversión en gasto social en el caso de estados como España que tienen un déficit que no pueden sostener?

Hay que determinar cuál es el origen del déficit, que varía en cada país. En el caso de EEUU, las guerras han jugado un papel importante. Privilegiar a sectores que no pagan todos sus impuestos o que reciben exenciones fiscales no ayuda. Pero creo que el déficit en muchos de nuestros países proviene de la excesiva captura de recursos por parte de ciertos sectores económicos. Esto se vio con gran claridad cuando estalló la crisis del 2008 y tantos recursos de los bancos centrales se desviaron al sector bancario, incluido el de las altas finanzas. En EEUU el Estado terminó transfiriendo al sector bancario y financiero  unos 7 billones de dólares… Y en la otra cara de la moneda vemos que no se está protegiendo a las pequeñas empresas que generan la gran mayoría de los puestos de trabajo. En el espíritu de la austeridad, se han eliminado muchísimos puestos de  trabajo en el Gobierno, lo que sirve para generar ingresos a corto plazo, pero que a largo solo lleva al hundimiento de la economía.
-Usted ha dicho que el estado neoliberal ha creado una clase media que no es capaz de hacer nada, en el sentido de que los jóvenes licenciados están sentados esperando a que el sistema vuelva a reclamarlos… ¿Se está expulsando a una generación muy preparada?
Lo que he dicho es que el Estado liberal, del bienestar, nos ha hecho a todos un poco consumidores de nuestra ciudadanía, de nuestros derechos….Y ya no sabemos cómo hacer, en el sentido de construir. Tenemos que relocalizar la función del crédito recuperando la pequeña banca, las cajas de ahorro. Para proyectos grandes se necesita a las grandes entidades, pero para la mayoría de la población de un país, la pequeña banca es suficiente. Y esto importa, porque la renta (el interés que obtiene la pequeña banca de los préstamos)  recircula en la comunidad. 
-¿Por qué cree que los jóvenes universitarios, una vez que se ha hundido el consumo, no son capaces de crear de forma activa sus propias formas de vida?
Creo que la sociedad está empezando a darse cuenta de esto, pero ¡no es fácil! En ese sentido el 15M,  a través del trabajo duro de ocupar, ha desarrollado capacidades para hacer –mantener la paz en el espacio ocupado, la comida para alimentar a todos. Eso va desarrollando capacidades sociales. Yo creo que lo que estamos viendo es un punto en una trayectoria que va ir desarrollándose, va a llevar tiempo y va a haber periodos de estancamiento, pero es una trayectoria que va más allá de lo que está sucediendo ahora.
-¿Cuáles son las principales consecuencias sociales del modelo neoliberal que dice se ha implantado en los países europeos?
La destrucción de pequeñas empresas de buena calidad, la destrucción de vecindarios a través de las ejecuciones hipotecarias, etc. También se destruye el tejido social. De esta forma se  va desintegrando el ensamblaje de lo económico, lo social, lo cultural…
-La inmigración es un fenómeno característico de la globalización, pero la crisis ha provocado que exista un rechazo creciente en Europa a los inmigrantes. ¿Cuáles son las consecuencias?
A lo largo de la historia siempre ha habido discriminación y odio hacia el inmigrante, pero también siempre ha habido algunos actores –inmigrantes y ciudadanos- que han luchado por su incorporación. Ese proceso implica el fortalecimiento y la mejora de los derechos de los ciudadanos. Esto va contra la interpretación que se hace en la actualidad de que darle derechos a los inmigrantes significa que perdemos. Yo he escrito un libro sobre esta dinámica histórica en Europa, un continente con racismos y odios muy fuertes. (Guests and Aliens, New York: New Press)

Artículo de María Benito publicado en El Confidencial el 19 de mayo de 2013

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