La
socióloga Saskia Sassen ha sido galardonada esta semana con el Premio
Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por “su contribución a la sociología
urbana y el análisis de las dimensiones social, económica y política de la
globalización”. Esta profesora de la Universidad de Columbia (Nueva York), que
obtuvo en 1991 el reconocimiento internacional con la publicación de La
ciudad global sobre los nuevos espacios urbanos, se muestra muy crítica con
el actual modelo financiero y con los efectos de las políticas de austeridad
que se han puesto en marcha en Europa como consecuencia de la crisis. Sus
últimos libros en español Territorio, autoridad, Derechos (Editorial
Katz) y La nueva geopolítica, publicado por CCCB (Casa de Caritat,
Barcelona) este año.
-
¿Es la globalización del modelo económico occidental la causa de la crisis?
Las
crisis cíclicas forman parte del funcionamiento de una economía de mercados.
Pero estamos viviendo crisis que van mucho más allá de eso. La financiarización
de una parte creciente de nuestras economías ha generado la inestabilidad
extrema que estamos viendo. Otro factor a tener en cuenta es la reorientación
de la política de Estado en todos nuestros países hacia la concesión de
privilegios a la lógica financiera. Hay que diferenciar la lógica financiera de
la bancaria: todos necesitamos préstamos: el estudiante que quiere avanzar su
educación, la familia que compra una vivienda, la pequeña empresa que quiere
aumentar la eficiencia de su proceso de producción, etc. Pero las finanzas son
algo diferente: necesitan financiarizar otros sectores para obtener
rentas y se está vendiendo algo que no se tiene. En eso reside su gran
creatividad y su necesidad de invadir otros sectores. En la actualidad se han financiarizado
las hipotecas, los préstamos para comprar coches, las tarjetas de crédito y
también las deudas de gobiernos nacionales y municipales.
-En
el debate sobre austeridad o crecimiento, ¿quién tiene razón? ¿Cuáles son las
consecuencias de la austeridad?
Saskia Sassen. (EFE) |
Creo
que es crítico, importantísimo, impulsar el crecimiento económico. La llamada
austeridad de estos años no ha funcionado y la modesta estabilidad que puede
haber generado en algunos sectores se asienta sobre las espaldas de las
familias y negocios que han sido expulsados de la economía. Se está produciendo
un empobrecimiento radical y destructivo del tejido social y económico. Y ¿para
qué? Para estabilizar el sistema financiero bajo el supuesto que eso es bueno
para la economía. Pero no son dos temas distintos, la renta financiera y la
economía. Se podría llegar a una unión fructífera de ambas aunque en las
últimas décadas no se haya conseguido.
-¿Es
razonable que se pida a los españoles que hagan sacrificios económicos,
mientras con dinero público se rescatan bancos y comunidades autónomas?
No.
Es un abuso del contrato entre el Estado y los ciudadanos.
-¿Cómo
cree que está afectando la crisis a la estructura y las relaciones sociales a
España?
Muy
negativamente y en muchos aspectos. Quiero hacer hincapié en uno: está
destruyendo una economía fuerte, de empresas industriales y comerciales de alta
calidad con mercados globales. Tanto España como Italia tienen economías
fuertes y las nuevas políticas que se están aplicando, que privilegian la renta
(frente a la estabilidad) financiera, las están destruyendo. Y eso va a
ser difícil de recuperar, ya que la construcción de esas empresas y el
desarrollo de un producto de alta calidad ha costado generaciones.
-¿Cómo
habría que gestionar el malestar social que la austeridad provoca en España,
Italia, Grecia y Portugal?
Estamos
viendo procesos profundamente destructivos y va a costar mucho tiempo
recuperarse. La alta tasa de suicidio en Grecia e Italia es un indicador claro.
Existe el enorme riesgo de toda una nueva generación perdida, de que haya un espacio
económico reducido, de que se deterioren infraestructuras físicas y sociales
para la economía y la vida cotidiana. Y todo esto en nombre, no tanto de
la estabilidad económica, sino de la capacidad del sistema financiero para
seguir consiguiendo una renta extremadamente alta. Como decía antes, todos
necesitamos préstamos bancarios, pero lo que ha pasado en los últimos 30 años
va mucho más allá: es una renta prodigiosa. El valor del capital financiero
medido por los activos pendientes de pago de Estados Unidos era de 630 billones
en el 2007, frente a los 54 billones a los que ascendía su Producto Interior
Bruto. En el 2012 el PIB global había caído a 45 billones, pero el valor
financiero de las deudas era superior el trillón. Este crecimiento se debe, en
parte, a los préstamos enormes por parte de los gobiernos. Es decir, ¡al dinero
de los ciudadanos!
-¿Qué
opina del 15M y otros movimientos ciudadanos?
Es
un movimiento importante. Yo lo veo como indicador de la quiebra del contrato
social del estado liberal del siglo XX, que tuvo como uno de sus grandes
triunfos el Estado del bienestar, el Estado regulatorio. En el centro de este
proyecto de Estado se encuentra una amplia clase media, que es la que más se ha
beneficiado del desarrollo, si bien fueron a menudo los movimientos sindicales
los que lucharon duro para conseguirlo. Eso es lo que empieza a
quebrarse en los últimos 20 años y ha estallado con esta generación de
jóvenes. Ellos cumplieron con los requisitos (estudio, buena conducta, etc.)
para construir una buena vida, obtener un buen trabajo y labrarse un buen
futuro. Pero el sistema y el Estado les han fallado, porque se han privilegiado
en exceso los grandes intereses económicos. En ese sentido los que se han
beneficiado de las desregulaciones han sido el sistema financiero y las grandes
empresas globalizadas.
Creo
que este movimiento ha contribuido a educar y hacer ver a un público amplio las
distorsiones que se pueden ver en la gestión que hace el Gobierno de los
impuestos de la ciudadanía. Creo que es un movimiento social, de recuperación
de economías que aplican la lógica de la redistribución de los beneficios del
crecimiento económico, como sucedía cuando surgió la gran clase media hacia la
mitad del siglo XX en muchos países de occidente.
-¿Cómo
se puede mantener un Estado del bienestar y la inversión en gasto social en el
caso de estados como España que tienen un déficit que no pueden sostener?
Hay
que determinar cuál es el origen del déficit, que varía en cada país. En el
caso de EEUU, las guerras han jugado un papel importante. Privilegiar a
sectores que no pagan todos sus impuestos o que reciben exenciones fiscales no
ayuda. Pero creo que el déficit en muchos de nuestros países proviene de la
excesiva captura de recursos por parte de ciertos sectores económicos. Esto se
vio con gran claridad cuando estalló la crisis del 2008 y tantos recursos de
los bancos centrales se desviaron al sector bancario, incluido el de las altas
finanzas. En EEUU el Estado terminó transfiriendo al sector bancario y
financiero unos 7 billones de dólares… Y en la otra cara de la moneda
vemos que no se está protegiendo a las pequeñas empresas que generan la gran
mayoría de los puestos de trabajo. En el espíritu de la austeridad, se han
eliminado muchísimos puestos de trabajo en el Gobierno, lo que sirve para
generar ingresos a corto plazo, pero que a largo solo lleva al hundimiento de
la economía.
-Usted
ha dicho que el estado neoliberal ha creado una clase media que no es capaz de
hacer nada, en el sentido de que los jóvenes licenciados están sentados
esperando a que el sistema vuelva a reclamarlos… ¿Se está expulsando a una
generación muy preparada?
Lo
que he dicho es que el Estado liberal, del bienestar, nos ha hecho a todos un
poco consumidores de nuestra ciudadanía, de nuestros derechos….Y ya no sabemos
cómo hacer, en el sentido de construir. Tenemos que relocalizar la función
del crédito recuperando la pequeña banca, las cajas de ahorro. Para proyectos
grandes se necesita a las grandes entidades, pero para la mayoría de la
población de un país, la pequeña banca es suficiente. Y esto importa, porque la
renta (el interés que obtiene la pequeña banca de los préstamos)
recircula en la comunidad.
-¿Por
qué cree que los jóvenes universitarios, una vez que se ha hundido el consumo,
no son capaces de crear de forma activa sus propias formas de vida?
Creo
que la sociedad está empezando a darse cuenta de esto, pero ¡no es fácil! En
ese sentido el 15M, a través del trabajo duro de ocupar, ha desarrollado
capacidades para hacer –mantener la paz en el espacio ocupado, la comida
para alimentar a todos. Eso va desarrollando capacidades sociales. Yo creo que
lo que estamos viendo es un punto en una trayectoria que va ir desarrollándose,
va a llevar tiempo y va a haber periodos de estancamiento, pero es una
trayectoria que va más allá de lo que está sucediendo ahora.
-¿Cuáles
son las principales consecuencias sociales del modelo neoliberal que dice se ha
implantado en los países europeos?
La
destrucción de pequeñas empresas de buena calidad, la destrucción de
vecindarios a través de las ejecuciones hipotecarias, etc. También se destruye
el tejido social. De esta forma se va desintegrando el ensamblaje de lo
económico, lo social, lo cultural…
-La
inmigración es un fenómeno característico de la globalización, pero la crisis
ha provocado que exista un rechazo creciente en Europa a los inmigrantes.
¿Cuáles son las consecuencias?
A
lo largo de la historia siempre ha habido discriminación y odio hacia el
inmigrante, pero también siempre ha habido algunos actores –inmigrantes y
ciudadanos- que han luchado por su incorporación. Ese proceso implica el
fortalecimiento y la mejora de los derechos de los ciudadanos. Esto va contra
la interpretación que se hace en la actualidad de que darle derechos a los
inmigrantes significa que perdemos. Yo he escrito un libro sobre esta dinámica
histórica en Europa, un continente con racismos y odios muy fuertes. (Guests
and Aliens, New York: New Press)
Artículo de María Benito publicado en El Confidencial el 19 de mayo de 2013
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